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Malick

Escucho el ruido de la maquina, me quedo quieto mirando fijo al espejo viendo como atrás terminan los tatuajes que había dejado pospuestos. En ningún momento el dolor llega a mi o despeja mi mente, solo me hace entrar a una especie de bucle en donde solo puedo recordar la imagen de su muerte en mis brazos.

Yo no era un fiel creyente de Dios.

Pero en ese momento solo pude rezar y pedirle por ella, entregando todo lo que deseara de un simple mortal, solo quería que ella estuviera bien. Pero no fue así, igualmente me había bloqueado por su última frase que me hizo entender porque Caeli no le fue tan difícil matarla.

" La muerte no me asusta, porque la muerte me protege."

Era la frase que rodeaba mi mente mientras jugaba con el anillo que me dio mi padre del logo de la familia. No entendía porque todos estaban traicionando o porque todos parecían estar al mismo borde de la muerte, no sabía si Caeli era la culpable pero lo que sí sabía.

Es que en estos momentos, la odiaba.

La odiaba con todo mi ser, con todo mi corazón y con toda mi fuerza. Su facilidad para arrebatar la vida ajena me hacía pensar si en algún momento pensaba en alguien más aparte de ella, pero hoy me confirmó que es incapaz de amar.

— Terminamos señor.— hablan, alzó mi vista observando la cantidad de tatuajes que tengo en mi espalda. Veo como colocan un protector y yo me coloco mi camisa justo cuando entra Simone con su típico uniforme de Madame.

— Tenemos el paradero de Caeli pero perdimos contacto, necesito que te despláces con varios hombres y líderes  su rescate. — habla, yo solo la miro notando su seriedad.

— Te puedes ir al carajo. Si es que crees que hoy voy a ayudar a alguien, no me interesa si la están lastimando ahora mismo. No me importa nadie, así que déjame. — espeto con gran enojo, paso por su lado sintiendo su mirada en mi espalda. Justo cuando tomó la llave de la puerta en mi mano, algo se impacta contra la puerta. Me volteo a verla exaltado viendo como no parece haberse movido, la miro como si se le hubiera perdido un tornillo de los muy pocos que le quedaba.

— Sentirte traicionado? Es totalmente válido. Estar enojado? Obvio es normal. Pero sabes qué no es normal? Darle la espalda a la única mujer que nunca te a fallado y no hablo de tu hermana, hablo de tu madre.— me mira, deja su pose de tía seria para sonreír y darme un pequeño apretón en el hombro. Alzó mi mirada al cielo para tocar mi cuello, no sin antes respirar tan hondo que siento paz por unos cortos segundos.


Salgo de la habitación quedando en la sala en donde hay mucho ruido, mi padre habla por teléfono y mi madre solo parece perdida en su mente. Ahora mismo debe preguntarse en que fallo, en que hizo mal y no la culpo.

Todos sentimos que fallamos al no darnos cuenta de la locura de Caeli.

— Quiero a todo el mundo callado.— habló, nadie me escucha. Mi madre me mira por unos segundos cuando tomó mi arma y disparo a un jarrón provocando que todos guarden silencio. — DIJE QUE QUIERO A TODOS CALLADOS.— grito.

— Como saben, mi hermana fue secuestrada cosa que en la familia Morreti no aceptamos. Ya pasaron 48 horas desde su desaparición, es decir que empezaré a matar a cualquier idiota que está desperdiciando mi dinero y mi tiempo. Quiero videos, cámara de seguridad, tarjetas. Quiero absolutamente todo en menos de una hora, den precio por la cabeza del imbecil que secuestro a mi hermana. — digo, tomo la carpeta que aguantaba mi padre. Me quedo mirando algunos papeles.

— Las Madame's que estén a mi cargo, se desplazarán por todo el territorio Norte a Este y el escuadrón de hombres se desplazara por el Sur y el Oeste. Quiero que los de tecnología suban a mi hermana a las redes, pongan que es la líder de la mafia y que se está escondiendo.— digo, mi madre se levanta de inmediato.

— Tu mismo le estas poniendo precio a la cabeza de tu hermana. Si dejas que la policía sepa de nosotros, nos vamos a tener que ocultar.— alzó mi mano para acariciar su mejilla.

— No me importa si le arrancan la cabeza a mi hermana, eso sería lo mínimo que se merece. — ese es el último comentario que digo no sin antes mirar como todos se preparan. Mi padre solo me mira desde una esquina, lo miro igual.

Esta enojado porque expuse a su princesa, pero siendo sinceros.

Toda esta tensión, este caos y este dolor, a ella debe darle gracia ahora mismo.

La hija del Rey #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora