CAPITULO 24

0 0 0
                                    


"¿QUÉ TAN LEJOS ESTAMOS DE ESTAR CERCA?"

Pase la mayor parte de la noche en vela, las imágenes seguían reproduciéndose en mi cabeza y por más que trataba de cerrar los ojos y pensar en otra cosa el dolor en mi cuerpo me lo impedía, Abel no durmió se mantuvo despierto cuidando mi sueño y tranquilizándome cuando comenzaba a alterarme, cuando el sol comenzó a salir me levante para cambiarme y ver a mis amigos, al entrar en el cuarto de la loba ella seguía dormida, sus heridas eran tapadas por vendas con manchas de sangre.

- ¿puedes traer mi libro? – le pedí a Paul quien estaba sentada en un pequeño sofá que se encontraba cerca de la cama, ella asintió y salió, no duro mucho cuando regreso con mi libro, lo hojeé hasta encontrar lo que buscaba, el hechizo era menos efectivo que el que ya había utilizado con Dan, pero este no me generaba el daño físico, solo absorbía parte de mi energía, toda magia un precio, recordé.

Lo cerré y descubrí la herida más importante, la de las costillas, eran unos rasguños profundos que habían despedazado varios de sus órganos y la piel colgaba, a pesar de que se regeneraba rápidamente esto le estaba costando, pose mi mano sobre la herida y cerré lo ojos, conjure el hechizo y comencé a tratar la herida, cure las zonas que más lo necesitaban y cuando me sentí sin aire me detuve.

- Esto ayudara a que su herida sane más rápido, cambien las vendas para evitar que se infecte y límpienla un poco. – le pedí a mi amiga mientras caminaba a la salida

- Amber. – me detuve, pero no gire a verla. - ¿estás bien?

- Lo estoy. – seguí mi camino hacia el otro cuarto, toque dos veces y escuche un pequeño susurro permitiendo el paso, entre a la habitación, estaba a oscuras, pero distinguí el cuerpo de mi amigo en la cama, sin dudarlo me acerque y me acosté de lado viéndolo frente a frente

- Aquí estoy. – le hice saber y el mostro una mueca como intento de sonrisa, ya no lloraba, pero supe qué hacía poco se había detenido, su rostro algo hinchado me lo demostraba. – lo siento Alex, no debí dejarla, debí luchar a su lado, no sé cómo demostrarte mi arrepentimiento.

- Ven aquí. – levanto su brazo y yo me acerque a él fundiéndonos en abrazo que ambos necesitábamos. – no es tu culpa, no te lastimes creyendo eso o que yo estoy molesto contigo, tu no planeaste lo que pasaría y solo pensabas en salvarnos a todos, la culpa la tiene el, por lo que le hizo y lo que te hizo a ti. – me estremecí ante lo ultimo

- Eso no tiene importancia, Xim ya no está y ese dolor es el peor de todos. – trate de minimizarlo

- Importa Amber, sufriste, todos vimos lo que te hizo, Xim murió tratando de salvarte, no minimices tu dolor, porque solo te engañas a ti misma y después será peor, llora y deja salir todo, tu odio, tu dolor, todo lo que sientas. – ante sus palabras no pude evitar el llanto, él era el más herido con todo esto y aun así se preocupaba por mi

- El me lastimo Alex, me siento tan sucia, me da asco mi propio cuerpo, el recordar lo que sentí cuando me... y siento que no puedo permitirme sufrirlo, porque paso algo peor. – me sincere

- Nadie de nosotros te juzga, te queremos y nos preocupamos por tu bien, prioriza tu dolor, ya una vez no lo hiciste, en una situación similar te preocupo más como se sentía Abel que lo que tu pasaste, Xim ya no está y duele, duele más que cualquier cosa. – sollozo. – pero tu estas aquí y lo que importa es que tu estés bien, es lo que ella querría

No supe que más decir así que solo nos abrazamos más fuerte y seguimos llorando juntos por un rato más hasta que alguien toco la puerta y segundos después la abrieron.

LAZOS MÁGICOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora