Capítulo 47

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Carolina Isabella Caballero Beltrán

Monterrey, México

Yo trataba de estar lo más tranquila y lo mejor posible, esperando que no se notara mucho que Vera y yo, ya nos conocíamos y a ella parecía pasarle lo mismo. Esperaba que, en estos días, ella y yo pudiéramos platicar, aunque sea de rápido a solas, porque todo esto era una cosa de locos. Al terminar de desayunar, Axel David, Dorian, Vera y yo, nos fuimos a dar una vuelta caminando por el rancho y algo que me gustó mucho fue que Axel David, tomó mi mano entre la suya mientras íbamos caminando.

–Primo, mejor, no te preguntaré como te trata la vida – dijo Dorian a Axel David – se ve que te está tratando de lo mejor.

–Sí, primo, la vida me está tratando muy bien – dijo Axel David – aunque tú tampoco puedes quejarte, vamos a sentarnos para que nos cuentes de tu historia de amor con Vera.

No era momento para tomarnos un descanso, apenas habíamos empezado a caminar y quería que Vera conociera toda la belleza del lugar. Ya después podíamos pasar a la plática de cómo se conocieron y esas cosas.

–En un rato nos sentamos – intervine – no hemos recorrido casi nada y es justo que lo hagamos.

–Sí, eso es verdad – dijo Vera – yo quiero ir a ver a los caballos, aunque no nos vayamos a subir.

Le van a encontrar los preciosos ejemplares que tienen en el rancho. Solo espero que podamos hablar más adelante, no quiero que esto se vaya enredando más. Debemos seguir fingiendo que no nos conocemos. Lorenzo, espero que no llegue a relacionar los apellidos de Vera y Tania. Esto cada vez me está gustando menos.

–Sí, por mí está bien y claro que nos vamos a subir – dijo Axel David, muy seguro – Dorian a base de caídas, tendrá que aprender a montar.

–Qué gracioso eres, primo. Está bien, vamos porque Vera está ansiosa de conocer a tus hermosos caballos.

–Vamos, entonces.

Todos nos fuimos caminando a las caballerizas. Axel David y yo, nos adelantamos un poco y en lo que esperábamos a Vera y a su primo, nos dábamos uno que otro beso y uno que otro abrazo. Yo me estaba enamorando de él y estaba un poco asustada porque nunca antes, me había sentido de esa forma por nadie y a Axel David, parecía pasarle lo mismo conmigo.

–No puedo creer lo hermosa que se puso la Gitana – dijo Dorian – no la había visto hace un tiempo, a lo mejor a Vera le gustará montarla.

La yegua con la que ya me había encariñado, yo no podía decir nada porque no era mi rancho y los que tenían la última palabra eran Axel David o Lorenzo. Aunque soy la novia del hijo del dueño del rancho. No tengo el derecho para decirle que no a un miembro de la familia.

–Lamento decepcionarte, primo – dijo Axel David – es que la Gitana ya es de Caro, ella la supo montar muy bien, aquí hay muchos caballos y Vera puede elegir al que ella quiera, ahorita pido que se lo ensillen.

Nunca me imaginé que Axel David le dijera eso a su primo. En verdad yo ya había elegido a Gitana como mía en lo que estábamos de visita en el rancho y me alegraba que mi novio lo corroborara.

–Me da un poco de miedo, solo que me suba con Dorian y que alguien nos lleve – dijo Vera – supe que un actor del pasado, se cayó de un caballo y quedó muy mal.

–No te preocupes – dije sin pensar – Vera, no tienes nada que temer. Yo me subí a la Gitana y es muy fácil de llevar, eres tú la que lleva el ritmo del galope del caballo.

Tú eres el que lleva el control, por eso llevas las riendas, eso fue lo que aprendí desde mucho antes, los caballos cuando ya están domados solo tienen que obedecer al que va montado en la silla.

–Caro, tú lo dices porque seguramente sabes montar desde muy temprana edad – dijo Vera regándola – no es mi situación, temo caerme.

–Un momento – Axel David nos miró a las dos – parece que ustedes dos, se conocieran de antes o Vera no sabría que tienes cierta facilidad para montar a caballo, Caro.

No podía ser, Axel David es muy perspicaz y eso es para preocuparme demasiado, ahora que ya lo sé, debo evitar dirigirme a Vera como lo he hecho porque ahora había habido esta terrible consecuencia que lo llevó a pensar que ella y yo nos conocemos, lo cual es toda la verdad. Afortunadamente, mi amiga le restó de inmediato toda la importancia al asunto.

–No, yo no conozco de nada a tu novia – Vera aclaró – es que me doy cuenta de que ella por como habla de la Gitana, es porque tiene cierta experiencia en esto, dicen que la gente que se conecta con los caballos eso viene desde que eres niño.

Vera había estado a punto de echar todo al caño, asegurar que yo tenía experiencia desde niña y aunque así fuera, no se podía poner a decir cosas de esa magnitud. Tenemos que seguir actuando como si no nos conociéramos.

–Sí, eso es verdad – dijo Dorian – es como Axel David, que desde muy pequeño lo traían al rancho y por eso mi primo, si sabe montar y yo no.

–Lo siento, no las quise incomodar – se disculpó Axel David – lo que importa es que todos la pasemos bien y si tienes miedo Vera, no te preocupes. Le diré a Gastón que los ayude a ti y a Dorian y nosotros iremos a su ritmo.

Quería que esta conversación siguiera otro curso, no me podía poner nerviosa para no espantar a Gitana. Los caballos son muy susceptibles al ánimo del que lo va a montar.

–Sí, por supuesto – respondí – nosotros no tenemos ningún problema en seguirles a ustedes el paso.

–Muchas gracias.

Axel David fue a pedirle a Gastón que viniera a ensillar unos caballos para Dorian y para Vera, ella me miraba con ganas de decirme algo y yo no decía nada. Fingí decirle algo a la Gitana y a cepillarla en lo que estaban listos los caballos que Gastón traería para ellos.

–Ya está todo listo, les van a encantar los ejemplares que Gastón eligió para ustedes – dijo Axel David – de hecho, son una pareja, él es Moka y ella es Aileen una pareja muy tranquila para ustedes.

Qué hermoso par de ejemplares les habían asignado a Vera y a Dorian, seguro se iban a llevar muy bien, pasaremos un rato agradable los 4, solo espero que mi amiga Vera no vaya a meter la pata. Cerca estuvo Axel David de descubrir que nos conocemos desde antes. Eso iba a ser fatal para todos, incluso para Tania y yo no quería que eso ocurriera.

–Muy bien, hola Aileen – saludó Vera a la yegua – tú y yo, nos vamos a llevar muy bien.

–Bien primo, cuando digas nos vamos.

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