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Aegon estaba sentado en la cama y yo estaba frente a él limpiándole las heridas, de la nariz no paraba de salir sangre y tenía pequeños cortes alrededor de su preciosos rostro.

- Auch!- gimoteó de dolor, yo estaba limpiándole la zona con una gasa mojada en agua oxigenada.

- Quién te lo hizo?

Agarré su mentón y lo subí hacia arriba para tener más espacio y mejor cercanía en la cara, estábamos a escasos metros, pero no me importaba.

De vez en cuando me daba el lujo de observar su increíble belleza de  escultura griega, luego volvía a mirar las heridas.

- No importa...

Musitó entre dolor, yo ahora coloqué una pequeña gasa en la piel herida para taponar una de las múltiples cortadas.

- Aegon, si me importa.- mi voz sonó demasiado demandante y el rubio removió la cabeza de mi agarre para mirar a otro lado.

Se veía tan jodidamente atractivo que quería romperle el resto de la cara.

- Tuve una pelea con un tarado, nada más...- por la manera en la que sus ojos se ocultaba de los míos sabía que algo más tenía que haber.

- Mírame.- ordené y el solo alzó la vista, sus ojos vagaron con nerviosismo en la habitación.

- Por favor Jace...- suplicó.

Un escalofrío me recorrió la columna al oír el tono de voz suplicante de Aegon, me mordí el labio ignorando todas estas cuestiones y volví a curarle las lesiones.

- Deberías de ir a que un médico te vea...- ahora estaba retirando los restos de sangre de su nariz, el gimió de dolor.- Yo sé curarte pero no soy profesional.- sus manos frías agarraron las mías, estaba gimiendo del ardor.

- No podría soportar el dolor...- volvió a quejarse.

- Lo estás haciendo conmigo.

- Exacto, tu eres tú.

Una tensión se instaló en el lugar, ambos nos sumergimos de lleno en una burbuja privada... Ninguno dijo nada, yo sentía que me iba a derretir si seguía escuchando a Aegon hablar así.

Desde cuándo Aegon me apreciaba? Por qué de repente decía esas cosas ? Tal vez la pregunta era por qué esas cosas me hacían vibrar y estallar una sensación de incontrolable euforia en mi interior.

No comprendía ni quería comprender absolutamente nada.

- Perdón...- la voz suya estaba totalmente quebrada, yo dejé de limpiar sus heridas para mirarle.

- Por qué pides perdón?- Ladeé la cabeza incrédulo, no entendía el porque tan repentino de “Perdón”

- Por estar molestándote, no tendrías que estar curando las heridas de un mentecato como yo.- algo en mi interior se derritió ante eso, solté una risa débil, esa versión de Aegon me estaba sorprendiendo.

- No me molesta estar ayudándote, solo que... Me preocupo.- me fijé que quedaba tan solo la herida del labio, tenía una pequeña raja en él y había sangre brotando alrededor.

- Te preocupas por mí?- sus labios se curvaron en una sonrisa atrevida, luego desapareció por el dolor de sus heridas.

- Cállate o te tiro alcohol encima de la herida.- Aegon se quedó en silencio.

Volví a posicionar mi mano en su mentón, la tensión apareció de nuevo entre nosotros; alcé su cara y me encontré con sus ojos, el los retiro.

Miré sus labios y empecé a limpiar con cuidado las lesiones, una corriente eléctrica me tambaleó el cuerpo ante esa acción.

Mi mente estaba flotando en otras cosas para no darme cuenta de mis reacciones con Aegon, me sentía extrañamente bien con él y era un bienestar que era peligroso.

Sus labios se entreabrieron para soltar un jadeo quejumbroso del dolor.

- Si haces algún ruido me vas a mover y te puedo hacer más daño.- miré con concentración sus labios, el empezó a hiperventilar y ningún sonido se escapó de sus labios.

- Estás nervioso?

Le quité la gasa del labio para que pudiese responder.

- Duele...

Después de haber terminado de arreglar el desorden que alguien había dejado en su cara me percaté de que tenía los nudillos ensangrentados y había sangre en la camiseta (aquella no era de la nariz)

- Dónde tienes más heridas?- le miré con preocupación, el solo giró la cabeza.

- Da igual...

- Aegon no da igual, dime, donde tienes más heridas.- repetí.

- Jace...

- Quitate la camiseta y túmbate, de seguro tienes en el pecho.- señalé con recelo las pequeñas manchas de sangre de su camiseta.

Un repentino rubor fue a la pálida cara de Aegon, así le hacía lucir algo más lindo.

Me hizo caso y se quitó con delicadeza la prenda de ropa, yo observé su pecho expuesto con determinación.

Tenía moretones y otras heridas.

Acerqué mi mano a los hematomas, Aegon se estremeció ante el tacto; su piel era fría, pero suave como el algodón. Retiré la mano, demasiada electricidad azotó la palma de mi mano.

-  Qué mierda te hicieron?- miraba con dolor y pena las marcas que abultan su piel, el solo sonrió.

- Te puedo asegurar que el contrincante quedó peor o igual.- su tono de voz volvía a ser el mismo, arrogante y con desprecio, me decepcioné en silencio... Me había agradado la parte “amable” de Aegon.

- Aún así esto no está bien, mira como te han dejado.- me mordí el labio, aegon miraba al suelo.

Agarré su mano firmemente para limpiar la sangre de los nudillos, sus manos estaban heladas, pero aún así me ardieron al tacto.











El rubio estaba tumbado en la cama y yo sentando a su lado, estábamos viendo algo en la televisión en total silencio, pero un silencio cómodo.

Tan solo se escuchaba la respiración de Aegon, que poco a poco se volvió más densa y al voltearme en su dirección vi que estaba durmiendo plácidamente.

Me alejé con disimulo y lentitud de la cama, el gimoteó, sería relacionado con su sueño por lo que seguí hasta acostarme en mi cama.

The Beach  ( Jacegon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora