Carolina Isabella Caballero Beltrán
Monterrey, México
Mi estómago me había fallado en el peor momento que pudo hacerlo y me maldije por eso, pero ya no pude hacer nada. Devolví esa deliciosa cena, la champaña y todo en ese contenedor de basura ante el asombro del señor Lorenzo y de mi novio falso, de Axel David, quien después del penoso espectáculo que di, me llevó un pañuelo para que pudiera asearme un poco.
–Mi amor, ¿estás bien? – Dijo siguiendo con la actuación – toma para que puedas limpiarte un poco.
–Carolina, veo que te ha caído mal la cena, una pena – dijo Don Lorenzo – yo me voy, los dejo para que descansen y que estén bien para mañana. Los estaré esperando en el almuerzo, en la residencia de los Garza.
Este señor ahora me iba a poner a parir chayotes, de donde iba a sacar a unos padres para ir a un almuerzo del cual no estoy preparada. Don Lorenzo no acepta un no por respuesta, ya me estaba dando cuenta y por eso tuve que decirle que ahí estaríamos.
–Estoy bien, gracias a ambos por preocuparse – les dije – claro que sí, mañana nos vemos para almorzar.
–Pasen una excelente noche, hasta mañana.
Me encontraba sumamente indispuesta y con lo otro que estaba pidiendo el papá de Axel David, me daba más dolor de estómago. Tenía tantas ganas de devolver hasta lo que no me había comido, mi cabeza zumbaba y tenía muchas ganas de acostarme.
–Hasta mañana.
Don Lorenzo se fue y Axel David y yo, entramos a la librería. Yo me quería lavar los dientes y no tenía cómo hacer eso porque todo estaba en mi mochila y ella se había ido a la basura. Ahora estábamos metidos en este nuevo lío con lo del almuerzo, con lo de mis supuestos padres y no sé de dónde es que los vamos a sacar.
–Debiste salir con algo más, no sé decirle otra cosa, ya sabes con mi padre – dijo Axel David – supongo que tendremos que pedir dos actores para mañana para que se hagan pasar por tus padres.
Es muy fácil para él decir eso, cuando mi cabeza la tengo a punto de estallar y no se me ocurrió decir otra cosa. Quisiera no haber venido a buscar a Axel David y no haber tomado esa dichosa champaña, pero Don Lorenzo es un hombre muy impositivo.
–No pude hacer otra cosa – me enojé – a tu padre por lo que se ve, nadie le puede decir nunca que no a nada. No quería además seguir afuera en la calle, siento el estómago revuelto.
Quisiera estar acostada en mi cama allá en Mexicali, las chicas debieron aceptar lo que les había dicho de la noche de pasión con Axel David, a Katrina se le tenía que ocurrir que debía enamorarlo.
–Ahora te traigo una sal de uvas para que te sientas mejor, pero si debemos darnos prisa a pensar cómo es que vamos a resolver lo de mañana, ¿tienes familia aquí?
–No, pero no te preocupes. Ahorita pido un taxi y me iré de aquí, me quedaré con la tía de una amiga.
No quería saber nada de nada, me iría a casa de la tía de Vera y me olvidaría por completo de todo esto. Mejor desertar de todo, si tengo que seguir trabajando en la cafetería, así será. Me encuentro estresada y lo que necesito es descansar.
–Pues ya está, yo te llevo y de paso le pedimos a esa señora si es que no tiene marido claro, que se haga pasar mañana en el almuerzo por tu madre y así salimos de este problema en el que estamos metidos con mi padre.
– ¿Qué? No Axel David, tú sí que estás loco de remate. Esa señora bastante hará con hospedarme y ahora tú quieres que ella sea cómplice de nuestra locura, creo que es mejor que le digas a tu padre la verdad.
–De eso nada, vamos, te llevo a casa de esa señora que no hay tiempo que perder. Hay un almuerzo mañana y tengo que estar ahí, ella debe saber que es cosa del pasado para mí y la gente que vaya al almuerzo va a correr la voz.
–Ella, supongo que te refieres a Paula de la Riva la mujer que mencionó tu padre, ¿es tu ex?
Me imaginaba que ahora los dos se iban a estar dando con todo, como si se tratara de una competencia, esto cada vez se estaba poniendo peor. Al parecer me encuentro ante un caso de puro chismorreo, cuando se sepa de mí, le llegarán los chismes a los oídos de Paula.
–Te cuento en el camino, vamos.
Axel David me dio la sal de uvas y me lo tomé y a los pocos minutos íbamos con rumbo a la casa de Tania, la tía de Vera, hasta donde yo sabía ella era viuda y no tenía una relación. No me gustaba el tumbo de todo esto, pero a estas alturas yo no me pensaba detener ante nada, tenía que conseguir mi parte de la cafetería y si ya he venido hasta acá, lo tengo que lograr.
–Dijiste que en el camino me contarías – le recordé – lo tuyo con Paula, ya hemos llegado y no me has dicho nada.
–Lo siento, Isa – se lamentó – no me encuentro nada bien para hablar de Paula ahora, pero te prometo que en estos días lo sabrás.
–Está bien, voy a bajar y le toco a Tania y, ya que ella me diga si puedes pasar vengo por ti, no sé si ella esté sola o esté con alguien o algo. No me tardo.
–Prefiero que vayamos juntos, no me puedo exponer a que entres en esa casa y no te vuelva a ver, ya viste como es mi padre.
Aquí me daba cuenta de que Axel David es igual a su padre, no iba a dar nada por hecho y prefería acompañarme, creo que lo mejor será hablar los dos con Tania. Para ver si nos puede hacer ese favor. Ni idea de dónde íbamos a buscar un padre para mí en estos momentos.
–De tal padre, tal hijo. Vamos.
Axel David y yo bajamos del auto y tocamos en casa de la señora Tania, ella nos recibió muy contenta y claro que lo invitó a pasar. Nos ofreció un café y sí que yo lo necesitaba porque aun con la sal de uvas, mi estómago no estaba para nada bien y quería mejorar cuanto antes y, ya que estábamos todos sentados en la sala, Axel David le soltó la bomba a Tania.
–Es muy amable por recibirme Tania, pero necesitamos Isa y yo que nos haga un favor y espero que no tenga nada que hacer el día de mañana para almorzar.
–Díganme y si puedo ayudarles, con todo gusto.
–Necesitamos que mañana nos acompañes a un almuerzo y si eso no es mucho pedir, que te hagas pasar allá por mi madre.
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Apuesta por amor
RomanceApuesta por amor A sus 22 años, Carolina Isabella, tiene grandes amigas y grandes sueños. Está en bancarrota, pero quiere ser parte de una sociedad con sus amigas al no tener el dinero para su parte de la cafetería, en un giro inesperado del destino...