CAPITULO 32

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"AMOR A PRIMERA RISA"

Ambas nos levantamos y nos dirigimos hasta ellos quienes frenaron al vernos.

- ¿cambiaste de opinión? – me hablo el hombre

- Quieres ese bebe porque sería el primer trihibrido, Amber es hija de un hombre con sangre de Ángel, a su vez ella es hechicera y el padre de la criatura es un demonio, va más allá de tener el poder del libro, ese niño será superior a todas las especies y lo sabes ¿no es así padre? – tanto Abel como yo estábamos sorprendidos por las palabras de su tía

- Tu inteligencia sigue sorprendiéndome Lamia

- ¿Cómo es posible? – mi novio se acercó a mí y poso su mano en mi vientre, yo me encogí de hombros sin saber la respuesta

- Es posible porque comparten una unión, después de todo sus padres son hermanos

- Medios hermanos. – le aclare. - ¿Cómo pudiste asesinar a tu propio hijo?

- Mi propio hijo me dio la espalda, lo amaba, era mi primogénito después de todo, pero cuando le impusieron esa maldición su parte demoniaca fue encerrada, solo dejaron su parte ángel para que pudiera sobrevivir, pero aunque no había rastro demoniaco en él, seguía siendo producto de ambas razas, y esa unión no desaparece, y es la misma que tienen ustedes, mis nietos, no comparten sangre pero linaje si por eso es posible y por eso planee todo, yo cite a Abel aquí el día del ataque para que se conocieran, sabía que ambos se sentirían atraídos amor a primera risa o como digan ustedes, yo lo sabía todo, incluso supe de ese ser antes que cualquier otro, no son más que marionetas en mi juego, yo hice todo para que fuera creado por eso me pertenece

- ¿Qué es lo que quieres? – cuestiono su hija

- Lo que siempre he querido, el bien para nuestra raza, todas las demás son defectos, solo dos razas deben existir, pero he decidido liquidarlos también y mi hijo me ayudara en eso. - señalo mi vientre

- No es tu hijo. – le gruño Abel. – es mío y no lo tocaras. – me puso tras su espalda, el hombre comenzó a reír y la tierra bajo nuestros pies tembló y comenzó a partirse, mi novio me sujeto en brazos para evitar que cayera en el hoyo, pero vi como algunos cuerpos lo hacían, afortunadamente nadie de mis amigos, solo algunos piratas y hadas inconscientes, su cuerpo seguía creciendo y cuando nos atacó no pudimos evitar el golpe, todos nos reunimos para luchar contra él, la gente del pueblo venia tratando de ayudarnos.

- Hay que atacarlo todos juntos. – sugirió Bean

- Eso no funcionara. – lo detuvo Dan. – se sigue regenerando, solo lograremos agotarnos

- Debe haber una manera de vencerlo. – Leo se descubrió el rostro ya que el sol se comenzaba a esconder y no lo tocaba

- Creo que hay una. – hable. – un hechizo está pasando por mi cabeza, voy a dividir su poder, y guardarlo en donde este seguro

- ¿Dónde es eso? – pregunto Anabel volviendo a su forma humana completamente desnuda

- En nosotros. – todos me miraron confundidos. – solo si están dispuestos a llevar esa responsabilidad, son en quienes confió para resguardarlo

- ¿habrá consecuencias? – me hablo Alex

- Probablemente

- Estoy dispuesta a pagar el precio, hazlo. – me animo Paula

- Necesito tiempo, es un hechizo muy fuerte, ¿alguien tiene la poción que hice? – mi amiga la saco de su bolsa y me la dio. – espero sea suficiente, manténganlo distraído mientras junto fuerzas. – todos se alejaron y comenzaron a atacarlo, Abel se acercó a mí y me miro con sus ojos negros

- ¿estarán bien? – me pregunto en voz baja

- Eso espero. – nos dimos una última mirada antes de que se fuera, me senté en el piso, tome la poción y comencé a juntar todo mi poder en mi pecho, posiblemente moriría antes de lograrlo completamente, pero haría mi mejor intento en debilitarlo lo más que pudiera, me puse de pie lista para llevarlo a cabo cuando seis figuras se posaron frente a mí, eran los hechiceros que habían detenido a Lamia anteriormente, de primera pensé que me atacarían, pero no fue así.

- Venimos a ayudar, tu magia no será suficiente. – me hablo el más alto

- Es peligroso. – les hice saber

- Lo sabemos. – mire a la pelirroja a su lado. – pero es lo menos que podemos hacer, nadie más puede ayudarte, somos los últimos como tú y somos familia, descendemos de la misma persona. – los miré a todos con pena, no quería que salieran heridos, pero era la única manera, de otra forma se perderían más vidas, asentí y se pusieron detrás de mí con sus manos alzadas en dirección a mi cuerpo.

Mire al frente donde estaba Baell en una lucha contra mis amigos, levante mis manos hacia donde se encontraba, comencé a realizar el hechizo, con una de mis manos lo retenía en su lugar y con la otra arrastraba parte su poder en dirección a Bean, lo mire y sin dudarlo lo ingrese en su cuerpo, su cara mostro el dolor que estaba pasando y sus rodillas se doblaron, apoyo las manos en el suelo para no estrellarse y se quedó quieto acostumbrándose, el demonio se dio cuenta de mi plan y trato de liberarse sin éxito, repetí el procedimiento ahora con dirección a Anabel, ella se quedó quieta y aulló de dolor cuando termine, pude ver a la madre de Lemuel levantarse y mirarme con odio, ignore su presencia para seguir en lo mío, logre el mismo procedimiento con Leo y cuando me disponía a seguir con Dan un quejido sonó detrás de mí, al girar uno de mis ayudantes peleaba con la reina.

- Continua. – me grito y lo hice tratando de apurarme la rubia me miro preocupada pero no me detuve, ella grito y se rasguño un poco el pecho, sentí que perdía poder, esa mujer debía estarlos liquidando uno a uno, la rabia me inundo, tenía que acabar, Alex fue el siguiente y reacciono igual que los demás, solo faltaban cuatro más para acabar, cada vez era más difícil pero logre hacerlo mismo con Paula y Allen solo faltaba Abel, pero fue entonces cuando una flecha se clavó en mi hombro evitando que lo lograra, la arranque de mi piel y sostuve la herida tratando de frenar el sangrado

- No vas a arruinar mis planes. – me gire a verla

- ¿Por qué haces esto? – le grité cuando vi los seis cuerpos sin vida

- Por mi beneficio, Baell y yo crearemos una nueva especie con la sangre de ese defecto, este mundo será nuestro y tú no vas a impedirlo

- El solo te está usando. – me gire y note como luchaba tratando de acercarse a mis amigos para recuperar lo que le quite, debía seguir o iba a ser muy tarde

- Despídete de tu vida. – cerré los esperando el impacto, pero no llego, al abrirlos Lemuel estaba frente a mí y sostenía a su madre

- Continua, yo me encargo de ella. – asentí y me forcé a seguir, retuve a Baell y separé otro pedazo de su poder para implantarlo en su nieto, solo faltaba un poco más, Lamia me miraba impaciente esperando que terminara con ella, pero antes de ponerlo en su cuerpo, lo atraje a mí y el dolor me cegó por segundos, aun así, logre ver como el demonio comenzaba a desintegrarse y gritaba con furia antes de desaparecer completamente.

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