Aristeo comenzó a sentir más libertad para hablar con Alister sobre los chicos que le gustaban, hacía comentarios sobre la desnudez de sus compañeros, le gustaba darse cuenta que Alister también se excitaba al escucharlo. Alister sentía vergüenza por tener erecciones muy evidentes ante la desnudez de sus compañeros, fue por ello que comenzó a esperar para poder bañarse solo después de todos los chicos. Con el paso del tiempo, comenzó a reconocer quienes solían hacer lo mismo, Josué era uno de ellos.
Aristeo platicó con Alister sobre las noches de campamento en que pudo espiar a Josué mientras se bañaba, explicó cuánto le había gustado observar su cuerpo, admirar la forma de su pene y acariciar la erección con la que su cuerpo respondía ante dicha impresión visual; decidió a partir de entonces esperar para bañarse en la escuela al mismo tiempo que Alister y poder observar a Josué.
Aristeo no lo supo pero Josué pudo darse cuenta que no estaba solo en el baño, es por ello que no dudó en masturbarse las ocasiones en que sabía que estaba siendo observado. Aristeo observaba e imitaba los movimientos, ganó el hábito de masturbarse mientras miraba la ducha de Josue. Alister dijo a Aristeo que era incorrecto, un par de ocasiones intentó detenerlo. Aristeo se sentía extraño, no sabía si estaba haciendo bien, pero no podía detenerse, se satisfacía con sensaciones muy parecidas a orgasmos, tuvo su primera eyaculación a la edad de diez años.