Capítulo 25: And war does not determine who's right

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Cuando Ariana recobró el conocimiento, se quedó paralizada. Durante un terrible latido, volvió a estar en el ataúd, sola y asustada. Pero el momento pasó cuando la magia de alguien la envolvió y, por primera vez en mucho tiempo, se sintió como en casa. Esta magia la había llamado cuando finalmente escapó y ella la había seguido. Desapareciendo a ciegas y apareciendo en una calle concurrida, había corrido hacia el tirón y se había topado con alguien. Cuando su magia se mezcló, el cansancio se apoderó de ella y todo se volvió negro.

Como aún no quería enfrentarse al mundo real, se acurrucó en las suaves sábanas y se limitó a escuchar. La habitación estaba en silencio, excepto por una respiración constante. La magia que la envolvía debía de provenir de esa persona, ¿el hombre de la calle? No lo sabía. Lentamente se giró hacia el ruido, intentando ser lo más sigilosa posible. Vacilante, se asomó por entre las pestañas. Si esa persona ya se había dado cuenta de que estaba despierta, quería conservar esa ventaja.

Casi se le escapa un grito al ver a su... ¿Salvador? ¿Captor? - sentado en una silla junto a la cama. Era increíblemente guapo, con suaves rizos negros, un cuerpo fuerte y unos pómulos que podían cortar el cristal. Bueno, eso parecían. Casi contra su voluntad, Ariana se incorporó, apoyándose en un brazo. Había soñado con aquel hombre, había sido lo único que la había mantenido cuerda en su sueño encantado.

-Tom-, su nombre le vino a la mente. Le había visto crecer, de niño a hombre. De horrible criatura a hombre. Su alma lo había anhelado mientras presenciaba los sucesos que casi lo quebraron.

¡Albus había sido tan malo! Siempre había sido un poco cabezón, dirigiendo sus juegos infantiles y menospreciando a Abe por no ser tan listo. Había evitado a Ariana cuando su magia se volvió loca y su mente luchaba por abrirse paso entre la porquería que llenaba su cabeza. No se había dado cuenta entonces, pero el sueño le había despejado la mente y ahora conocía sus miradas de lástima por lo que eran. Recordaba sus conversaciones con aquel chico rubio... ¿Gellert? - Había planeado cosas malas, aunque la quería a su manera condescendiente.

No, el mayor problema de Albus era que le gustaba ser mejor que los demás. No con Gellert, pero el resto del mundo necesitaba ser más tonto, para que Albus pudiera enseñarles. Tom -(Ariana saboreó el nombre en su mente)- había sido competencia desde el principio. No entendía por qué no podía bromear con Tom como lo había hecho con Gellert, nunca había visto a Gellert cuando su alma visitaba a Tom.

En lugar de abrazar el genio de Tom, Albus había intentado arruinar al chico. Y Ariana no había podido hacer otra cosa que ver cómo su conexión con Tom se hacía cada vez más débil. Hacía tiempo que lo había perdido por completo, aunque había captado retazos de otro chico. Que se parecía un poco a Tom, pero más salvaje y frágil de una forma que Ariana no podía explicar. ¿Como si se pareciera más a ella que a Tom? No tenía mucho sentido cuando intentaba formular esos pensamientos.

Lo feliz que se había sentido cuando su conexión con Tom se había restablecido por completo y él había recuperado su apariencia humana. Y luego la Bruja se había alejado a medida que se le pasaba el sueño. Por primera vez en... ¿meses, años, décadas? Ariana se había despertado del todo. El pánico se apoderó de ella cuando se dio cuenta de que estaba en un ataúd. Su magia se había desatado instintivamente y el ataúd se había roto a su alrededor. Había aprovechado la oportunidad de escapar y ahora estaba aquí.

Pensándolo bien, ¿dónde estaba? La habitación era grande, con filas y filas de camas, todas con las mismas sábanas blancas. Al mirarse, vio su vestido azul favorito de cuando tenía catorce años, pero le quedaba demasiado corto y casi le enseñaba las rodillas. También le apretaba mucho los pechos, que sobresalían mucho más que la última vez que Ariana se había fijado en ellos. Se echó las sábanas a toda prisa, ¡no fuera a ser que alguien la viera tan indecentemente vestida! Oh, Merlín -(Ariana casi se desmaya al pensarlo)-, Tom la había visto así. Incluso se había desmayado en sus brazos. Debía pensar que andaba suelta o sin modales para andar así por ahí. ¿Cómo podría sobrevivir a esta... a esta horrible experiencia?.

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