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𝑵𝒂𝒚𝒍𝒂

Suelto el humo viendo como viaja por todo el cuarto rojo, las mujeres bailando en el tubo me entretienen hasta que observo a alguien entrar al club, su porte recto y mirada fija me hacen sonreír enternecida, sus ojos me observan mientras mis ojos escanean la cicatriz en su ojo.

Moye ditya— ( mi niño.)

Se arrodilla frente a mi dejando su cabeza en mi falda mientras la acaricio para terminar mi vaso de whisky, alzo su cabeza para mirarlo a los ojos luego de dejar un beso en su frente dejando una pequeña marca roja que limpio, sus ojos me miran un poco llorosos pero solo sonríe de lado dejando ver su hoyuelo.

— Cuantas veces tengo que decirte que un Morreti nunca se arrodilla y nunca baja su cabeza?— pregunto, él sólo blanquea sus ojos para alzarse y salir detrás de mi. Dejo a las chicas practicando sus bailes mientras voy a las escaleras en donde dos guardias bajan su cabeza al verme, me abren el paso mientras bajo las escaleras escuchando el ruido de gritos.

En cuanto llego, los gritos se hacen más fuerte mientras veo dos chicas en el medio. Una de ellas le está haciendo una llave a otra mientras la otra solo mira a un punto fijo. Sonrió por la otra chica que sonríe victoriosa hasta que un ruido de un hueso roto nos sorprende a todos, La chica que mantenía el agarre cae fuerte contra el suelo mientras la otra sostiene su brazo roto el cual acomoda ignorando el dolor.

Veo como se alza sobre la otra para  sostenerla de la cara, le sonríe de forma maniática, sus ojos vacíos y las cicatrices en su cuerpo me hacen sentir curiosa pero no pregunto nada, solo empiezo a aplaudir mientras todas se voltean a verme bajando su cabeza de nuevo. Malick solo observa desde una esquina mirando a la chica de forma sería.

— Muy bien, Paola.— leo su nombre en su camisa, ella sonríe orgullosa hasta que tocó su hombro. El dolor en su rostro hace que se contraiga y caiga al suelo, yo solo mantengo el agarre con fuerza.

— Estas aquí para aprender o para morir en el intento fallido de aprender? Aprendes viendo a los demás, no sacrificando tu cuerpo para que los demás aprendan. Sin dolor no hay vida y sin vida, no hay nada. — mencionó para poner la compresa fría en su hombro mientras me mira con un destello de felicidad en sus ojos, la ayudo a poner de pie mientras arreglo mi abrigo largo que cubre mi cuerpo.

— Las mejores cinco que logren dominar las tareas que les puso Linda, serán las primeras que serán enviadas a Italia a cuidar a las personas que se les diga. Las otras dos personas que logren superar los niveles serán enviadas al norte de Asia y las otras serán divididas por el gobierno. — mencionó, todas me miran mientras subo las escaleras.

— Recuerden bien para que estamos aquí, a diferencia de las otras Madame nosotras aceptamos contratos millonarios para proteger, las otras solo están para matar. Llegarán momentos en donde verán a sus hermanas, a sus parejas, a sus primas o incluso, a sus hijas o madres. Esto es así, para eso estamos rompiendo cada músculo de nuestro cuerpo para ser las mejores y ya lo están logrando. — mencionó, les doy una pequeña reverencia y ellas solo gritan adiós, Madame.

— Quédate en la mansión un tiempo, cuando estés listo, toma un vuelo a Italia, ve a pasar tiempo con tu padre y tu hermana.— digo, lo veo mirarme serio.

— No soy tu sordado ni menos un guardia, soy tu hijo. Y yo más que nadie se que tienes algo que te esta haciendo alejarte, así que más vale que me lo digas antes que haga un caos. — su tono de voz es firme y fuerte, sonrió al escuchar su forma de hablar identica a la de Max.

