VEINTISÉIS

2.3K 199 11
                                    

Sara

Las náuseas me están matando, en la última semana, los síntomas del embarazo han ido a más. Mi madre me está cuidando, la gente de las favelas son demasiado buenas con nosotros, quizás lo hagan para agradar a Bastian o por que de verdad son buenas personas, no lo sé. El caso es que nos ayudan mucho, nos hacen algunas compras cuando se lo pedimos, evitamos salir mucho de casa para no llamar la atención. Armando ha estado dando ruedas de prensa buscándome, el silencio en las favelas se ha instaurado, nadie va a contar nada sobre mí, soy como un fantasma, como si aquí no existiera Sara Stwart, sólo una gringa con tres bebés consumiéndola desde dentro.

Mi madre me frota la espalda en un intento de aliviar las náuseas. Noticia de última hora, no lo logra. Gestar a tres bebés es lo más complicado que he hecho nunca, estoy sin energías, todo el día con el estómago revuelto, lo único que logro comer son pizzas de supermercado y piña. Todo, absolutamente todo, me da náuseas.

—¿Por qué no salimos un poco para que te dé el aire?— me pregunta mi madre.

—No puedo moverme, te juro que si lo hago vomitaré hasta lo que comí cuando tenía dos años.

Mi madre me da un beso en la nuca.

—¿Te importa si salgo a dar un paseo?

—No, mamá, ve tú que puedes.

—Voy a ver a Larissa.

Me rio suavemente.

—No vas a ver a Larissa, mamá, ambas sabemos que vas a ver su nieta para practicar. Ni siquiera hablas portugués como para ir a ver a Larissa.

Larissa es nuestra vecina de la izquierda, al otro lado vive un chico al que no hemos visto en toda esta semana, sólo conocemos lo que Larissa ha contado a Camelia y ella nosotras. Larissa vive con su hija y su nieta de dos años, he conocido a esa niña y es una hermosura.

—Estoy aprendiendo, se me dan bien los idiomas— se defiende mi madre.

—Lo sé, diviértete con la pequeña, mamá.

—Grita si necesitas algo.

—De acuerdo.

En cuanto me quedo sola comienzo a pensar en Gabriel, se fue hace tres días, no he vuelto a saber nada de él, supongo que debe estar demasiado ocupado, Bastian vino ayer a visitarme y a contarme cosas sobre Armando, me duele un poco que Gabriel sí lo haya llamado a él para hablar de Armando. Jairo me ha dicho que no me preocupe, que debe estar muy ocupado y el único momento que ha tenido ha sido para tener informado a Bastian. He de decir, que sí estoy preocupada, ya que los mensajes que le he estado enviando no han sido respondidos, pero sí leídos. Quizás lo haya pensado mejor y ya no quiera hacerse cargo de los bebés, no lo sé. Mi mente está muy confundida, la doctora Thais me ha dicho que sigue pensando que no sufrí abuso sexual, lo que supondría que los bebés son de Gabriel. A lo mejor sólo necesita tiempo para hacerse a la idea de que son tres, lo vi muy nervioso cuando nos enteramos y sé que sólo demostró fortaleza por mí.

El sonido de mi móvil me saca de mis pensamientos, una sonrisa se dibuja en mi cara cuando el nombre de Gabriel parpadea en la pantalla. Agarro el móvil de la mesita rápidamente y descuelgo la llamada.

—Así que la zorrita está embarazada de otro.

—¿Regina? ¿Qué haces con el móvil de Gabriel?

Y sobre todo, ¿cómo sabe ella de mi embarazo? ¿Se lo habrá contado Gabriel? No puede ser, él no haría eso si quiere mantenerme a salvo. Espera, ¿y si Regina sabe dónde estoy? Podría contárselo a Armando o a mi padre. El vómito sube por mi garganta.

EL PATRÓN #2 [Disponible en físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora