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Achara regresó a la mansión a las cuatro de la madrugada. El salón principal estaba vacío. Sus padres no estaban por ninguna parte, aunque no se sorprendió, puesto que ellos solían desaparecer cuando había problemas.

La chica subió las escaleras y fue a su habitación. Presionó el interruptor para encender la luz... y se encontró una sorpresa.

―Eres como el villano de una película ―se quejó para disimular su asombro.

―Tuve a la mejor maestra ―respondió Niran, quien estaba recostado en la cama de su hermana, jugando con una navaja.

―¿Viniste a darme las gracias? ―se burló Achara―. La muerte te sentó de maravilla. Ya no eres un torpe chico ciego. ¡Felicitaciones!

―Sí, la verdad es que estoy muy agradecido de que me dejaras morir desangrado después de que un animal rabioso me atacara ―replicó Niran con sarcasmo.

―Ay, no seas resentido ―dijo Achara.

―¿Resentido? ―se extrañó Niran. Su mirada era tan fría como la de Achara―. Tranquila. No estoy enfadado. Eres mi hermana y te quiero, así que por eso me he tomado la molestia de venir a darte un consejo.

Achara se rió, pero no fue una risa feliz. En el fondo, estaba nerviosa. Después de todo, era su hermano quien sostenía una navaja.

―¿Un consejo? ―inquirió Achara, fingiendo curiosidad.

Niran se puso de pie y caminó lentamente hacia su hermana.

―Deberías irte de la ciudad ―dijo Niran.

―¿Disculpa?

―Sólo es un consejo. Tómalo si quieres vivir ―le espetó Niran.

―¿Me estás amenazando? ―exclamó Achara, atónita.

Niran se encogió de hombros.

―Puedes interpretarlo como quieras. No me importa.

―Podría gritar ahora mismo ―lo amenazó Achara, furiosa―. Si lo hago, nuestros padres llamarán a la policía.

―Y los agentes encontrarán tu cadáver ―repuso Niran con calma―. También me parece un buen plan, así que adelante. Grita con todas tus fuerzas. Tal vez serías una excelente "reina del grito".

―¿Qué quieres de mí, Niran? ―preguntó Achara, desafiante. No estaba dispuesta a permitir que su hermano viera que comenzaba a asustarla.

―Ya te lo dije, princesa. Quiero que te largues de esta ciudad. Convence a nuestros padres. Lárguense de aquí y jamás vuelvan. No quiero volver a verlos.

Achara enarcó una ceja, suspicaz.

―¿Estás haciendo esto por Jin Sik?

―¿Qué? ¿Jin Sik? Esto no tiene que ver con él. Esto entre tú y yo ―sentenció Niran con firmeza. Pero no era tan bueno con las mentiras como su hermana mayor.

―Sí, claro. Ahora que lo pienso..., comencé a recibir extraños mensajes justo después de mi pequeña travesura ―replicó Achara, esbozando una sonrisa cruel―. Así que todo este tiempo fuiste tú, hermanito. Admito que estoy impresionada.

―Te lo merecías ―gritó Niran.

―¿En serio? ¿Por qué? ¿Porque todavía estás enamorado de Jin Sik?

Al notar la incomodidad de Niran, Achara soltó una carcajada.

―No estás haciendo esto por venganza, sino por él ―continuó la chica. Dio un paso hacia Niran, y él no pudo evitar retroceder―. Morir no te quitó lo patético. Ahora eres un monstruo enamorado de una pobre damisela en apuros. Por cierto, ¿qué eres exactamente? ¿Qué tipo de monstruo?

Niran no respondió, pero la palabra "vampiro" flotaba en el aire.

―Kenny te dijo en lo que podría llegar a convertirme.

―Kenny sólo es un chico ignorante ―dijo Achara. Seguía intentando ocultar su miedo, pero ya era demasiado tarde. 

Niran había visto el pánico que se escondía tras la actitud altiva de su hermana, lo que le hizo recuperar la confianza que tenía al principio de la discusión.

―Soy un vampiro, Achara. Y no estoy solo.

―¿Qué?

―Acércate a la ventana y verás.

Achara hizo lo que Niran le sugirió. Afuera todo estaba oscuro y, a simple vista, no había nadie.

―Aquí no hay... ―empezó a decir, pero Niran la empujó por la ventana, impidiéndole terminar la oración.


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Achara gritó y cayó estrepitosamente en el jardín. Niran observó a su hermana desde la altura. No debería haberse sentido mal por ella, pero no pudo evitarlo. Sin embargo, no se arrepentía de lo que había hecho.


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Achara no murió con la caída. La distancia entre la ventana y el suelo no era lo suficientemente grande como para que ella muriera.

―Sabía que estarías bien ―dijo Niran, arrodillándose junto a su hermana en el jardín―. "La mala hierba nunca muere".

―Eres una rata asquerosa ―replicó Achara, aturdida a causa del dolor―. ¡Me rompí la pierna! ¡Y quizás el brazo!

―Y probablemente tienes una contusión ―añadió Niran inocentemente―. Pero no te preocupes, princesita. Durante la caída gritaste lo bastante alto como para despertar a nuestros queridos padres. Te encontrarán pronto, llamarán una ambulancia y estarás como nueva.

―¿Por qué haces esto?

Lágrimas se deslizaban por las comisuras de los ojos de Achara, pero eran lágrimas de dolor, no de tristeza. 

―Deberías seguir mi consejo, Achara ―comentó Niran―. Recuerda que estoy legalmente muerto. Soy un fantasma. Puedo hacer lo que quiera y nadie me descubrirá. Convertir tu vida en un infierno me parece tan tentador..., pero quiero darte una oportunidad. ¿Ves lo bondadoso que soy?

―Miserable... ―masculló Achara.

―Sólo voy a decirlo una vez más: vete de aquí si quieres vivir ―le advirtió Niran―. Y ni se te ocurra volver a acercarte a Ham Jin Sik.

Niran se dio la vuelta, listo para marcharse, pero Achara necesitaba ser la última en reír. Reunió las pocas fuerzas que le quedaban para darle una estocada a su hermano.

―Eres fuerte y enigmático, sí, pero Jin Sik nunca te amará ―dijo―. No ahora que eres un monstruo.

Niran permaneció inmóvil, pero no se giró para observar a su hermana reír. No quería darle el gusto. "Espero que esta sea la última vez que nos veamos", pensó. 

𝑺𝒂𝒗𝒆 𝒀𝒐𝒖 | 𝐽𝑖𝑛 𝑆𝑖𝑘 | 𝐱𝐢𝐤𝐞𝐫𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora