Capítulo 32

2 0 0
                                    

Axel David Garza Cantú

Monterrey, México.

Caro me preparó un café delicioso y se notaba que le sabía muy bien al arte del café, no es por nada, ese era el mejor café que yo había probado en mi vida y después de tomar ese delicioso café juntos nos metimos a mi recámara para dormir, la abracé un poco en mis brazos ya estando acostados y algo que llamó mi atención fue que ella no era como Paula, ella si se dejaba abrazar y se quedaba quieta en mis brazos y eso me gustó demasiado.

–Axel David, que pases buenas noches – me dijo al oído – no sé tú, yo estoy muy cansada. Han sido días muy intensos.

–Intensos, locos y lo que les sigue – me reí – eso sí, no los cambiaría por nada porque hemos estado juntos.

Ella me hacía sentir de una manera diferente, es totalmente diferente a cualquier chica con la que he salido, me encanta su forma de ser, tan tranquila y siempre dispuesta a ayudarme. Creo que será muy fácil enamorarme de alguien así.

–Ni yo tampoco, que descanses.

–También tú, Caro.

Nos dormimos al poco tiempo de habernos acostado y por la mañana, yo desperté y Caro ya no estaba a mi lado en la cama. En su lugar había una nota en la que decía que había ido a comprar algo para desayunar, me había quedado perdidamente dormido, que no me había dado cuenta de que ella se había salido de la cama y hasta de la librería. Me levanté a tomar un poco de agua y al poco tiempo, ella entró a la librería y subió para encontrarse conmigo.

–Buenos días, Caro – la abracé y le di un beso – lamento haberme quedado dormido, te hubiera querido acompañar por el desayuno.

–Buenos días, Axel David – respondió – no pasa nada, vamos a desayunar. Fui a un lugar no muy lejos, me veo ridícula, con un vestido de noche y en pleno día.

Es todo lo contrario se ve muy natural, para mí está encantadora, no muchas mujeres se ven de esa manera, ella es hermosa con lo que se ponga a la hora que quiera, Caro, es algo único y me da mucho gusto que nos estemos dando una oportunidad en esta relación. Me encanta todo de Carolina, su forma de ser tan sencilla.

–No, te ves hermosa, es lo que te ves. Estás bellísima Caro.

–Gracias, Axel David. Vamos a desayunar, es que me quiero ir a cambiar de ropa a casa de Tania.

Por supuesto que yo la llevaría en cuanto terminemos de desayunar, ella no puede estar todo el día con ese vestido, aunque le queda hermosísimo. Es una mujer muy bella y sé que entre nosotros algo lindo va a surgir. No puedo pensar en nadie más cunado estoy con ella.

–Claro, desayunamos y te llevo.

Nos pusimos a desayunar y cuando terminamos, me cambié y me fui a llevar a Caro a casa de Tania, ahí la esperé mientras se cambiaba de ropa y mientras lo hacía yo me di cuenta de que Tania andaba muy contenta y eso significaba que las cosas con mi padre le habían ido muy bien anoche, ¿quién lo iba a decir? Mi padre después de tanto tiempo estaba interesado realmente en alguien.

–Axel David, sé que estás pensando que tu padre y yo vamos muy rápido – dijo Tania – aunque también lo pienso, me siento una adolescente enamorada.

–No, yo no pienso nada, Tania – respondí – me da mucho gusto que entre mi padre y tú estén saliendo las cosas de maravilla. Yo te tengo que contar algo, Caro y yo ya somos novios en serio.

Ellos son un par de adultos y para mi gusto las cosas nunca van de prisa cuando se trata de gustos. Yo espero que les vaya muy bien, se lo merecen y mi padre hace tiempo que debió buscar a alguien para que se acompañen mutuamente. Son todavía jóvenes y los veo muy bien juntos.

–Muy bien, así ya no tendrán que esforzarse en que tu padre les crea y me da gusto. Hacen una hermosa pareja, ¿ya están listos para ir al rancho? Caro no ha comprado nada de ropa para eso.

–Ya lo estaremos, la llevaré de compras, ya que nos vamos en unos días. Quiero que ella lleve consigo todo lo que necesita.

Quiero que ella sea la más hermosa de este viaje, me encanta porque ella se deja consentir, aunque sé que estamos juntos por lo de la herencia que me va a dar mi padre, yo fui el que la metí en esto, ella no sabía nada de nada.

–Axel David, tu padre me contó lo de tu relación con la señorita De la Riva y de verdad deseo que esa relación ya haya quedado atrás. No me gustaría que dañes a Caro.

–Lo que menos quiero es dañarla, Tania. No te mentiré diciendo que conozco mucho a Caro, la verdad casi no la conozco y lo poco que llevo de conocerla, pero ella me encanta y no le haría daño.

Por eso precisamente quiero que nosotros comencemos, así como estamos, para irnos conociendo, yo me comprometo a ser responsable en esta relación y no dañarla, pues me parece una chica muy centrada y muy amable, Jamás le haría algo para dañarla.

–Eso espero porque, aunque yo no sea su madre en realidad, no dejaré que la trates mal.

–No tienes nada de lo que debas preocuparte.

Caro no tardó mucho en bajar y se despidió de Tania, ella se salió para irse conmigo a la librería y allá pasamos el resto del día hasta que llegó la hora de cerrar y nos fuimos a varias plazas comerciales a comprar de todo un poco en ellas. Caro tenía que llevar de todo para ir al rancho y el viaje ya estaba cada vez más cerca.

–Axel David, creo que te ha venido pésimo que tu papá quisiera tirar mi mochila. Te ha salido muy caro estarme comprando tantas cosas.

–No me importa Caro, me encanta ir de compras contigo y que me modeles como te queda lo que escogemos, estás bellísima Caro y sé que mi padre te amará mucho.

Por mí no había ningún problema, estaba reponiendo con creces lo que había tirado mi padre, pero Caro se merece todo lo que quiera, me encanta lo sencilla y nunca me molestaría en pagar lo que ella necesite, y sé que en estos momentos no tiene dinero porque no la he dejado ir a Mexicali a que siga trabajando.

–Gracias, Axel David. Estoy con un poco de nervios de lo del rancho, nunca he conocido uno, ¿queda muy lejos?

–No, no tanto es delante de Apodaca y puedo llevarte a conocer por allá también. Quiero que conozcas más de Nuevo León, no todo es estar aquí en Monterrey. Allá en el rancho hay un mirador precioso de donde se puede ver el cielo.

–Ya me muero por conocerlo.

Apuesta por amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora