𝟷𝟺

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Jin Sik regresó a clases seis semanas después de la muerte de Niran. Las sesiones con el psicólogo habían sido de bastante ayuda para lograr que su ánimo se fuera estabilizando poco a poco.

Eun y Won, a pesar de haber tenido diferentes posturas respecto a la amistad de Jin Sik con Niran, decidieron apoyar a su amigo, puesto que ambos habían estado muy preocupados por él.


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El primer día que Jin Sik asistió a clases, Eun y Won estuvieron a su lado. No se separaron de él e intentaron distraerlo hablando sobre cualquier tontería. Todo iba bien hasta que Jin Sik vio a Achara. Durante algunas horas había conseguido olvidar lo miserable que se sentía, pero, al verla, la realidad le golpeó con fuerza.

Sus amigos se dieron cuenta de inmediato de que algo no iba bien.

―¿Achara te recuerda a Niran? ―preguntó Won, ganando un manotazo por parte de Eun―. ¡Ay, no me pegues! Sólo quiero saber si es necesario evitar a Achara de ahora en adelante.

―No ―murmuró Jin Sik. Una sonrisa melancólica se extendió por su rostro―. Niran nunca se pareció a su hermana. Era más hermoso que ella. 

Won abrió los ojos como platos.

―¿Ha dicho "hermoso"? ―inquirió, mirando a su hermano.

Eun también estaba sorprendido, pero guardó silencio.


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La maldad no tiene una explicación lógica. Nadie pudo encontrar una justificación para lo que hizo Achara.

Una mañana, al llegar a la escuela, Jin Sik encontró los emails que le había escrito a Niran decorando la vitrina de los trofeos y la mayoría de los diarios murales. Los sentimientos que él guardaba para sí mismo habían sido cruelmente expuestos, lo que le resultó muy duro y traumático.

Nunca encontraron al responsable, pero Jin Sik y sus amigos sabían que había sido Achara.

Won fue el primero en tomar cartas en el asunto. Buscó inmediatamente a Achara para enfrentarse a ella. Su hermano fue tras él, preocupado por lo que pudiera decir.

Achara estaba en el patio, conversando animadamente con su séquito de amigas, cuando Won la encontró. 

―¿Qué pretendes conseguir con esto, maldita zorra? ―le gritó Won, furioso, arrojándole una hoja con uno de los emails impreso en ella―. ¿Acaso quieres matar a Jin Sik?

Achara se rió y sus amigas la imitaron.

―¿Por qué crees que fui yo?

―Porque eres la única psicópata que conocemos ―dijo Jin Sik, uniéndose a la discusión.

Won lo empujó hacia un lado.

―Yo me encargo ―le espetó.

Eun intentó llevarse a Jin Sik de allí, pero el chico se resistió.

―¿Acaso ahora tienes un novio nuevo? ―se burló Achara―. Superaste muy rápido a mi hermanito. 

Una multitud se había reunido en torno a ellos.

―Hackeaste el correo electrónico de tu hermano muerto porque sientes envidia ―afirmó Jin Sik.

Achara frunció el ceño.

―¿Envidia de qué? ―inquirió.

―Sabes que nadie te amará como yo amo a Niran ―prosiguió Jin Sik―. Eres un monstruo. Nadie podría sentir amor por ti.

Todos los presentes ahogaron exclamaciones de sorpresa.

―Es ridículo ―replicó Achara, intentando disimular su malestar.

Achara era malvada, pero sólo tenía diecisiete años. Lo que Jin Sik había dicho consiguió herirla.

―Sólo estoy diciendo la verdad ―dijo Jin Sik, encogiéndose de hombros. Después miró a las personas que los observaban y añadió―: Supongo que más de alguno leyó mis emails privados. No me avergüenzo de que lo hayan hecho. ¿Desde cuándo es un crimen amar a alguien?

Nadie habló. Incluso Eun y Won estaban impactados. Aquel Jin Sik les parecía mucho más aterrador que el Jin Sik frágil y deprimido. Los hermanos nunca habían visto a Jin Sik hablar con tanta convicción.

De pronto, Achara comenzó a aplaudir. El combate no había terminado. Achara no estaba dispuesta a perder.

―Precioso discurso, Ham ―lo felicitó, pero era evidente que había veneno en la falsa dulzura de su voz―. Ahora que Niran está muerto es muy fácil decir todas esas lindas palabras.

―¿Disculpa...? ―balbuceó Jin Sik. 

―Ahora es sencillo proclamar tu amor por mi hermano a los cuatro vientos ―continuó Achara, sonriendo―. Ah, pero cuando Niran vivía..., las cosas eran diferentes. Jamás hubieras sido capaz de decir algo así porque eres una rata cobarde.

―No es cierto ―musitó Jin Sik, visiblemente afectado.

―Vámonos ―le rogó Eun a su amigo, tirando de la manga de su camisa. Pero fue como si Jin Sik no lo hubiera escuchado.

―Admítelo, Ham Jin Sik ―lo desafió Achara―. Te avergonzabas de mi hermano, igual que yo. Y ahora intentas actuar como un novio enamorado para dejar de sentirte culpable.

―¡No estoy actuando! ―gritó Jin Sik. Sus ojos brillaban a causa de las lágrimas acumuladas y sus mejillas habían adquirido una fuerte tonalidad rojiza.

―Eras la única luz en la vida de mi hermano. Él te adoraba. ¿Sabes cuánto se hubiera alegrado de oírte decir que lo amas? Pero preferiste guardar el secreto. Jugaste con sus sentimientos ―sentenció Achara, implacable―. No eres mejor que yo. También eres un monstruo.

Jin Sik negó con la cabeza, pero fue incapaz de hablar.

―Escuché la última discusión que tuviste con Niran ―remató Achara―. ¿Quieres saber cómo se sintió Niran después de lo que le dijiste?

―Por favor, detente ―le pidió Eun a Achara.

―¿Por qué? ¿Acaso Jin Sik no es lo bastante fuerte para resistir la verdad?

Jin Sik estaba a punto de ponerse a llorar.

―Vamos, Jin ―dijo Won, rodeando los hombros de Jin Sik con un brazo.

―Sí, Jin Sik. Vete con tus verdaderos amigos. Huye de la verdad. Huye de mí ―le espetó Achara, riendo. 

Entonces Jin Sik ya no pudo resistir más y empezó a llorar frente a todos.

𝑺𝒂𝒗𝒆 𝒀𝒐𝒖 | 𝐽𝑖𝑛 𝑆𝑖𝑘 | 𝐱𝐢𝐤𝐞𝐫𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora