-6-

866 47 3
                                    

Respiro profundo mientras estiro todo mi cuerpo y siento como poco a poco mi cabeza se hunde por la presión del agua. Justo como lo deseaba podía sentir todo mi cuerpo irse al fondo casi tocando el suelo de la enorme piscina que mi padre tenía en su mansión.

El dolor en mi pecho se detiene por un segundo mientras mis ojos amenazan con soltar algunas lágrimas, por este pequeño momento lo permito.

La frustración crece a tal grado que el aire abandona mis pulmones pero aún así me quedo firme en mi lugar cuestionando mi vida.

No soy religiosa ni mucho menos santa, pero no tenía palabras para describir el amargo dolor que tenía ni mucho menos para describir la ira tan profunda que tenía. Podía sentirla cada día apoderarse tanto de mi, tomar cada vez más mi mente y cuerpo que nisiquiera soportaba mirar mi reflejo en los espejos.

Esta no era yo, estaba lejos de ser todo lo que quería y lo que deseaba.

Odiaba ese sentimiento con toda mi vida, pero aun así, no podía hacer nada. El dolor ya estaba hecho y aún, con todo el poder y dinero, no podría volver el tiempo atrás.

No podría volverlo a la vida.


Salgo a la superficies sintiendo un poco de fuerza en mi mirada, todos bajan la mirada mientras subo las escaleras de la piscina, el primer guardia se acerca para tenderme la toalla con la cual seco mi cuerpo y luego mi cabello mientras me coloco un pequeño vestido traslúcido, camino con pasos firmes al adentro de la mansión ignorando todos a mi alrededor y solo llegar a la parte baja en donde escucho algunos ruidos. Veo a algunos hombres entrenar que en cuanto notan mi presencia bajan la mirada mientas yo sigo directo encontrando varias computadoras y a alguien frente a ellas tomando notas.

— Buenas tardes señorita Caeli.— menciona aun sin dar la vuelta por completo, cuando me paro a su lado veo al chico mirarme es ahí cuando me doy cuenta que lo que hace es literalmente tarea.

Lo miro con cautela viendo lo joven que es para estar aquí, aún así. Vuelvo mi vista a las cámaras observando una por una, desde el gobierno, el FBI, la CIA, todo, incluso la mansión de mi madre y cada rincón de esta mansión, este niño tenía un trabajo demasiado importante.

— Quiero las grabaciones de cámaras del 2 de Julio de 2020, exactamente las que están en las afueras de la ciudad, cerca de la montaña en la que se puede ver toda la ciudad.— ordenó, me mira un poco extrañado y yo solo le doy una mirada, era el único que no bajaba su mirada.

Le doy una última mirada para salir de aquel gimnasio mientras empiezo a subir a la cocina justo cuando alguien llama a ella, me acerco con cansancio para atender la llamada escuchando la misma voz del chico de abajo.


— Las cámaras están interferidas, no puedo acceder a ellas desde esta ubicación o podrán saber nuestro paradero. — menciona y yo solo acaricio mi cabeza ya agotada de tanta vuelta.

— En donde puedo conseguir las grabación sin que nadie se entere?— pregunto.

— En un estacionamiento de policía o en una parte del gobierno. — después de decir lo siguiente, cuelga.

Dejo el teléfono en su lugar para empezar a preparar una taza de café, es ahí en donde se me prende el foco por unos segundos en donde abro la caja de la cocina y encuentro algunas pastillas para dormir que no tardo en moler. Una  vez las termino empiezo a hacer un batido y lo coloco de inmediato.

Como si la suerte estuviera de mi lado, el rostro de mi padre aparece mientras mira su tableta sin prestarle atención a nada, miro un momento su tableta notando que es un video de mi mamá. Blanqueo mis ojos para dejar el batido a su lado y tomar mi café.

— Qué vas a hacer hoy?— mi padre alza su mirada al yo intentar iniciar una conversación, mira la batida y luego a mi. Por un pequeño instante sonríe de lado y vuelve su mirada a mi para hablar.

— El señor Volkova unirá su campaña junto con la mía hoy, luego de eso tomaremos una cita con la prensa para después pasar a la fiesta. Así se unen más votos, sabes? No sabia que ese niño era amado por toda la nación de Rusia y Italia, eso me hace sentir increíblemente ofendido.— habla y yo lo miro con detenimiento, una pequeña duda crece en mi y yo solo la suelto sin dudarlo.

— Por qué siempre hablas el idioma inglés pero no Italiano?— lo miro con curiosidad mientras el le da un sorbo a su batida, se queda analizando ambas cosas pero aún así termina aceptando a ambas.

— Uso el Italiano de vez en cuando, ya no le doy importancia desde que mis padres murieron, ellos amaban la cultura de Italia así que me matarían por no criarlos bajos esa misma cultura. — menciona y yo solo sonrió de lado.


Cambio mi vista a un cuadro en donde esta mi padre de pequeño con mis abuelos y mi tía, según entendí no tenía fotos de ellos hasta que mi madre apareció con algunas fotos como regalo de aniversario, cosa que hizo escándalo por toda la mansión.

Y no por la fiesta.

Observo a la Señora Morreti con su porte recto y sus ojos fijos en la foto, no había ni un rastro de miedo en sus ojos pero si una sonrisa amable que se debía al pequeño niño que tenía su mano entrelazada con la suya, al otro lado esta el Señor Morreti al cual no le aguanto la mirada por mucho tiempo porque siento que analiza mi alma.

Una sonrisa crece al ver a mi papá en la foto, era un niño al que le faltaba un diente pero aún así sonríe en todas las fotos, suspiro para mirarlo leyendo ahora algo en su tableta.


— Y tu qué harás hoy?— menciona bostezando, se levanta a lavar su vaso donde estaba el Batido, me mira después de ponerlo a secar.

La forma en la que me mira me hace dudar de si sabe lo que hice o si solo intenta analizar me pero aun así, no fallo en demostrar alguna emoción en mi rostro.

— Hoy es Martes, esperare a que aparezca la loca y veré si tiene planes para hoy.— asiente.

La platica se termina una vez lo llaman al teléfono y el dice que subirá a su cuarto por unos minutos para salir con el señor Volkova, suspiro.


Esto no es nada personal papá.

La hija del Rey #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora