Geográficas

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Pero el amor, ¿es un mal del cual podamos ser curados?
- Aristeo


Alister me contó sobre los encuentros que Aristeo estaba teniendo con su profesor de Geografía en la prepa, Jorge. La primera vez que cogieron fue detrás de un pizarrón portátil, en un salón vacío. Había pasado una semana desde su última vez y el culo de Aristeo le traía ganas.

Durante las clases de esa semana, Aristeo le buscó la mirada pero Jorge lo ignoraba. Después de la clase de Educación Física, la primera de los viernes, Aristeo se lo encontró fuera del baño, mientras todos se bañaban, pero Jorge no lo saludó. Aristeo estaba preocupado, sentía que algo estaba raro.

Después de bañarse, fue a la sala de maestros para entregar unos documentos a su maestra de Administración, ella no estaba disponible pero dejó los papeles en su escritorio. De repente sintió una mano muy fuerte en su trasero, era Jorge.

– Hola, bebé. No me has dado besitos en toda la semana, te veo en el baño a la salida. — Le susurró al oído.

Aristeo no podía esperar, deseaba la verga de Jorge, no pudo concentrarse en la escuela durante horas. Cuando llegó el momento, lo encontró sentado en una de las bancas entre los casilleros de los vestidores.

Jorge lo agarró de la camisa, lo recargó contra uno de los casilleros y se besaron. Aristeo desabotonó su camisa e hizo lo mismo con la de Jorge, luego continuó con los pantalones.

Tras ponerse de rodillas, Aristeo lamió la ropa interior de Jorge hasta que pudo ver su pito palpitando, jugó con sus huevos y con sus pezones, deslizó hacia abajo la ropa interior dejando al descubierto su verga, de la cual besó la punta antes de introducirla toda en su boca. Aristeo siguió mamando hasta que pudo probar el sabor del líquido preseminal.

Jorge lo levantó agarrándolo del brazo y luego lo inclinó sobre la banca para ver sus nalgas, lamió el culo de Aristeo a profundidad, le decía groserías, se chupó los dedos y comenzó a introducirlos. Aristeo se sentía como un esclavo mientras su profe jugaba con su culo.

Jorge se acostó sobre la banca y le ordenó que montara su verga, después de algunos sentones, se escuchó la puerta junto con algunos gritos y risas. Era el equipo de fútbol que tal vez tenía un descanso, pero Jorge no se detuvo, de hecho, parecía estar más excitado. Le ordenó guardar silencio pero no dejó de moverse.

— Me encanta coger este culito. — Jorge dijo gimiendo, mientras clavaba su verga y pellizcaba sus pezones.

Aristeo continuó montando mientras todo el equipo estaba detrás de la hilera de casilleros. Sintió la mano izquierda de Jorge masajeando y sacudiendo su pito, mientras su mano derecha presionaba alrededor de su cuello. Aristeo mantenía ambas manos sobre los pectorales de su profe.

Después de un par de minutos, el equipo de fútbol abandonó los vestidores, los gemidos se hicieron más intensos, Jorge lo comenzó a coger más fuerte.

De repente, Jorge levantó a Aristeo, lo colocó de frente sobre un lavamanos y de perrito lo cogió frente al espejo, gimieron más fuerte que antes, les excitaba la sensación de que alguien entrara y los viera.

Finalmente, Jorge lo levantó de nuevo, recargó su espalda en el lavamanos y lo cogió mientras lo masturbaba. Después de unos minutos, Aristeo se vino sobre su abdomen. Jorge siguió clavando su verga hasta que decidió venirse adentro.

Aristeo se puso de pie, los mecos comenzaron a derramarse sobre sus piernas, Jorge recogió un poco y los tragó. Fue un momento muy excitante para ambos quedarse de pie, ahí, desnudos, besándose.

EsenciaWhere stories live. Discover now