Sin respuestas

244 19 4
                                    

Vivimos en un mundo en el cual la apariencia suma más que el carácter. Los hombres se fijan en las mujeres bellas. Las mujeres se fijan en los hombres bellos. No digo que todos seamos así. Siempre puede haber una excepción. Alguien que se fije en lo que realmente importa. El interior.

No tengo respuestas, pero si una conclusión.

Mario era un chico guapo y popular. Si quería, podía pasarse por un buenazo. Llegaba a ser sensible y hacia que te sintieses una princesa.

Yo misma lo comprobé.

Antes me miraba al espejo y me odiaba. No me terminaba de aceptar. Pero cuando él comenzó a llamarme guapa y demás, la cosa cambió. El espejo comenzó a sonreírme. Obviamente solo era un efecto, yo no me había vuelto mas guapa ni nada por el estilo.

Aún sigo preguntándome el motivo por el cual se fijó en mi.

Tal vez era un simple capricho, quien sabe...

Pero parecía tan real... tan auténtico... que acabé creyéndomelo.

¿Pero sabéis? No me arrepiento de nada.

Él me hizo feliz, muy feliz.

Únicamente por momentos, pero lo consiguió. Y mira que muy pocas personas consiguen sacarme una auténtica sonrisa...

Sabia que no tenía que crearme falsas esperanzas.

Somos muy jóvenes y era obvio que un chico como él no iba a aguantar hasta el fin de sus días a una chica como yo...

Como he dicho antes, probablemente hayan excepciones... Pero Mario, no es el caso. O al menos, de momento...

De pequeña me prometí a mi misma que jamás soltaría una sola lágrima por alguien que no se lo mereciese.

A día de hoy, sigo sin saber si Mario se lo merece o no.

Pero lo que si sé, es que me gustaría poder mirar atrás y, en vez de llorar, sonreír.

¡Eyy! Me gustas...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora