Cap 1

218 9 0
                                        

LEO

------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Es increíble como pasa el tiempo tan solo llevamos una semana en México con mi hermano Nando luego de nuestro viaje por los 7 mares que nos tomó alrededor de 3 años conocerlo fue una buena aventura, pero creo que es bueno volver a casa, aunque aún me falta enfrentar ese problema que me persigue desde pequeño, aunque mi abuela ya murió yo di mi palabra de que cumpliría con el trato.

No hay día que no piense en ello, como si la promesa pesara sobre mi pecho, recordándome que mi destino estaba sellado mucho antes de que pudiera decidirlo más ahora que sé que mi corazón le pertenece a una muchacha que hace mucho tiempo le arrebataron la vida. El destino está escrito, pero el corazón es caprichoso... y aquí estoy listo para condenar mi vida a este martirio

> ¿En qué piensas tanto, Leo? Estás muy callado desde que bajamos del barco —dijo Nando, observándolo de reojo.

 Leo inspiró hondo, como si sus pensamientos pesaran más de lo que estaba dispuesto a admitir. —En cosas que tengo que hacer al llegar... Revisaremos la panadería, ayudaremos a nana si necesita algo, y luego visitaremos a la abuela en el panteón.

Nando frunció el ceño, sintiendo que su hermano ocultaba algo. —Y después... —Leo hizo una pausa, su mirada perdida en el horizonte— tengo que buscar a alguien.

> ¿Te refieres a...? —intentó decir Nando, pero Leo se volvió de golpe, su voz afilada como un cuchillo. —¡Ni la menciones!

Nando lo miró, perplejo. Su hermano rara vez reaccionaba así.  —Pero si fuiste tú quien lo mencionó... —murmuró, aún desconcertado. Luego cambió de tema, intentando aliviar la tensión. —Bueno, ya casi llegamos a Puebla de los Ángeles. No se te olvide comprar las flores para la tumba de la abuela.

NANDO 

------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Aunque Leo lo niegue, sé que no quiere cumplir con la última petición de nuestra abuela. Aquella promesa que le hizo antes de partir aún lo atormenta, pero yo... yo apenas entiendo de qué trata. > > Sé que está relacionada con aquella niña que, cuando éramos niños, estaba enamorada de Leo. Su abuela solía visitarnos, y con ella, venía ella también. Me pregunto cómo se encuentra ahora. 

La última vez que nos vimos, me pidió que cuidara bien de mi hermano y que lo trajera de vuelta. Cumplí mi promesa. Ahora solo espero que Leo pueda corresponderle.  Es una joven correcta, hermosa. Si mi hermano se casa con ella, será la envidia del pueblo. La verdad... siempre me agradó desde que la conocí.   

 > > flashback. > >

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------

La niña rubia, de ojos azules, observaba con asombro la gran plaza del pueblo. Su mirada recorría los puestos y la gente, hasta que, a lo lejos, distinguió a un niño con una pañoleta roja sobre la cabeza. Estaba escondido, agazapado detrás de un muro, esperando el momento oportuno para asustar a algún desprevenido. Ella sonrió, divertida. Con pasos sigilosos, se acercó sin que él la notara. Y entonces, lo asustó. Un grito resonó en la plaza. La gente volteó, sorprendida, encontrando la escena graciosa. El niño, con ojos desorbitados, la miró con incredulidad mientras trataba de recuperar el aliento.

> ¡Oye, tú! ¿Qué te pasa? ¿Quieres matarme de un susto o qué? —exclamó asustado, aun recuperándose del golpe de adrenalina.

 Mariam soltó una carcajada y cruzó los brazos, divertida. —Solo quería darte una cucharada de tu propia medicina. No pensé que te asustarías tanto... pero admítelo, fue un poco gracioso.

Él la miró con curiosidad, todavía intentando descifrar quién era.  —¿Quién eres tú? Nunca te había visto por aquí.

> No soy de aquí. Mi abuela me dijo hace poco que vendríamos a visitar a una amiga suya que vive en este pueblo. Y como no tenía con quién quedarme, pues me trajo con ella. Soy Mariam, por cierto. Mariam Daria Ascencio De La Torre... para servirle a Dios y a usted —añadió con un gesto elegante. 

 Nando arqueó una ceja, interesado. —Mucho gusto, Mariam. Yo soy Fernando San Juan, pero me dicen Nando. Dueño de una panadería. Tu nombre es raro... pero tu apellido me suena de algún lado.

 Mariam sonrió, como si acabara de recordar algo. —Sí, mis padres viajaban mucho y me pusieron este nombre que escucharon en uno de sus tantos viajes. Espera... ¿tu abuela es Antonia Sanjuan? —preguntó de pronto, sorprendida.

Nando frunció el ceño, intrigado. —¿Conoces a mi abuela?

 Ella soltó un suspiro antes de responder con tono serio.  —Sabes que es de mala educación responder una pregunta con otra pregunta... pero bueno, te lo diré. No conozco a tu abuela directamente. Pero resulta que ella es amiga de mi abuela, lo que me convierte en tu visita.

> ¡Eso está genial! —exclamó Nando, con una sonrisa animada. —Me caes bien. Si quieres, vamos a mi casa. Te invito a comer pan con café y, de paso, te presento a mi hermanito Leo... aunque yo le digo Chisguete.

> Gracias, la verdad es que no encontraba cómo regresar a tu casa. Vamos —dijo con alivio, y luego, con curiosidad en la voz, añadió— Por cierto, ¿por qué le llamas Chisguete a tu hermano?

Nando soltó una risa baja, como recordando algo gracioso.  —Verás... es una larga historia. Y una muy divertida, por cierto.

(Mientras caminan hacia la panadería.)

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------

 > > Fin del flashback. > >

 —¿Qué dices, Nando? —preguntó Leo, esperando una respuesta. 

  Nando parpadeó, confundido. —¿De qué? 

 Leo frunció el ceño, notando que su hermano no había estado escuchando. —¿Lo que te pregunté? ¿Acaso no me oíste? —su tono reflejaba un ligero enfado. 

> Lo siento... —Nando sacudió la cabeza, como si despertara de sus pensamientos—. Estaba en otra cosa. ¿Qué decías? 

 Leo suspiró y miró hacia otro lado. —Ya nada. -Nando le lanzó una mirada de lado, pero decidió no insistir.  —Si tú lo dices...



La leyenda de MariamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora