AN OATH OF TRUTH

Capítulo 1: Keeping silent no more

-Y el campeón de Hogwarts es Cedric Diggory-. La mesa vestida de amarillo y negro estalló en vítores; por fin Hufflepuff obtendría el reconocimiento que tanto merecía. Cuando el tumulto se calmó por fin, Dumbledore empezó a hablar de nuevo. -¡Excelente! Como ya tenemos a nuestros tres campeones, el Torneo de los Tres Magos puede comenzar oficialmente. Estoy seguro de que cada estudiante presente apoyará a su campeón lo mejor que pueda. Tal contribución podría hacer...- Dejó de hablar y todos miraron sorprendidos la copa, que se encendió en rojo una vez más. Una larga llama salió disparada, depositando un cuarto trozo de papel en la mano de Dumbledore. Dumbledore se quedó mirando el nombre durante una eternidad antes de aclararse la garganta. -Harry Potter-.

Harry empezó a asustarse; se suponía que éste sería el único año en que no podría meterse en problemas, pasara lo que pasara. Y sin embargo, aquí estaba, señalado como cuarto campeón en un peligroso torneo muy por encima de sus conocimientos y su poder. De nuevo se enfrentaba a convertirse en un marginado social, los Hufflepuffs nunca le perdonarían lo que percibirían como un robo de su oportunidad de brillar. Su palabra no bastaría para convencerlos, ni a ellos ni a nadie, de lo contrario. Entonces recordó el pequeño libro que un día había encontrado en su mochila. Su palabra no sería creída, esto en cambio...

Poniéndose de pie, se enfrentó a todo el Gran Comedor, dejando que su desesperación y su miedo se hicieran visibles en su rostro. -Yo, Harry James Potter, juro por mi magia que no puse mi nombre en el cáliz de fuego, ni contraté a ningún ser mágico para que lo hiciera por mí. Que así sea-. Levantando la varita, lanzó uno de los primeros hechizos que había aprendido en primer curso y la luz que iluminaba la punta de su varita brilló con fuerza. No había perdido su magia; su juramento era la pura verdad.

-Bueno, si pasas por la puerta, Harry, podremos seguir discutiendo esto-. Cumplió con las palabras de Dumbledore, aún conmocionado hasta la médula e increíblemente temeroso de lo que pudiera suceder en los próximos meses. Había evitado convertirse en un marginado social por los pelos, salvar su vida no sería tan fácil.

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La habitación en la que se encontraba era bastante pequeña, pero estaba repleta de retratos y tenía una chimenea encendida en el extremo opuesto. Los tres verdaderos campeones, en la humilde opinión de Harry, estaban sentados alrededor del fuego. Fleur Delacour fue la primera en fijarse en él. -¿Qué pasa? ¿Nos quieren en ze 'All?-.

Harry no contestó, no tenía fuerzas para hacerlo, mientras la realidad se abatía sobre él. Se tambaleó hacia una silla vacía, casi cayendo en ella, y se enterró las manos en el pelo revuelto. -¡Mi nombre salió de la copa, pero yo no lo puse y juré esto sobre mi magia! No sobreviviré a esta competición, ¡hay tanta magia que aún tengo que aprender!-.

Tal vez estaba exagerando un poco su pánico, después de todo se había enfrentado a muchos desafíos más allá de sus años sin morir. Pero sentía que contar con el apoyo de esos tres estudiantes adultos le protegería de la horrible reacción que seguramente se produciría. Después de todo, era un año par; lo que significaba situaciones mortales y ser rechazado por la mitad de la escuela. Su juramento no le protegería de la gente, que sólo creía lo peor de él, ni le mantendría alejado de este peligroso torneo; ¡nada lo hacía! Miró a los otros tres y se dio cuenta de que su estratagema había funcionado. Fleur parecía decididamente enferma ante la idea de que un niño inocente se viera obligado a asumir tareas tan por encima de sus capacidades. Viktor y Cedric, sin embargo, tenían cara de asesinos, lo cual era bueno, siempre y cuando fuera en su nombre. Esta línea de pensamiento se vio interrumpida por la entrada de un grupo numeroso El profesor Dumbledore, los señores Crouch y Ludo Bagman, Madame Maxime, el profesor Karkaroff, la profesora McGonagall y el profesor Snape.