— Cuando sea tiempo, todo será revelado. Mientras tanto, sigue la orden que te di.— hablo entrando a la camioneta mientras lo dejo afuera, sus ojos me escanean y yo solo toco mi frente tratando de aliviar el dolor en ella, bajo mi mano a mi nariz viendo aquel líquido salir de ella, maldigo al ver el color oscuro.

Tomo mi teléfono y marco su número, hago un último intento en relajar mi voz hasta que escucho su voz dura.

— Nayla?— su voz suena ronca y a la vez sería, por su aliento se que estaba bebiendo. Tapo mi boca con un poco de ironia mientras mis ojos se vuelven llorosos.

— Max...— hablo, un pequeño llanto sale de mi boca mientras escucho su suspiro y luego como se queda en silencio.

— Debes dejar de llamarme, Nayla. Ya tomaste tu decisión, quieres  venganza y yo quiero a mi familia. Cada quien tiene a alguien que cuidar y por más que me duele, Malick decidió quedarse contigo, ya no tenemos nada más de que hablar.— tenso mi quijada al escucharlo firme, yo solo suspiro hondo.

— Te llegarán 5 Madame al final del mes, quieras o no estarán ahí. — cuelgo, alzo mi mirada viendo al chófer mirarme. Lo miro seria viendo como baja su mirada y solo me brinda un pañuelo, yo solo prendo la televisión de la camioneta observando la noticia.

" El nuevo interés del aspirante a alcalde de Italia, Maximilieano Morreti. Es una gran modelo, amada por todos y incluso la vemos de hogar en hogar repartiendo donaciones a los necesitados."

Inclino mi cuello aún lado, salen varias fotos de ambos hablando, en una el toca su espalda entrando a un auto y en otra puedo ver como ella entra a la casa que yo misma mande a reconstruir mientras el estaba en coma.

Aprieto mi puño con tanta fuerza que clavo mis uñas en mi mano, un grito fuerte sale de mi garganta mientras golpeo con fuerza la televisión del auto hasta dejarla sin función. En cuanto llegamos al lugar cierro la puerta con fuerza sintiendo pasos detrás de mi, abro las puertas de la mansión caminando con tanta fuerza que mis tacones parecen cuchillas afiladas.

— Si que no pierde el tiempo.— hablan en la sala, las noticias salen mientras veo a Simone con su computadora y a Linda fumando, ambas me observan quietas y yo solo retiro la chaqueta que cubre todo mi cuerpo, subo las mangas de mi camisa negra dejando ver las marcas negras en ellas, mis venas se pusieron de color negro luego de darnos cuenta de un pequeño detalle.

Estaba siendo envenenada y aún no sabíamos con qué sustancia ni en qué me daban el veneno.

— Me cansé de ser demasiado buena, de ahora en adelante seguimos el plan de Linda. — digo, ella solo suelta el humo por su nariz mientras mueve el pequeño aro de su boca. Respira hondo y le dice a Simone que encienda las cámaras que pusieron.

— Cuando fuimos a la casa de la mugrosa, los entretuve a ambos mientras Simone ponía algunas cámaras y micrófonos, ella encontró otro tipo de cámaras y micrófonos demasiado bien puestas en el cuarto de Caeli, en el de Max y demasiadas en el despacho. Las reemplazamos todas y pusimos las nuestras. — habla dando una última calada a su cigarro para tirarlo no sin antes mirar detrás de mi con una sonrisa.

— Pero sabes cual es la mejor forma de destruir a Max y a tu hija? — menciona, yo solo veo a Malick quitarse su abrigo dejando a la vista sus tatuajes detallados junto con sus brazos trabajados, su mirada escanea mis brazos mientras me mira serio.

— Haz tus maletas Malick, porque te toca hacer tu mayor talento, abrirle las puertas del infierno a tu madre.— menciona Linda chocando puños con mi hijo mientras el solo sonríe de lado, su postura se relaja mientras yo solo veo sus botas militar y su ropa toda negra.

Otro Max pero este físicamente se parece a mí.






La hija del Rey #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora