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Los ojos del rubio miran con odio al hombre delante de él, son las 10am y Felix apenas llegó a su casa luego de la fiesta de inauguración del bar de su mejor amigo Minho.

—¿Qué fue lo que te dije? Eres un... Mira esto, maldita sea. —Gruñe el hombre frustado viendo la mesa que yace en el centro de la lujosa sala donde se encuentran tirados algunos billetes de alta denominación, unos cigarrillos y encendedores, pero entre lo más destacable son las líneas de polvo blanco sobre el cristal. —Lévantate. ¡LEVANTA TU PUTO TRASERO DE AHÍ! —Felix lo intenta, sin embargo se tambalea y cae de nuevo sobre el sillón donde estaba. —Ni siquiera puedes estar de pie, maldita sea.

Con coraje el hombre toma al joven por los hombros, sin esperar una explicación o algo más, lo estrella contra la pared. El rubio rebota contra esta y debido al nivel de intoxicación que tiene encima le es imposible ponerse de pie y cuando menos imagina, su padre está pateándolo, el hombre de traje que siempre acompaña su padre está mirándolo a la distancia. No sabe si le mira con lástima o satisfacción, pero está acostumbrado, supone.

—¿Quieres acabar con mi carrera? ¿Eso intentas, mocoso de mierda? —La punta del costoso zapato de su padre golpea sus costillas, Felix se resigna a llorar en silencio como siempre ha hecho. Sus manos protegen su rostro a toda costa mientras el hombre no deja de golpearlo. —Estoy harto de ti, asqueroso marica. ¡Siempre arruinas todo! Voy a...

Levanta su puño listo para golpearlo cuando el guardia que siempre lo acompaña lo interrumpe.

—Señor, está aquí.

Jun suspira, arregla su saco que se desacomodó en medio del violento momento y mira a su hijo que solloza silenciosamente sobre el piso.

—Hazlo pasar.

—Pero señor...

Señala al joven, el hombre se encoge de hombros.

—No importa, que vea desde ya como debe ser tratado este pequeño bastardo.

El hombre asiente y se retira luego de una pequeña reverencia, Felix solloza despacio y Jun se pone de cuclillas delante de él, lo toma del cabello y lo obliga a mirarlo.

—Ya déjame, por favor.

—¿Ahora sí suplicas, mierda? —Sonríe con burla y niega. —Lo fácil que sería para todos si murieras de una sobredosis. ¿No lo has pensado nunca?

Felix se queda callado, la puerta se abre y aparece el mismo hombre que los acompañaba, pero esta vez hay alguien más que entra tras él.

Los ojos del hombre tras él se abren en sorpresa por una milésima de segundo, sin embargo regresa a su semblante serio, Felix no se permite verlo y agacha su rostro avergonzado cuando su padre lo suelta.

—Oh, Capitán Seo. Qué honor tenerte aquí, por favor, pasa. Frank, trae algo de beber al Capitán.

—No se preocupe, senador. Es un honor estar aquí.

Hace una reverencia de cortesía y el hombre palmea el hombro del musculoso pelinegro.

—Toma asiento, Capitán. Lamento el desorden, estaba encargándome de ello. ¿Se acuerda de él, no?

Los ojos del hombre recién llegado se fijan en el chico sobre el piso, está llorando silenciosamente sin embargo no deja de mirar con rabia a su padre. Ha cambiado tanto, siente algo invadir su pecho ver al delgado chico todo golpeado.

—Sí, lo recuerdo.

—Está vuelto una mierda, fue justo por eso que te contacté. Tal vez alguien con mejor autoridad pueda enderezar de una vez por todas a este jodido drogadicto.

Problem Guy. (Changlix)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora