TRECE

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Sara

El trabajo como contable de Gabriel me ha tenido bastante ocupada el último mes. Tuve que rehacer las cuentas de todos los cargamentos, no sólo había errores en las cuentas de Panamá, también en las de Barbados, Haití, Honduras y Nicaragua. En el resto de países, excepto México, había comenzado a haber pérdidas. Gabriel ha estado interrogando a su antiguo contable. Bien, estoy mintiendo, no lo está interrogando, lo está torturando, por desgracia, el hombre es una tumba, no ha dicho nada, ni un sólo nombre. Mi secretaria entra en mi oficina para dejarme una taza de café en la mesa. Estuve trabajando desde el despacho de Gabriel en la casa las primeras semanas, pero después, decidió darme mi propia oficina en la empresa, venía con una secretaria incluida. Es hija de un socio de confianza de Gabriel, además, es una buena persona. En realidad, Kara es muy simpática, siempre hace sonreír a todos los que trabajamos en esta planta. Y sobre todo, me ayuda mucho con las cuentas, es como una pequeña cerebrito.

—¿Tienes las cuentas del mes pasado?— le pregunto.

—En tu email, llegaron hace unos minutos y te las envié inmediatamente.

Esbozo una sonrisa. Kara es muy eficiente, mierda, su padre debería haberla dejado ir a la universidad, merece algo mejor que ser la secretaria de una contable.

El teléfono de la oficina suena, Kara alarga la mano para tomarlo.

—Oficina de contabilidad, le atiende Kara.

Kara hace un gesto de confusión, luego frunce el ceño y me mira.

—Un momento, por favor— dice tapando el teléfono con una mano— Un tal Armando Castro, quiere hablar contigo.

Un sudor frío me recorre la columna. ¿Por qué quiere hablar conmigo ese hombre? Agarro el teléfono y le hago un gesto a Kara para que salga.

—Sara Stwart— contesto.

—Señorita Stwart, un placer hablar con usted.

—¿En qué puedo ayudarlo señor Castro?

—Pues verá, mi equipo está investigando ciertas irregularidades de algunas empresas. Exportaciones La Dorada está entre ellas y dado que usted es la contable personal del señor Hernández, he pensado que deberíamos vernos.

—Lo lamento, no tengo tiempo para atenderle, tengo mucho trabajo.

—Entiendo, pero es importante, han llegado a mí algunos documentos bastantes alarmantes.

—Bueno, quizás debería revisar sus fuentes de información, como bien ha dicho, soy la contable personal del señor Hernández y las cuentas están al corriente, a excepción de meses atrás que mi jefe ha sido víctima de un robo por parte de su antiguo contable.

—Oh, una pena, pero en mis informes no se refleja eso.

—Entonces, como le he dicho, debería revisar sus fuentes, creo que lo han engañado, señor Castro, una pena.

—Señorita Stwart, si está encubriendo alguna ilegalidad...

—¿Cómo se atreve?— lo interrumpo— Exportaciones La Dorada es una empresa totalmente legal, es la empresa de exportaciones cárnicas más importante de América.

—Lo sé, señorita Stwart, pero, como comprenderá, debo investigar ciertas cosas.

—Usted investigue lo que quiera, no tenemos nada que temer, ahora que estoy aquí todas las cuentas cuadran perfectamente. Si desea le puedo enviar yo misma los informes de cuentas.

EL PATRÓN #2 [Disponible en físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora