CAPITULO 31

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"HAY QUE SER MUY VIVOS, PARA ELEGIR POR QUIEN MORIR DE AMOR"

el cuerpo de Enuel seguía consumiéndose, era casi irreconocible, en su lugar había una especie de cuerpo negro, recordaba vagamente que había pasado, el poder de Abel me había poseído forzándome a hacer cosas que no quería, la criatura seguía acercándose a pasos lentos, mi novio se lanzó a atacarlo y comenzaron una gran pelea, ambos se atacan con intención de matarse, no entendía que era ese ser en el cuerpo de Enuel, si de verdad era un demonio, debía ser uno muy poderoso, Abel parecía llevar la ventaja pero de pronto fue lanzado con fuerza y acorralado por ese ser quien dirigía su mano al corazón de su enemigo, moví mis manos tratando de hacer magia, pero esta no fluía con normalidad, en mi rostro se veía la angustia, necesitaba salvarlo pero algo había mal en mí, vi como sus garras entraban al pecho del demonio dándome una punzada de dolor en la misma zona.

- Cambia tu flujo. – me hablo Lamia quien comenzaba a recobrar la conciencia. – tienes más poder ahora, estabilízalo.

Las lágrimas rodaron por mis ojos antes de poder hacer lo que me pedía, un humo rojo comenzó a brotar de mi manos, no dude y lo lance contra él, no había necesitado recitar el hechizo y eso me sorprendió, fui cayendo en cuenta que había puesto todos en mi cuerpo, así que se debía a eso, pronto fueron llegando más seres, Hadas en específico, quien nos atacaban, éramos diez contra al menos cien, Paula no lo dudo y comenzó a emanar fuego por su cuerpo para defenderse, Leo salto a su lado y Anabel no se quedó atrás cambiando de forma, me sorprendí al ver las alas blancas de Bean al igual que sus ojos, me dio una sonrisa y se lanzó, cada uno estaba peleando por protegernos y salvar a todos, me puse de pie y mire en dirección a los que peleaban intensamente, me acerque a ellos atacando con mi magia, Abel me ordeno alejarme pero no hice caso, Enuel cada vez tomaba más fuerza y por alguna razón parecía crecer de tamaño, uno de sus ojos era rojo, ese en donde ya no había rastro de piel.

- Tus ataques lo hacen más fuerte. – le dijo Alex a mi pareja posándose junto a nosotros

- ¿Qué es esta cosa? – pregunte mientras veía como se levantaba

- Soy el ser más poderoso que ha habitado en ese lugar, espere por años este momento y ustedes no se interpondrán, entrégame a la chica o morirán todos. – su voz algo distorsionada nos hablo

- ¿para qué me quieres? Ya no te soy necesaria

- Tienes algo que darme Amber, y sabes que es. – me sorprendí y toque mi vientre ¿Por qué querría a este bebe? – ese hijo tuyo es muy poderoso, le has dado el poder del libro, ese que tanto habían protegido por siglos, está en un ser tan indefenso que me llevare conmigo. – Abel me miro asombrado y yo solo agache la mirada con vergüenza

- No te lo daré, si me matas muere conmigo

- Puedo mantener tu cadáver estable hasta que él esté listo, no creas que me ganaras. – estaba por atacarnos cuando Alexander lo encerró en una gran burbuja de agua, note que esto le estaba llevando gran parte de su fuerza

- Se inteligente Amber y elige por quien morir de amor. – no duro mucho antes de que el pudiera salir y lanzara a mi amigo lejos, levanto una gran piedra y la lanzo hacia mi novio quien logró detenerla, pero se vio atacado por la espalda por la reina Hada

- ¿llego tarde? – su sonrisa solo me provoco odio y ganas de querer desaparecerla, comenzó a atacarme y yo a defenderme como podía, unas ramas salieron del suelo envolviendo mi cuerpo las queme para liberarme, pero volvían a brotar dejándome inmóvil. – veamos. – poso su mano en mi vientre y comenzó a hacer presión. – puedo extirpártelo y mantenerlo con vida, no te preocupes lo cuidare. – antes de poder tocarme un golpe la alejo unos pasos, paula se dedicaba a tratar de quemarla, Lamia se acercó a mí y me ayudo a liberarme

- Tengo que ayudarlo. – me quise levantar, pero me lo impidió

- Amber espera, creo saber que está pasando

- ¿a qué te refieres?

- Ese bebe ¿Quién es el padre? – la mire mal

- No tiene nada que ver

- Escucha. – volvió a detenerme. – el poder de Abel solo puede ser usado por alguien con sangre de demonio, de lo contrario morirán al instante

- ¿a qué te refieres? – fruncí el ceño

- Hay dos opciones, o ese bebe es hijo de Abel o tienes sangre demoniaca ¿puede haber otro padre?

- Sí, pero ¿sería posible? ¿no es imposible?

- No lo sé, considero más imposible que seas demonio, me habría dado cuenta

- ¿Cómo podemos saberlo?

- Solo una persona lo sabe. – miro en dirección a donde ambos demonios peleaban.

No pude evitar tocar mi vientre con ilusión, si era hijo de Abel cambiaba todo.

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