La hija del Rey #3

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La adrenalina en mi pecho se siente como uno de los mejores sentimientos, luego de tanto tiempo sin poder sentir algo ahora es que puedo sentir el miedo y la diversión.

Tomo cada curva casi rozando el suelo manchando un poco mis pantalones pero no me importa, no desde que me di cuenta que mi contrincante, era una rata contratada para matarme o darme una lección.

— No te quiero molestar por nada, cada quien maneja a su estilo. Pero al frente tendrás una montaña que te lograra cubrir, quédate escondida un momento y deja que pase. El no quiere competir ni ganar, el solo quiere tu cabeza y se detendrá, ahí nos encontraremos. — la voz de Linda ya no era la de una tía feliz  ni nada, solo parecía tosca.

Sin sentimientos.

Justo como lo menciono llego a la montaña en donde no pierdo tiempo y  apago mi moto junto con sus luces, me quito uno de mis guantes y mi casco sintiendo mi rostro libre, limpio algunas gotas de sudor mientras espero el momento exacto que llega con el ruido de un metal chocando. Observo como pasa por mi lado sin mirarme, mientras veo una llave de auto en su mano que usa para provocar el ruido metálico.

— Yo no se que hiciste niña, pero todos, cada uno de los que antes solían trabajar para cuidar a las Angel's buscan matarte. No se si es por tu madre, por el pasado de tu padre o por tu hermano. Pero se que ya tu cabeza tiene un precio, precio que puede soltar nuestras vidas. — dice, agarro el casco con fuerza para aprovechar que se baja de su moto y empieza a caminar, lo veo buscar las marcas de llantas pero al no encontrarlas se voltea quedando cara a cara junto a mí.

No pierdo el tiempo en lanzar un fuerte golpe en su cabeza con mi casco, da algunos pasos hacia atrás pero solo agarra más firme la llave, busca pegarme con ella pero la esquivo hasta que lanzó un golpe en su abdomen. Su mano era más rápida y golpea mi abdomen sacando el aire.

— No pierdas tu tiempo, niña. Fue tu madre quien me enseñó todo luego de sacarme de la calle.— habla, yo solo sonrió.

Toco usar técnicas de mi padre.

Sin perder el tiempo, corro un poco hacia el para brincar encima. Me sostiene intentando quitarme pero solo me queda aguantar su cabeza con mis dos manos. Doy un vuelo con mi cabeza para golpear su nariz con mi cabeza, aprovecho su distracción para usar mi mano sin guantes y clavar mis uñas en su cara, cuando grita aprovecho para golpear otra vez pero esta vez usando todo mi cuerpo para arrojarlo al suelo.

Me quedo unos pequeños segundos mirando al cielo, las estrellas dan algunas vueltas mientras brillan. Me levanto limpiando mi nariz, respiro hondo para tomar la llave justo cuando llega la camioneta y se bajan Simone junto con Linda.

— Buenas noches, rata.— mencionó para pegarle con la misma llave que me amenazó y dejarlo inconsciente.

Si tiene suerte, muere.

Y si no tiene esa suerte, entenderá porque nunca debe traicionar a un Morreti.

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Acaricio mi nuca observando como Linda fuma un cigarro en plena mansión,  Su forma de mirar todo con desagrado me hace sentir incomoda, mi padre sacó todo de mi madre, cada una de sus fotos y pinturas.

Aún cuando dice no las quiere, se que las paso a un cuarto con puerta roja y que peor aún, pasa todas sus madrugadas con insomnio ahí.

— No quiero sonar cruel, pero que hacen aquí?— pregunto sintiendo la mirada de ambas en mí, las dos me observan con algo de tristeza en sus ojos.

— Simone vino a revisar si hay cámaras en la mansión y yo vengo a ver si la hija de perra de mi sobrina esta bien.— dice, Simone toma su mochila y desaparece, la veo irse.

— Me ofende crean que dejaría pusieran cámaras en mi casa, y respecto a eso. Estoy de maravilla, los días en el trono me sientan de gloria.— mencionó usando el mismo tono que ella, eso hasta que tira una foto y la usa de cenicero con la cara de mi papá. Respiro hondo.

— Puedes llamar a tu madre?— pregunta y yo sonrió sarcástica.

— Para qué llamar a esa señora? Solo dile felicidades de mi parte, si quieres te mando dinero para que le compres un globo.— digo provocando que ella se levante al igual que yo, algunos sirvientes nos miran con miedo y luego desaparecen escaleras arriba.

— Tu no tienes ningún tipo de derecho de hablar así de tu madre, escuchaste niña?— pregunta, yo solo la miro con seriedad.

— Tu tampoco tienes derecho sobre mi.— menciona y luego chasquea su lengua, tira su teléfono dejando ver una foto en ella de Simone, Mamá y ella, me cargaban en un bautizo.

—  Tengo todo el puto derecho del mundo para regañarte, educarte y de jalarte de la oreja pata llevarte a Rusia si es necesario.— habla, yo solo la miro relajando mis hombros. — Tu no tienes ni una pizca de idea de lo que tu madre sufrió por ti, de las noches en agonía que pasó mientras tenía que cuidarte a ti y a tu idiota padre mientras estaba en coma. YO TENGO TODO EL PUTO DERECHO, porque fui yo quien te cuidaba mientras tu madre tenía que limpiar sus heridas por cuidarlos a ustedes y por dirigir esta mafia. Así que te lo advierto Caeli Morreti, iras a Rusia con nosotras y dejaras de ser una hija de puta con tu madre.— habla, bostezo.

Tomo asiento cruzando mis piernas mientras escucho el ruido del seguro de un arma. El rostro de Linda se contrae mientras mi padre presiona el arma contra la cabeza de la rubia.

— Tu no tienes ningún derecho sobre mi hija y mucho menos en esta casa así que toma tus cosas, llama a Simone y largensen de mi territorio.— menciona borde. Linda me mira seria y solo alza su dedo índice haciendo que mi padre pegue más su arma, de sus labios rojos sale un silbido fuerte que se escucha por toda la casa, silbido que es respondido por otro más suave.

Simone aparece con su mochila relajada hasta que observa la situación y no duda en sacar su arma apuntando a mi padre. Esto se puso más divertido de lo que pensé.

— Vamonos. — menciona Linda estirando su chaqueta, mueve su cabeza un poco arreglando su cabello mientras mira seria a mi padre. — Nayla tuvo toda la suerte del mundo luego de dejarte, maldito idiota.— dice, mi padre solo traga hondo y cambia su mirada a una de advertencia esperando a que salgan de su casa.

Ambas desaparecen junto con un ruido fuerte de la puerta, suelto una risa seca para levantarme del sillón y ir hasta donde mi padre. Lo veo dar un paso atrás en cuanto intento abrazarlo, mi sonrisa se borra.

— Te elegí a ti por sobre tu madre, aún cuando ella es mi más hermoso tesoro. Amo a tu madre con mi corazón, con mi alma y con mi vida. Así que trabaja duro en encontrar las pruebas de que tu madre fue quien te hizo eso o yo tomaré el control de todo y te juro, que nadie va a aguantar ese infierno. — menciona para darme la espalda y irse escaleras arriba. Lo sigo con la mirada viendo como se encierra en la habitación de puerta roja.

Suspiró.

Esto va a ser más difícil de lo que pensé.