Para el momento del internamiento de Aristeo, él y Alister ya tomaban clases en la secundaria del Colegio Aristóteles, la escuela más cercana a su domicilio. Alister dejó pasar el resto del semestre antes de retomar clases.
Había sido difícil para Alister crear nuevos hábitos, acostumbrarse a nuevos horarios, conocer lugares y gente, durante algunas semanas pudo meditar sobre el hecho de que nuevamente pasaría un tiempo lejos de Aristeo, desde entonces decidió vivir experiencias más genuinas y de forma independiente en el entorno que le rodeaba.
Para llegar a la secundaria Alister no necesitaba tomar transporte, caminaba por las calles y andadores entre los edificios de las unidades habitacionales del rumbo en que vivía, las calles angostas eran cubiertas por árboles altos.
Así como Alister, muchos chicos de la zona asistían al mismo colegio, otro gran número de estudiantes provenía de familias de escasos recursos, unos cuantos más habían sido reprobados o relegados de institutos de prestigio; el complejo escolar era amplio, la matrícula estudiantil era numerosa.Sus compañeros de clase eran hijos de trabajadores de las fábricas de la región, otros eran hijos de familias católicas conservadoras, en la mayoría imperaba un grado de ignorancia sin importar su estatus social, así pues, dentro del salón de clases, había una gran diversidad de personalidades.
Para Alister fue fácil crear amistades en los tiempos de receso, muchos de sus compañeros caminaban junto con él de regreso a casa. Jaime e Isabel se convirtieron en sus aliados para los trabajos escolares; por otro lado, aunque careciendo de habilidades académicas, Leiza, Orlando y José Luis alimentaban su curiosidad de desenvolvimiento en cuestiones sociales.
Sin duda, Alister se adentraba a un mundo diferente, más real, más crudo.