"HAZME EL AMOR, PERO DE TU VIDA"Después de las palabras de Abel ninguno dijo nada, al parecer ambos estábamos en shock y necesitábamos pensar claramente, pasados algunos minutos tocaron la puerta y nos entregaron nuestros atuendos para la cena, cada uno tomamos un baño y nos dedicamos a alistarnos, al ver mi vestido me sorprendí, esperaba algo oscuro y sensual, pero era totalmente blanco con los hombros descubiertos.
Abel salió del baño ya vestido y al verme se asombró, se acercó a mí y coloco un mechón de cabello detrás de mi oreja sin dejar de mirarme, su mano bajo y acaricio mi mejilla.
- Te ves hermosa. – coloque mi mano sobre la suya profundizando el toque que me daba. – yo voy a protegerte, puedes estar tranquila. – cerré los ojos y el coloco su frente con la mía, inconscientemente tome el collar que me dio entre mis dedos.
- Hay que ir. – me separe de el
- Te tengo una sorpresa más tarde. – volvió a hablar con su habitual alegría
- ¿Qué es? – tomo mi mano y comenzamos a caminar hacia la puerta
- No sería sorpresa si te digo. – me dio un beso en la mejilla y ambos salimos en dirección al comedor.
Al llegar vimos que ya nos esperaban su padre y hermana, pero estaban acompañados por dos mujeres, la primera era rubia de grandes curvas y ojos amarillos llevaba una corona que simulaba huesos y un vestido negro precioso, la segunda era igual de hermosa, pero de cabellos negros, llevaba un cigarrillo y nos miraba atentamente
- Mi niño. – la rubia se acercó a Abel y lo rodeo con sus brazos
- Madre. – la saludo correspondiendo el abrazo, sus palabras me asombraron un poco ya que lucía demasiado joven para ser la madre de ambos, pero entendí de donde habían heredado el físico
- Abel, luces más humano. – hablo la mujer del cigarrillo
- Hola tía. – dijo de manera educada. – ella es Amber
- Amber Leen, princesa de Ander, para nadie es un secreto su identidad, la pregunta es ¿Qué hace aquí? - lo interrumpió
- Hablaremos en el comedor, así que adelante. – el rey nos hizo una señal y todos entramos, una mesa grande estaba en el centro de la habitación con montones de comida, Abel me guio a mi asiento y tomo el que se encontraba a mi lado.
- Nos alegra tanto que hayas regresado cariño. – su madre volvió a hablar, me sorprendía el cariño con el que ella se expresaba ya que todos eran demasiado serios y fríos, asumí que también de ella venia la alegría que caracterizaba al rubio.
- Es temporal madre
- eso está por debatirse. – señalo su padre
- ¿Por qué no comienzan por explicar que hace la princesa aquí? – su tía parecía muy interesada en mí, estaba por hablar, pero fui interrumpida
- Ander fue invadido y el trono usurpado, estamos en una misión de recuperarlo, pero necesitamos tu ayuda, no hubiera regresado de no ser una emergencia. – su sobrino la miro directamente y ella no aparto la mirada
- ¿eso porque tendría que importarnos a nosotros? Que te acuestes con una zorrita humana es tu problema, Zeniq no tiene por qué verse involucrado con problemas de unos inútiles – pude notar furia en la voz de su hermana y sentí la mirada llena de odio
- No te permito que te dirijas a ella de esa manera Abrahel. – la recrimino
- Y yo no te permito la osadía de venir a pedir favores después de huir como un cobarde. – se levantó de su silla y golpeo la mesa con sus manos
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LAZOS MÁGICOS
Fantasy"El rey ha sido asesinado y su milenaria alma aprisionada. El criminal la guarda con recelo en un contenedor de cristal dentro del palacio que ahora clama como suyo. Cuando el caos y la oscuridad comienzan a apoderarse de todo el continente, un puña...