Retomando la pista

Cap 37 Un grito desesperado

Las malas noticias nunca vienen solas.

Durante las primeras semanas de búsqueda una de las que estuvo más activa entre los padres era la exconsejera Alice ella fue exonerada de toda responsabilidad, aunque en casi todas las entrevistas ella declaraba sentirse culpable, algunos lo consideraban un poco de estrés postraumático.

Se unió en los grupos de búsqueda hasta muy altas horas de la noche, estaba presente en los grupos de autoayuda que el mismo gobierno asignó a los padres, aunque su mirada seguía siendo la misma que ese dia, estaba vacía y sin vida, era evidente por lo hinchado de sus ojos que lloraba constantemente pero aun así se sentía devastada.

Al principio tanto afán era más que bienvenido pero conforme pasaban los días y la esperanza se terminaba esa necesidad de ayudar se volvió molesto para muchos, la frustración era evidente,

Una tarde Sue no sabía la causa pero una de las madres había cacheteado a Alice y esta solo se sentó a escuchar los reclamos, se pensó que fue algo aislado pero en algunas semanas se mostraban altercados contra ella.

A Sue no le interesaba, los conflictos de otros no eran exactamente su prioridad.

Casi había pasado un año y algunos padres habían puesto orden de alejamiento contra la consejera Alice, incluso se dice que fue arrestada algunas veces por ignorarlo, en su caso recibió visitas de ella pero lejos de la exageración ella solo era uno más como ellos había perdido amigos muy cercanos a quienes consideraba como su única familia.

Sue no recuerda exactamente en qué momento ella comenzó a frecuentar más, podría ser que los demás la empezaban a evitar o por cuestiones legales en su caso no se sentía que fuera una mala persona.

Los meses seguían pasando y un monumento en memoria de los desaparecidos se había levantado en esa isla, tal vez solo era un consuelo vago para algunos, para otros fue un fuerte recordatorio que ahí habían perdido todo.

Ella había aceptado la pérdida de Oscar, su esposo se dedicaba a pasar la mayor parte del tiempo en su trabajo, tal vez era su forma de lidiar con el duelo.

Una de esas semanas la exconsejera Alice la volvió a visitar, llevaba un poco de Té y galletitas, una vieja amiga se los había enviado.

La charla se basaba en una clara excusa para autoculparse por lo sucedido y Sue ya se había hartado de eso.

— Alice tienes que detenerte — Sue comentó en tono serio.

— ¿De qué hablas? — Alice la miró tratando de fingir una sonrisa.

— Tienes que dejar de culparte, tú no fuiste responsable de nada, siempre dices que pudiste haberte esforzado más — Sue incrementó la intensidad.

— Pero es cierto, no hice lo suficiente — Alice comentó en un tono bajo — Si me hubiera esforzado más Oscar aun estaría con nosotros—

Sue le soltó una cachetada.

— Entiendelo Oscar se fue, tus amigas se fueron por más que hagamos no podremos recuperarlos — Sue comentó entre lágrimas — Yo haría lo que fuera para que Oscar regresara pero no volverá.. él no va a volver ... mi pequeñín especial ya no va a volver .. .

Alice solo se quedo inmovil, ella se sentia miserable, no solo perdió a sus amigas, perdió a los niños que le habían confiado y ella había prometido proteger.

— Yo.. lo siento, no quise — Alice trató de disculparse.

— ¡Largo de aquí, largo de mi casa! — Sue comenzó a empujar a Alice no quería verla, la odiaba en ese momento, en un último arranque de ira la empujó fuera de su casa, haciendo que esta cayera en el pasto..

Alice no hizo más que sacudirse el polvo, no era la primera vez que la echaban de una casa por las mismas circunstancias.

Sue por su parte estaba angustiada, ella creía ya empezar a superar su dolor pero esta visita solo le recordó que seria dificil, que por más que tratara de ignorar los hechos jamás podrá olvidarlo.

Simplemente quería estar hundida en su dolor pero al levantar la mirada se encontró con las fotos de su hijo, el no solo era único y amable, él se preocupaba por los demas, aveces demaciado.

— Que habrías hecho Oscar — Sue tomó una de las fotos de su pequeño y como una epifanía un pensamiento la invadió, ella tenía que hacer algo.

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Alice normalmente habría desaparecido pero estas leves caminatas la mantenían a flote, imaginar tener a su lado a sus amigas, Susie molesta por cada cosa, y Betsy tratando de lidiar con ella mientras ella las impresionaba con sus hermosos hechizos, era una visión idónea de lo que había sido lo mejor de su vida.

Una mano en el hombro la detuvo — Oye disculpame, yo no soy asi — Sue detuvo la caminata de Alice — yo extraño a Oscar y si estuviera aquí me pediría que que te ayude—

— Su hijo es muy noble — Alice comentó decaida.

— ahora dime qué es lo que dirían tus amigas, dime que te dirían Susie y Betsy en este momento — Sue comentó muy enérgica — cada vez que hablamos me has contado de como eran, se que las amabas como yo a mi hijo, que eran todo para ti.

— ellas... yo.. — Alice no sabía qué responder.

— Dime qué te dirían ahora mismo tus amigas— Sue insistía.

Alice levantó la mirada y con dificultades respondió — Susie.. ella se molestaría, me diría que deje de estarme .. lamentando que soy ... yo soy la mas fuerte de todas —

— y Betsy, ella que diría en estos momentos — Sue le respondió.

Una leve lágrima se formó en uno de sus ojos y en su garganta se empezaba a formar un nudo que le dificulta responder, asi que solo agacho la mirada.

— Susie lo dijo eres la más fuerte, ahora dime que te diría Betsy — Sue reprendió a la bruja.

— Ella estaría preocupada ... A ella le gusta reírse de mis ocurrencias.. ella me diria que siga adelante — Alice respondió con dificultad.

Sue abrazo a la afligida bruja — Oscar me diria que te dé un abrazo, los abrazos ayudan a reparar un corazón lastimado —

Alice comenzó a llorar y los brazos de Sue no la dejaron ir, ni escaparse ambas desahogaron un poco de la pesadez que a pesar del tiempo aún cargaban en sus corazones.

Habrá sido mucho o poco tiempo lo que duro ese momento, ni ellas sabían, solo se prometieron reunirse nuevamente, tal vez cuando ambas se sientan mejor.

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Pasó casi un mes desde la última visita de Alice, pero en esta ocasión las charlas eran más sobre las anécdotas de sus conocidos, Sue compartiendo los momentos gratos y cosas que le habian pasado y Alice algunas aventuras con las que paso con sus amigas era una charla diferente, pero de alguna forma desahogaban parte de su pesar mutuamente.

Un momento grato, lo que antes era difícil de expresar ahora se volvía en un hermoso recuerdo, si dolía decirlo pero con el tiempo se hacía mas facil.

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Meses después.

En una noche de tormenta, mientras los rayos resonaban en el cielo oscurecido un teléfono sonó en la casa de Sue.

— Hola, residencia de los Peltzer — Sue saludo casualmente.

— Señora Peltzer hablamos del trabajo de su esposo, él tuvo un infarto y fue llevado de emergencia al hospital .... — El teléfono cayó al suelo.