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Me encontraba realmente cansado, llevaba una semana ajetreada entre los entrenamientos y los estudios terminaba agotado y sin tiempo para leer.

Aegon y yo no habíamos vuelto a conversar sobre ninguna película o serie, él solía llegar a horas tardes y yo ya estaría durmiendo alrededor de esas horas.

- Jace, me estas prestando atención?- la voz de Baela me sacó de mi cómodo trance, volví a la realidad y me lamenté de ello.

Estábamos en medio de las clases de matemáticas y yo no entendía un ejercicio, Baela se prestó a ayudarme ya que Rhaena no dominaba está asignatura (la primera cosa que Rhaena no hacía bien)

Ya le había advertido que hacerme entender matemáticas era un trabajo complicado, no sabía ni hacer una división correctamente, me avergonzaba de ello, pero era bueno en otras tareas.









Me dirigía rumbo a la cafetería; el timbre había sonado y eso era el inicio de nuestro pequeño descanso para comer.

A lo lejos podía ver a Daeron, Cregan y las hermanas sentados esperando por mí. Una mano fría se posó en mi antebrazo con rudeza y me paró en seco.

Al guiar la mirada hacia la dirección me topé con los ojos verdes de Aegon, la diferencia de altura entre ambos creo un aura de menor tensión.

- Te vas a presentar a tenis?- fue lo que se escapó de sus labios, me pareció ridículo que me parase para ello, las miradas curiosas de mis “amigos” se estancaron en mi, el agarre de mi antebrazo se disipó.

- Sí, cómo lo sabes?

- Tengo mis contactos...- se relamió los labios, a juzgar por su actitud se veía realmente incómodo y molesto por la anterior respuesta mía.- No sabía que te gustase el tenis, de hecho, no sabía que fueses bueno en algo.- sonrío con mofa y yo puse los ojos en blanco.

- Normal, no sabes una mierda de mí...- escupí con arrogancia, sus labios sonrieron, supuse que mi reacción le hubiese generado algo de gracia.

- Sé que te gusta Harry potter y que eres de Gryffindor.- la sonrisa seguía en sus labios. Parecía estar burlándose de mi.

- Lo sabes desde hace 3 o 4 días.- la arrogancia seguía presente en mi, al igual que la mirada examinadora de el rubio que me hizo estremecerme.

- Bueno, siempre es la primera vez para todo... No?- una sonrisa juguetona apareció en la comisura de sus labios, la cual le hizo irradiar belleza y atracción, yo puse los ojos en blanco y fui a sentarme a comer con mis nuevos amigos (creo que me consideraban sus amigos)

- Qué demonios hacías hablándote con Aegon?- Cregan habló en un susurro, como si lo que estuviese diciendo fuese un terrible secreto.

- Le conocéis?

Me reí.

Me parecía estúpido que una persona tan idiota como él fuese conocido en el lugar.

- Es Aegon, todos le conocen...- mi cerebro no era capaz de procesar aquello, pero igualmente traté.- Es popular entre las chicas y aparte es....- se hizo un silencio incómodo en la mesa, yo le di un sorbito a mi batido de chocolate. - el mejor amigo de Criston y su grupito...- vale, de seguro mi expresión reflejaba la sorpresa en si misma, porque todos se quedaron sorprendidos mirándome.

- Aegon es amigo de Criston? Pero, Criston el que juega al tenis y se cree mafioso?- el batido tembló en mis manos.

Los demás solo asintieron, yo me di la vuelta volviendo a mirar a mi tío.

- De qué os conocéis?- Baela intervino.

- Es mi tío.

- QUÉ?!

Gritó Rhaena con histeria, varios alumnos giraron por el chillido de la susodicha, yo me arrepentí de confesar aquello.

- Vale, ya sé que suena bastante... Extraño, pero es la verdad y creedme que a mí tampoco me gusta.- volví a beber de mi batido y Rhaena le dió un mordisco nervioso a su manzana.

- Pues el parecía estar bastante divertido hablando contigo.- musitó Daeron.

- Para nada...- reí con sarcasmo.- es su actitud, siempre tiene esa estúpida sonrisa en los labios, pero en realidad te odia hasta la médula...- volví a dar un sorbo a mi bebida.

- Siempre ha sido así?- Cregan habló con curiosidad. - Un psicópata desde nacimiento...- añadió con humor Rhaena, yo sonreí.

- Bueno, es confuso, cuando éramos pequeños no era así...- volví a dar un gran trago a mi vaso.- si es cierto que nos empezamos a odiar del todo a los 14 años de edad, pero nuestra relación dejó de ser tan afectuosa a la edad de los 12.- todos me miraron atentos y con interés.

- Y ya está?

Rhaena masticaba un trozo de su manzana, yo no entendía que quería que le dijese, así que solo me limité a beber y observar.

- Fue así de simple? No hubo ninguna pelea o algo crucial?- Baela jugaba con un pedazo de fruta entre sus manos.

Mi corazón se desbordó, no quería ni me veía capaz para explicar detalladamente la ruina de nuestra familia, fue bastante dolorosa y traumática para mí... Debido a mi papel del inquebrantable hermano mayor, varios recuerdos aparecieron espontáneamente en mi cabeza haciendo que mi cuerpo se tambalease un poco.

- No, fue así de simple.- mentí y esto pareció haberles convencido.
Para mí suerte Rhaena sacó un nuevo tema de conversación, sobre un reciente chisme, sobre la relación amorosa de dos estudiantes (dejé de escuchar ya que ese tema no me importaba mucho)











El entrenamiento de tenis me dejó exhausto, notaba que las piernas me pesaban, ya estaba preparado para las múltiples quejas y preguntas de Aegon... Pero me sorprendí, que hasta exclamé un leve “oh...” al ver que Aegon aún no estaba en las habitaciones.

Luego aclaré que así sería mejor, me relajaría la ducha y luego la lectura; lo más probable es que Aegon llegase a la madrugada o incluso que ni siquiera llegase.

Hoy mi ducha fue rápida y con el agua totalmente congelada, mis músculos lo pedían a gritos.

Una vez me senté en la cama y abrí el libro, la puerta se abrió (parecía ser una broma cósmica)

Aegon entró dando tumbos y apestando a alcohol, mierda... Se veía jodidamente guapo, tanto que tuve que observar varias veces su aspecto.

El pelo desbaratado (aunque igual de brillante y sedoso que siempre), llevaba un suéter verde que estaba puesto con rapidez, ya que estaba algo subido en la parte baja y dejaba a la luz su cintura con color nívea, luego su pantalón estaba algo mal puesto.

Al entrar una sonrisa fugaz aprisionó sus labios, sentí que me derretia, después apartó su mirada de mi y se metió a bañar.

Estaba mal apreciar la belleza de un familiar al que odias? Por supuesto que no.

Entonces porque cada vez que apreciaba en silencio la gracia de mi tío, sentía que hacía algo prohibido e impensable...?

The Beach  ( Jacegon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora