CAPITULO 6

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"SI TE DICE QUE TE QUIERE, QUE TE DIGA PARA QUÉ"

Un mes había pasado desde que partimos, estuvimos en varias aldeas, pero no logramos reclutar a nadie, por lo que sabíamos me seguían buscando y en nuestro recorrido nos acercábamos cada vez más a zonas peligrosas, ahora controlaba muy bien el elemento fuego y agua, Alexander era muy buen maestro y juntos logramos realizar algunos hechizos del libro, pero aun nos faltaba mucho, justo ahora estábamos en el bosque caminando sin un rumbo especifico.

-         Hay que parar un poco, necesitamos pensar que vamos a hacer, estamos perdiendo el tiempo, pronto nos alcanzaran. – Alexander se sentó en una roca mirándonos

-         Tiene razón. – lo apoyo la morena

-         Necesitamos a alguien poderoso, pero si solo reclutamos hechiceros nunca ganaremos, sin ofenderlos. – Menciono Bean

-         Tengo una idea, pero no sé si les agrade. – todos miramos al rubio. – vamos al Castillo Dorado

-         No Abel, estás loco. – su mejor amiga se cruzó de brazos

-         Quieren personas poderosas ¿no?

-         Esas no son personas y lo sabes

-         Pueden explicarnos. – les pedí interrumpiendo su discusión

-         El castillo Dorado es una de las guaridas vampíricas. – dijo el hechicero mientras jugaba con unas piedras

-         Y por eso no podemos, nos asesinaran en cuanto nos vean. – se rehusó la chica

-         ¿Qué opinas Amber? – me pregunto Bean

-         Bueno a situaciones extremas, medidas extremas

-         ¿te volviste loca? Acaso quieres morir antes de recuperar el alma de tu padre

-         Paula, todos aquí sabemos defendernos, podemos ir en el día y solo pedirles hablar. – le conteste

-         Son muy rápidos, nos pueden seguir

-         Pero no vuelan. – le respondió Abel

-         ¿tú sí? – cuestione

-         Aún hay muchas cosas que no conoces de mí. – me dijo juguetón mientras pasaba su brazo por mis hombros. – relájate Pau, conozco a algunos de ellos, nos recibirán bien y si hay problemas las sacare a ambas de ahí de inmediato.

-         ¿y yo? – Alexander lo miro

-         Bueno Bean también tiene alas

-         Abel, dime que no nos toparemos con alguna de tus conquistas. – comento ya rendida nuestra amiga, pero este solo le sonrió. - ¿tú crees que les dará gracia verte babeando por Amber? Con más razón nos mataran. – ambos nos sonrojamos un poco por sus palabras y yo me separe.

-         Ellas saben que solo las quise para algo pasajero, no tendrán problemas

-         Si te dice que te quiere, que te diga para qué. – señalo Alexander mirándome

-         Veremos qué pasa, vamos. - dije y todos emprendimos camino

Había caído la noche y nosotros seguíamos caminando, al solo tener dos caballos, por lo regular todos caminábamos y tomábamos turnos para descansar, por el momento iba yo con Abel, Paula dormía recargada en Alexander sobre un caballo y Bean descansaba en el otro, pronto empezaron a caer gotas de lluvia por lo que apresuramos el paso, pero Abel paro de golpe colocándome tras su espalda, unos segundos después se escuchó un aullido, miré al cielo y vi la luna llena.

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