La hija del Rey #3

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El frío de la noche congelaba cada parte de mi cuerpo. No soportaba ni un minuto más fuera de mi cama caliente pero mis putas ideas maníacas me metieron aquí y debía terminar con esto. Un auto se encontraba a lo lejos por lo que sigo el camino escuchando únicamente mis botas, estúpidamente había tomado la chaqueta de mi madre y su labial rojo, solo por diversión así que me sentía plenamente protegida esta noche ignorando el hecho de que viene sola y sin avisar.

— Terminemos con esto ya— grito al aire, lo primero que escucho es el ruido de un foco. Me volteo notando como todos los focos se apagan menos el que da directo al bosque, sonrió.

Claro, ir a un lugar que no conozco pero que mi enemigo si conozca para créeme debilidad aparte de dejarme aciegas para limitar mi posibilidad de ganar. Me gusta, bastante.

Entro al pequeño bosque que sin ofender al creador, parecía una ratonera con intenciones de hacerme perder. Algunas gotas de lluvia caen por mi cabeza mientras coloco música en mis audífonos, podía morir hoy pero al menos gozaría de música antes de eso.

Tal como lo había previsto, no tardo mucho en perderme. El ambiente aquí era demasiado extraño, como si el clima supiera lo que pasaría en cuanto nos vieramos, la música en mis oídos empieza a hacerme entrar en razón por lo que la retiro justo cuando escucho una rama partirse atrás de mi, volteo rápido con el arma en mi mano quedando cara a cara con la persona frente de mí. Tiene una máscara en su rostro por lo que no puedo observar bien su cara, le quito el seguro viendo como con sus manos desata la cremallera de su chaqueta dejando ver una bomba.

Ay puta, así no.

Sus manos intentan sostenerme mientras la bomba empieza a sonar pero golpeó su cuerpo con fuerza para empezar a correr lejos de él, no sin antes escuchar lo que grita mientras me sigue a la misma velocidad.

— Non ho paura della morte, perché mi protegge. (No le tengo miedo a la muerte, porque ella me protege. ) — justo cuando grita eso, un timbre sale de la máquina por lo que solamente corro más lejos y salto a otra parte escuchando la explosión.  Mi cuerpo cae entre cristales y clavos que se encontraban en el suelo, un quejido sale de mi mientras intento recuperar mi audición pero solo escucho un chillido por él.

Me levanto tomando el coraje de sacar el cristal de mi mano, era pequeño pero filoso. Esa explosión al parecer llama la atención de otro sujeto, la única diferencia es que su rostro tenía una máscara con cosas filosos mientras parecía medir el triple que yo. Respiro hondo para ponerme en posición de pelea, el solamente empieza a rugir como si de una bestia se tratara por lo que solamente espero que me lance hacia atrás. En cuanto lo hace, lo miro desde el suelo comprando que de verdad si es fuerte, me levanto rápido tomando la navaja de mi espalda. La coloco de forma cómoda mientras sigo en el suelo, su mano toma mi cabello con tanta fuerza que siento algunos mechones ser arrancados, siento como me arrastra por el suelo mojado y sucio pero no me detengo. Solamente veo como me lleva más al centro del lugar en donde hay más luz, cuando ya siento que me reveló el camino uso el filo de mi navaja para clavarlo en su tobillo.

Hago tantos cortes en la parte trasera se sus pies que su mano suelta mi cabello, aprovecho eso para tomar impulso y clavar la navaja en la mitad de su muslo provocando que mucha sangre salga de la herida. El se aleja de mí, yo solo tomo mi tiempo para levantarme del suelo. Acomodo mi cabello mientras acaricio la parte que me dolió, aun así no retiro mi vista del sujeto.

Camino hasta donde el para esquivar cada uno de sus golpes a excepción del último que me deja sin aliento, puedo escuchar algo en mi interior crujir pero no le doy atención, solo me dedico en clavar por última vez la navaja en su cuello la cual retiro y clavo en otro lugar con más impulso. Veo como cae de espaldas a mi, toco mi abdomen siento un dolor fuerte junto con el de mi cadera, Intento dar un paso pero este solo me hace sentir un fuerte dolor en mi columna.

Rebusco en mis bolsillos encontrando dos cargadores, saco mi arma y arrojo la chaqueta que tenía sintiendo el aire llegar de mejor forma. En este punto mi cuerpo estaba igual de sucio que el lugar pero no podía negar que esto me parecía extremadamente divertido, saber que tomo su tiempo de alistar gente, de preparar este lugar.

Es jodidamente excitante.

Era un maldito laberinto y yo, amaba los juegos mentales.

Sigo el camino brillante encontrando a tres personas, una de ellas tenía una máscara de conejos junto con sus orejas. Otro tenía máscara de payaso y por último, otro solo estaba tatuado e igual de grande que el hombre anterior. Todos me miran como si fueran enfermos mentales y no lo dudo, sus ojos me comprobarán que eran adictos a la droga de Sky.

Los tres vienen a la misma velocidad a donde mi, los miro intentar llegar a mí pero cuando veo están muy cerca uso mi arma disparandole a cada uno en su pecho y luego en su cabeza. Más gente llega, de igual forma les disparo hasta que el primer cargador queda fuera, cargo mi arma de nuevo. Detengo mis pasos al ver como el jardín cambia de color, ahora tenía flores y luces.

Podía escuchar música y por alguna extraña razón, decido no ir por ese camino. Sigo el rumbo de por donde salieron los otros hombres, al encontrar la salida del jardín decido rodearlo encontrando más gente.

Mucho más de las que podría pensar o con las que podría, chasqueo mi lengua mientras saco mi teléfono. Mando la ubicación del lugar en el que estoy a mi madre, no tarda en verlo y entrar llamadas.  Me desconcentro tanto en el teléfono que olvido donde estoy y como alguien pone un arma en mi cabeza, maldigo.

— Suelta el teléfono y dame tu arma.— la voz no la reconozco pero es de un hombre. Tiro mi teléfono y con él, mi arma no sin antes dispararle al teléfono. Eso ocasiona mucho ruido y que el hombre me golpee por detrás de la cabeza con su arma. No tardo mucho en perder el control por sobre mis pies y caer al suelo no sin antes ver al grupo de personas venir a mi

Esto será tan divertido.