Pasa la tarde y no vuelvo a ver a Mario. Seguro que ya ha encontrado a otra chica.
-¿Alicia? ¿Me estás escuchando? -Dice Carol.
-Perdón, ¿qué decías?
-Tú móvil. Te está llamando tu padre.
Inmediatamente miro la pantalla y respondo a la llamada.
-¿Si?
-Alicia. Como sigas sin coger el movil te juro que no vuelves a salir en tu vida. ¿Sabes cuantas veces te he llamado ya? Seis. Seis veces.
-Perdón papá, lo tenía en silencio...
-Me da igual.-Me interrumpe.-Estoy llegando a la plaza, atenta.
Y cuelga.
Miro el reloj y veo que son las 21:28 horas.
-Enseguida me voy.-Les digo a mis amigos y amigas.
-Oye.-Dice Carol.-¿Ese no es Mario?
Entonces giramos todos la cabeza, y efectivamente, es él.
Se está peleando con dos chicos altos y musculosos.
Está sudoroso y de su cabeza emanan pequeños hilitos de sangre.
Como sigan así, lo van a matar.
Instintivamente y sin pensarlo dos veces, corro hasta él.
Cuando llego al gran circulo que se ha formado por gente que lo único que quiere es divertirse viendo una pelea, me quedo en blanco.
Esto es injusto. Muy injusto.
Son dos contra uno.
Aunque Mario no se queda atrás. Le da lo suyo al par de gilipollas de aquí.
-¡Mario! ¡Para! -Le grito.
-¡Vete! -Me contesta a los segundos con la vista fija en ellos.
-¡No! ¡Para! -Le insisto.
No me hace caso. Lo vuelto a intentar pero obtengo la misma respuesta. Respiro hondo y me dirijo hacia ellos. Me pongo delante de Mario a la vez que entre los tres intentan apartarme.
-¡Alicia! ¡Vete! ¡No te lo digo más!
Me acerco a él de tal manera que nuestras bocas quedan a pocos centímetros.
-Por favor. Ven conmigo.-Le susurro.
Nos quedamos en silencio varios segundos hasta que uno de los matones dice:
-Sácala de una vez y continuemos.
-Por favor...-Le vuelvo a suplicar.
-Vámonos.-Dice cogiéndome de la mano y huyendo de allí.
-¡Cagón! ¡Cagón! -Se oye por detrás. Pero no son más que susurros nada importantes.
-¿Por qué te peleabas? -Le pregunto cuando ya estamos lo suficientemente lejos de todos.
Nos sentamos en un banco apenas iluminado por la luz de las farolas.
-No sé... Me apetecía pegar a alguien...
Suspira.
-¿Por qué me has buscado? -Me pregunta.-Si no te importo te debería haber dado igual que me matasen o no...
-No Mario. No me das igual. Pero ese no es el tema... ¿Cómo...?
-Si. Ese es el tema.-Me interrumpe.-Por favor, explícamelo... Te quiero, te quiero mucho...
Ahora suspiro yo.
Cada vez lo entiendo menos.
-Tamara me enseñó sus conversaciones contigo.-Suelto.
-Ahh... ¿Y qué pasa?
-¿Cómo que qué pasa? ¡Miras con los mismos ojos a todas!
-No. No a todas.
-A ver a ver... ¿Quién es la excepción?
-Tú.-Suelta.-Para mi todo era placer... hasta que te conocí. No sabia por qué se me revolvía el estómago al verte. Pensaba que era hambre o algo. Luego me di cuenta de que eran las famosas mariposas que aparecen cuando realmente estas enamorado. Me paso la vida diciéndote que te quiero. Y ni si quiera a mi madre se lo decía.
Por momentos temo soltar una lágrima. Esto es mucho para mi...
-En clase siempre te estoy mirando. Tengo que aguantarme las ganas de ir y comerte el morro.-Continua.
Sonrío.
-¿Sabes? He cambiado. Me has cambiado. Te quiero sólo a ti. A nadie más. Por favor, créeme...
Mierda mierda mierda mierda.
Sabia que acabaría convenciéndome si hablaba conmigo.
Lo quiero mucho... Lo amo mucho...
Y una pequeña lágrima se escapa. Pero en un pequeño movimiento, Mario la atrapa con su dedo y se deshace de ella.
-Soy imbécil. ¡Muy imbécil! -Se dice para sí.-Por favor no llores.
-Te quiero.-Suelto.
Me mira incrédulo. Nuestra respiración es agitada. Le cuesta hablar, pero cuando lo consigue, dice:
-¿Cómo?
Trago saliva.
-Que te quiero.
Sonríe y tras unos segundos así, me abraza.
-Yo también. Te juro que yo también.

ESTÁS LEYENDO
¡Eyy! Me gustas...
Fiksi RemajaLa vida de Alicia era aburrida... Aburrida hasta que se enamoró de Mario, un chico el cual iba a lo que iba... Si te ha pasado alguna vez, ya estas tardando en acompañar a Alicia a donde quiera que vaya. Ella también necesitaba consejos, pero se la...