MARIAM
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Si hay algo que aprendí del Charro Negro—además de que su antiguo nombre, Ander, significa hombre valiente cualidad que no pongo en duda —es que una entrada debe estar cargada de drama. No hay mejor manera de sorprender a mis víctimas que irrumpiendo en su realidad con el peso de mi presencia.
Tras cerrar el trato con Cristian, ese hombre consumido por la codicia, decidí poner en marcha la siguiente fase de mi venganza contra Leo y sus maravillosos amigos. El tiempo es un recurso que no debe desperdiciarse; lo que puede hacerse hoy jamás debe dejarse para mañana.
Tras llamar a mi caballo y abrir un portal hacia la hacienda, esperé pacientemente a que Leo y sus amigos lo cruzaran. En cuanto lo hicieron, cerré la entrada y abrí otro que me llevaría directamente a mi destino. Ahora, podía preparar la recepción de mis invitados... aunque, claro, no quería arruinar la sorpresa.
Para darles una bienvenida digna del espectáculo que se avecinaba, envié al Charro Negro a recibirlos en la entrada, mientras Rosendo supervisaba el acceso. Sería interesante ver cómo reaccionaban.
Pero el tiempo pasaba, y ellos no llegaban. Decidí recorrer la hacienda, y fue entonces cuando vi a Nando. Me acerqué de inmediato para darle instrucciones. No podía permitirme que se encontrara con su hermano y, menos aún, que arruinara el plan.
> ¡Nando, ven aquí!
> ¿Qué quieres, Mariam? - con enojo
> ¿Quién te crees para dirigirte a mí de ese modo? Te recuerdo que tu miserable vida está en mis manos, y puedo quitarla cuando me plazca.
> Disculpe su señoría. - con sarcasmo
> Escucha bien, porque no lo repetiré. Quédate en el establo y no pongas un pie en la Hacienda. No te preocupes, no te dejaré morir de hambre; Rupertino te llevará la comida y te dirá dónde puedes dormir.
> ¿Pero por qué no quiere que entre?
> Eso no es asunto tuyo. Si sabes lo que les conviene a Rupertino y a ti, seguirán mis órdenes sin cuestionarlas. ¿Quedó claro?
> Sí... -medio suave
> ¿Sí qué?
> Sí, señora.
> Sigue tu camino. Ah, casi lo olvido dile a Rupertino que traiga mi caballo de vuelta, me están llamando. Y recuerda: sigue mis órdenes al pie de la letra.
Mariam observa a Nando alejarse, satisfecha con la primera parte de su plan.
Un problema menos. Solo falta asegurarme de que Leo no vea a Nando antes de que empiece a soltar información a Rupertino. No hay de qué preocuparse... "El será quien les ayude a salvar a Nando."
Después de un tiempo, Rupertino apareció con mi magnífico caballo, el único que realmente destaca entre los que poseo. Algunos los conseguí mediante ciertos acuerdos.
> Señora, aquí está su caballo.
> Bien, gracias. -Toma las riendas con firmeza y acaricia el cuello del animal. - Vamos, amigo mío... tenemos trabajo que hacer.
Me dirijo a la entrada de la hacienda y me encuentro con una escena que no puedo evitar disfrutar.
> ¡Te dije que liberes YA a mi hermano!
