La hija del Rey #3

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Pasado Caeli.

El frío en mi cuerpo me hacía molestar, intentaba cubrirme con mis brazos mientras observaba los carros pasar a gran velocidad. Ninguno de ellos se detenía así que sospechaba que por quinta vez, mis padres olvidaron buscarme.

Y cuando digo padres, me refiero a mi señor padre.

Doy un suspiro profundo para empezar a caminar sintiendo como las primeras gotas caen en mi cabeza avisándome que el frío no era lo único que iba a joderme. Aún así, decido caminar sin rumbo alguno mientras me pierdo en la música de mis auriculares, lo único bueno era que tenia mi teléfono aprueba de agua junto con mi mochila y auriculares.

En cuanto me dejo ir por la música termino en un parque en donde no hay absolutamente nadie y eso creo se debe a la fuerte lluvia que está cayendo. Tomo asiento en una de las sillas que se mueven sintiendo como la lluvia se lleva cada lágrima que soltaba. Respiro hondo otra vez sintiendo como el aire empezaba a faltarme, me pongo de pie con rapidez para empezar a caminar esta vez con un nuevo rumbo, a casa.

Estaba harta de tener que depender de los demás.

Harta de esperar por los demás cuando se muy bien, que jamás llegarán.

El dolor en mis pies era tan grande pero lo ignoro hasta que abro la puerta de una forma tan fuerte que todos sacan sus armas para observarme. Camino por entre el suelo blanco llenándolo de tierra mojada mientras tiro mi mochila ya en este punto inundada junto con mi teléfono. Camino hasta el medio de la casa observando a Malick frente de mí mientras mis padres están mirándolo perdidos en él.

Malick solo llora y llora mientras mis padres jalan su cabello sin saber que hacer,hasta que mi amado padre mira el reloj para saltar de la silla en la que estaba como si su alma se hubiera escapado de sus manos. Lo observo sin emitir ningún sonido, solo esperando por el momento en donde choque conmigo que no tarda en llegar. Sus ojos me recorren hasta los pies, que puedo ver un gran charco de agua que gotea de todo mi cuerpo, lo vuelvo a mirar a los ojos para mirar a mi hermano.

—Sei un bambino così idiota, così egoista che vorrei farti saltare i denti uno per uno.—(Eres un niño tan idiota, tan egoísta que quisiera arrancarte los dientes uno a uno )

El llanto de Malick para justo cuando mi padre pone una mano en mi hombro, sin previo aviso tomo su muñeca y la jalo con tanta fuerza mientras uso un poco más de fuerza para tronar uno de sus dedos. Nisiquiera se molesta en quejarse, solo me observa como un animal salvaje.

Su mirada fría y calculadora deja que mi piel poco a poco se ponga de gallina, todos mis sentidos me gritan que corra tan rápido como puedo pero solo me quedo aquí. Como si mis pies estuvieran clavados a las lozas blancas de la casa, esperando el impacto pero nunca llega. Solamente lo veo ponerse de rodillas mientras con su propia mano se coloca el dedo que hace unos minutos le disloque.

— Estoy orgulloso de tu acento italiano, mi niña. Lamento que no pasáramos a buscarte y creo merecer el dolor que cargo ahora, crees poder perdonarme? — pregunta, yo solo sonrio de lado mientras sentía  como algo poco a poco se rompía tanto en mi corazón como en mi mente.

Sin esperar alguna de sus palabras o algo, dirijo mi puño a la nariz de Malick viendo como empieza a sangrar, su llanto empieza a aturdir mis oídos por lo que los tapo mientras mi madre tapa la nariz de Malick y mi padre llama a uno de los guardias para llamar al doctor, todos pasan a mi lado empujándome por lo que me salgo llegando hasta mi habitación.

Tomo asiento en el suelo abrazando mis piernas mientras miro a la puerta esperando pacientemente, mi respiración se vuelve pesada mientras siento las gotas caer una por una, aprieto mis dedos a mi piel sintiendo el dolor en ellas, un fuerte dolor llega a mi cabeza que me hace aguantar con fuerza intentando frenar el dolor que me empezaba a hacer llorar.

Golpeó mi cabeza contra el suelo esperando por un momento, que alguien llegara para aliviarlo o que por arte de magia, parara. Luego de todo el dolor y de los golpes que me dejaban sentir algo espeso en mi frente me hizo entender que, de ahora en adelante estaba parcial y completamente sola.

Y que este dolor, solo sería el primero de muchos.

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