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Sentía la mirada de todos y eso admito era un poco incomodo, el rostro de mi madre esta pálido pero aún así se encontraba despierta y eso quitaba un poco el miedo en mis hombros.

— Se que todos esperan a que hable, y quiero hacerlo pero tener que explicar todo mi plan es demasiado agotador. Solo debo decir de que, la mayoría de esto fue planeado menos que casi murieran.— señaló a la mayoría de mi familia, que parecen casi perder la paciencia conmigo mientras yo solo desayuno tranquila.

Las semanas habian pasado y no habⁿía ningún movimiento de parte de él, lo que era aburrido. Lo que si estaba en demasiado movimiento éramos nosotros, mi madre en cuanto despertó mando a traer a todos sus guardias y mujeres. La casa estaba rodeada al punto en donde se tuvo que abrir las casas de nuestro alrededor para nuestros hombres. De parte de mi padre, su nombre corría por cada noticia de la calle. Todos estaban emocionados y asustados de que el viejo Morreti volviera, eso y su nueva forma de colgar a sus víctimas de cabeza cosa que ya salió en la televisión y ya el FBI se encontraba en ello.

— Luego de que mi padre me diera el trono, todos me tenían miedo así que no me observaban y mucho menos me hablaban. Todos menos los hermanos, Eleanor fue la primera en hablarme e intentar formar un lazo conmigo, creí que podría ser interesante jugar con ella así que lo permití hasta que me presento a su hermano y todo paso, el sexo con el no fue lo único interesante, su mente trabaja tan bien que me intereso y admito, me obsesione. — empiezo a hablar.

" Ya con el tiempo, revele quien era y en vez de parecer asustados sintieron que era un ángel en un mundo tan dañado, no tardaron en cegarse por el dinero y el poder. Los vi sin nada y poco a poco los vi hacer un gran reino con su droga. Tomé sus drogas para saber que tan fuertes eran y me arrepiento profundamente, su deseo, su fuerza y su arrebato es más fuerte que ninguna. Es literalmente sentir que vives otra vida, olvidas absolutamente todo y no hablemos de cuando dejas de consumirla, es lo peor.

Cuando empezó a estudiarme, encontré otra forma más divertida de pasar el rato que jugar con dos pobres, usar el ego de un científico así que decidí perder la memoria, sentir adicción. Ya en su mente estaba la idea de que, era su esclava sin miedo alguno. Deje que todo esto pasara a grandes escalas porque me parecía más gracioso, hasta que me llegó la primera bandera roja. No me gustaba como miraba a papá y como hablaban de las Madam's.

Así que hice lo que mejor pude hacer para mantener mi papel y ser lo que mejor se me da, una perra. Empecé mi juego mental con ustedes, sembré semillas dañinas en sus corazón y no tardaron en separarse. Mamá se llevó a Malick cosa que, fue un alivio y todos se fueron con Mamá. Lo que estuvo bien porque nadie iría a Rusia a buscarlos, todos querían el trono aquí, en Italia así que inicie el plan de meter a Papá a la política. Con alguien tan famoso y amado por su pueblo no serían capaz de matarlo sin que ellos duden o la policía se metiera. —

Termino de hablar, Linda se encuentra en una esquina con su boca entre abierta pero no dice nada. Simone solo se toma el tiempo de fumar su marihuana sin decir nada, pero podía ver la diversión en su rostro. Malick se encontraba en la silla sin decir nada, solo se quedo callado. Miró a mis padres que se encuentran de brazos cruzados, espero su respuesta pero la risa de mi padre es la que inunda el salón.

Le da un trago a su vaso mientras mi madre bebé de su café sin decir nada, en este punto creo perdió por completo el intentar ayudarme. No miento cuando digo que tenía buenos padres, a pesar de los traumas y todo, ellos hicieron todo a su alcance para mantenernos a salvo a mi y a mi hermano pero.

Esto es la mafia, corazones.

Esto es un caos, muerte, deslealtad y locura. Nadie puede estar sano aquí y mucho menos la primera hija de Maximiliano Morreti.

— Tu plan era matarla?— Malick habla por primera vez, sus ojos llenos de ira me escanean pero no me intimidan. Solo lo veo soltar su ira.

— No, pero no es como que importe mucho.— le doy un trago a mi café mientras el arroja su cuerpo encima de mi. Ninguno de mis padres hacen algo por separarnos y yo no me inmutó en pedir ayuda.

Malick sujeta mi camisa con fuerza, lo miro tranquila mientras sus manos tiemblan intentando controlar su ira y no pegarme.

— Se que me odias, Caeli. Se que desde pequeños fui un idiota y un llorón, se que sufriste mucho pero jamás en la vida perdonaré que me arrebataras a la mujer que me gustaba. Crees que eres una perra? Crees que puedes soportar todo tu sola? Bien, soporta mi odio entonces.— arroja mi cuerpo al suelo mientras se aleja de todos nosotros, trago profundo mientras miro a mi padre que niega.

— Tu te lo buscaste, princesa.— habla para tomar su abrigo, dejar un beso en la frente de mí madre y en la mía para irse. Tanto mi madre y mis tías me miran pero solo me levanto para quitarme el polvo de encima.

— Hablas mucho de que te pareces a tu padre, pero sabes algo de él?— la voz de mi madre por primera vez suena, la veo levantarse con ayuda de Simone y Linda que no dicen nada. Solo la ayudan en levantarla como si fuera un pequeño trozo de vidrio frágil.

— Es el hombre más fiel y leal que existe en el mundo y eso hija mía, es de lo que careces escasamente.— bufo.

La miro irse con las otras dos mientras yo solo termino mi desayuno. El único en la mesa era Ian, que nisiquiera había notado estaba. Sus ojos no se despegan de mi mientras come en silencio, cuando termina toma su tiempo de recoger la mesa.

— Me parece un buen plan el tuyo, pero lo único que te diferencia de tu enemigo, ahora es una semejanza entre ambos. Te cegaste y lastimaste a las únicas personas  personas que te amaban.— comenta.

Mi teléfono suena y lo escuchó irse, sin importarme sus palabras miro mi teléfono viendo un mensaje de ubicación y hora. La felicidad inunda mi corazón por lo que ignoro todo lo que acababa de pasar para solamente prepararme.

Era hora de ponerle fin a esto.

La hija del Rey #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora