¡Eyy! Me gustas...

LA PRUEBA DE NO AMOR

Lunes. Para algunos el primer día de la semana, para otros un día más. Y sin embargo, para mi, un nuevo comienzo. O eso creo.

La verdad es que tengo ganas de llegar al instituto. Lo sé... Mátenme. ¡Pero es que quiero verlo ya!

Me subo al coche y me abrocho el cinturón de seguridad. Cojo mi movil y los auriculares y pongo la música al máximo. Adiós mundo real, por lo menos por ahora...

Cuando ya he escuchado un par de canciones, el coche se detiene y yo me bajo. No sin antes despedirme de mi padre. Las mariposas invaden mi estomago y no puedo dejar de sonreír. Un par de minutos mas y podré ver a Mario de nuevo. ¿Se lo contará a sus amigos?

Subo las escaleras y cuando llego, noto todas las miradas sobre mi. Hago caso omiso. Seguro que Mario ha contado lo bien que beso...

Saludo a mis amigas y espero a que llegue.

Toca el timbre y subimos a clases. A primera hora toca tecnología. Manos a la obra...

-Bonita cobra eh...-Me dice Alexander.

No sé de lo que está hablando.

-¿Qué?

-Ya sabes... Cuando Mario fue a besarte y tu lo evitaste. Nunca has besado, ¿verdad?

¿Cómo?

-¿Qué?

No sé qué pensar... Pues no, no lo ha contado. O por lo menos, no la verdad. Si lo sabe Alexander, lo sabe todo el mundo. ¿Y por qué no lo cuenta? ¿A caso le doy vergüenza o algo? Puede ser... Y la verdad es que lo entendería a la perfección. Pero... Podría haberse callado la boca y punto.

Una vez leí en mi Twitter que el hombre que no cuenta las cosas que hace o hizo con su chica, es un caballero.

A diferencia de eso, sé que lo de Mario a sido otra cosa... Y me lo va a decir él mismo como que me llamo Alicia Halloway.

Acabamos tecnología y varios idiotas de mi clase me repiten lo que Alexander me dijo hace un rato. Lo cual, hace que prácticamente todos, me tomen como una niñita. No lo entiendo, es todo tan confuso...

La poca valentía que hace un rato sentía, se esfuma. Y al mismo tiempo la remplaza la rabia y la tristeza.

No consigo preguntarle nada a Mario. Ya le mandaré un whatsapp...

Finalizan las clases y Mario y yo nos disponemos a bajar a nuestras respectivas casas. Junto a nosotros van Lidia (una amiga mía), Thiago y Óscar. Ellos pronto se desviaran y quedaré sola junto con él. Lo sé...

Comenzamos con las cosquillas y las risas. Y todo va perfecto. Claro, todo hasta que ella aparece. Lissa, su ex...

No recuerdo si os conté que justo el viernes, dos días antes de nuestro pequeño primer beso, una amiga mía los vio a ellos abrazados. Supongo que Lissa lo abría perdonado y ya estarían bien. Pero claro... ¿Por qué tenían que abrazarse?

Lidia y yo pasamos junto a ella (la cual está parada, esperando a Mario la muy zorra...) y nos detenemos en el kiosco que hay en frente, creyendo que tras haberla saludado, vendría con nosotras.

Y no, no lo hace. Pasa junto a nosotras y se larga con ella. Se larga por el camino que tendríamos que haber recorrido él y yo solos...

Imbécil. Él por hacerme esto, y yo por hacerle creído.

Es una prueba de amor.

Digo, una prueba de no amor.