Capítulo 11: Dragons

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-¿Quieren hacernos luchar contra malditos dragones?- Hizo eco a través de la Sala de Menesteres.

-No sólo dragones, madres dragonas anidadoras-. Aclaró Ron.

-¿Se supone que eso nos haga sentir mejor? Porque no funciona-. El acento de Fleur se hizo más pronunciado en su agitación. En las últimas semanas, tanto su inglés como el de Viktor habían mejorado mucho, haciéndolo casi fluido. Sin embargo, cuando no estaban de buen humor, volvían a hablar como antes.

-¡Sólo estoy relatando lo que Charlie me escribió! No mates al mensajero!- se defendió Ron.

Charlie le había enviado a su hermano pequeño una carta en la que le contaba que su reserva había tenido que preparar cuatro nidos de madres para el Torneo de los Tres Magos. No se sentía cómodo ocultándoselo a Harry, que al fin y al cabo era algo así como su hermano pequeño. Al leer la carta en voz alta, se produjo un pandemónium. Todo el mundo estaba indignado por poner a los alumnos en una situación tan peligrosa sin previo aviso. En una situación normal se necesitaba al menos una docena de adultos para someter a un dragón, y se sabía que las madres anidadoras eran especialmente feroces y agresivas.

Se había añadido una nota sobre los huevos de oro que se habían colocado en cada nido, uno para cada uno. Era lógico que coger esos huevos fuera el objetivo de la Primera Tarea. Ninguno de los campeones tenía muchas ganas de hacer algo así; arriesgarse a la ira de una madre dragón solía significar la muerte instantánea por incineración.

-¡Chicos! ¿Quieren callarse un momento?-.

Harry rara vez levantaba la voz, así que cuando lo hacía todos le escuchaban. Se dirigió al centro de la sala, mientras los demás se reunían a su alrededor y se sentaban.

-Entrar en pánico no nos va a ayudar en lo más mínimo. Si queremos salir vivos de esta tarea, tenemos que investigar a fondo. Como sólo tenemos dos días para prepararnos, es inútil centrarse en la originalidad. Nadie sabe que nos hemos hecho amigos íntimos. Vayamos a la biblioteca a investigar los puntos débiles de los dragones y los hechizos a prueba de fuego-.

Hermione se animó considerablemente ante la perspectiva de investigar y Neville murmuraba en voz baja. Luna volvía a mirar al espacio, absorta en lo invisible.

En la biblioteca se apiñaron alrededor de dos mesas, empujadas unas contra otras, al fondo. Hermione, Neville y Cedric fueron a buscar libros, mientras Harry, Luna, Fleur y Viktor se sentaban y reunían papel y tinta. Harry tuvo una idea y se dirigió a la sección de Runas Antiguas, sabiendo exactamente qué libro necesitaba. Se había topado con el pentagrama hacía unas semanas, pero aún lo tenía fresco en la mente.

Para cuando encontró el libro y volvió a su mesa, Hermione estaba organizando la colección de libros que ella, Neville y Cedric habían considerado útiles.

-El mayor problema al que nos enfrentamos es la falta de tiempo. Si hubiéramos tenido al menos una semana, podríamos haber pedido ayuda a Charlie o haber encargado libros más específicos. Tal y como están las cosas, necesitaremos una buena dosis de creatividad para elaborar una estrategia que funcione. Debemos tener en cuenta dos aspectos la protección propia y distraer al dragón. Al mismo tiempo, ningún otro huevo debe resultar dañado-. explicó Hermione.

-Creo que conozco una planta útil que está disponible en los invernaderos. La telaraña de Agni está relacionada con el lazo del diablo, excepto que es atraída por el calor extremo. No se puede quemar con ningún fuego conocido, excepto quizá el fiendfyre, que es magia oscura. Si Harry o Cedric la piden, estoy seguro de que la profesora Sprout accederá a darles un poco-. añadió Neville.

-Gracias, Neville. Es una información muy útil. He encontrado un pentagrama rúnico, que funciona como un encantamiento que absorbe el fuego, aunque mucho más poderoso. Su complejidad lo hace demasiado difícil de usar si no se tiene verdadero talento para las Runas Antiguas, así que está descartado para Fleur y Cedric-. dijo Harry.

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