Apuesta por amor

Capítulo 52

Axel David Garza Cantú

Monterrey, México

Ahora es cuando yo admiraba más a Caro y me había dejado con el ojo cuadrado al ver lo que fue capaz de decirle a Pepe Villarreal, ella no tenía pelos en la lengua ni en ningún lado y era muy capaz de expresar cualquier cosa que fuera que la estuviera incomodando o molestando. Mi mismo primo Dorian se quedó perplejo al ver como Caro le dijo sus cosas a ese desgraciado de Pepe Villarreal y el mismo Pepe decidió marcharse sin decir más nada y había sido lo mejor, nada tenía que hacer ese mal amigo acercándose a mí nuevamente.

–Axel David, qué afortunado eres primo – dijo Dorian – tu chica además de hermosa, también tiene carácter.

–Sí que lo tiene y qué bueno que puso en su lugar a ese fulano que no se ve para nada que sea una persona agradable – dijo Vera – es todo lo contrario, se ve que es muy desagradable.

Lo es, la persona más desagradable que me ha tocado conocer, admito que nos llevábamos bien, pero todo se ha terminado, yo no puedo ser amigo de alguien que me ha traicionado y de la peor de las maneras. Todavía tiene el descaro de acercarse a saludar como si nada hubiera pasado.

–Lo es y no es amigo de Axel David – dijo Caro – él le hizo una traición que alguien que es tu amigo, no es capaz de cometer.

–Chicos, es mejor que ya no hablemos de eso y que disfrutemos con todo el día que tenemos por delante – dije emocionado – él no viene al caso ahora.

Yo estoy feliz con mi actual novia y ya hablar de Pepe, me da mucha flojera. Mejor debemos dejar esa conversación de lado, no hay que darle importancia a algo que no lo tiene

–Es cierto primo, olvidemos este mal rato.

Seguimos compartiendo en el restaurante y al terminar de comer volvimos al rancho para irnos a cambiar, esa noche iríamos a pasear a la feria del pueblo y allá nos la íbamos a pasar muy bien. Caro estaba muy contenta y no nos había costado trabajo congeniar con Vera, ella es muy agradable y ahora me daba cuenta el motivo por el que ella le había gustado mucho a mi primo Dorian.

–Axel David, ¿de qué es la feria del pueblo? – Me preguntó Caro – perdona por mi curiosidad, es que no tengo idea de lo que vaya a ser.

–Es una feria normal, con juegos, con negocios de comida y hay espectáculos también. Vas a ver que te va a gustar mucho.

Nos vamos a enfocar solo en pasarla bien, no me quería acordar del incidente con Pepe, todavía me disgusto cuando lo veo, y más porque se porta como si tuviera todo el derecho de seguir como si no me hubiera jugado a traición. Es un cínico sin escrúpulos, vergüenza le debería dar.

–Menos mal, pensé que la feria sería de otro tipo de cosas. Axel David, sé que no quieres tocar el tema de Pepe y lo entiendo, solo quiero disculparme mucho por lo que pasó allá. Yo no debí hacer lo que hice, me ganó el coraje.

–No pasa nada, Caro – la tomé de la mano con ternura – admito que me sacó de onda que le dijeras todo eso a Pepe, fuera de eso me alegra que no te dejes de nadie y que hagas valer lo que piensas.

Me gusta porque es auténtica y no se deja de nadie, bien que se lo tenía merecido Pepe por venir a insultarla. Y qué bueno que Caro se ha sabido defender, yo estaba dispuesto a partirle la cara al desgraciado de Pepe, pero Caro se defendió solita y me daba mucho gusto eso.

–Ojalá que mi acto de valentía no afecte nada con tu padre, él que siempre quiere que tú y la gente de la alta alcurnia se lleven bien.

–El querrá eso, yo no y ¿sabes? Gracias a ti, me estoy liberando de esa pesada carga que me ha impuesto mi padre por tantos años, la de pertenecer a una esfera social, algo que a mí no me interesa.

Son todos unos hipócritas tapándose todas las porquerías que seguramente hacen cuando están reunidos, yo no voy a ser tapadera de nadie y lo que hizo Pepe, algunos se lo podrán aplaudir, pero de mi parte nunca va a obtener un perdón. Más bien me había hecho un favor al revolcarse con Paula. Ahora tengo una mejor persona como novia.

–Sí, se nota que no eres como él como Pepe. Tú eres diferente Axel David y por eso me encantas.

–Tú me encantas más a mí, Caro.

Nos abrazamos y nos besamos con ternura. Seguimos con lo nuestro de arreglarnos y, ya que estábamos listos nos fuimos con Vera y con Dorian a esa feria del pueblo que tanto le prometí a Caro visitar. Mi primo se veía feliz tomando de la mano a su novia y yo me sentía de igual forma con Caro.

–Axel David, Vera y yo iremos a ver la joyería que venden allá – dijo Caro – ustedes ¿nos esperan aquí?

–Claro, preciosa – respondí – mientras ustedes ven la joyería, iremos por algo de tomar y les traemos algo.

No tenía ningún problema, ellas podían ir a ver los lugares que quisieran en lo que mi primo y yo buscábamos algo para refrescarnos. Caro me tenía más que encantado era muy educada a la hora de hablar.

–Claro, muchas gracias.

Mi primo y yo nos fuimos a un puesto en el que vendían cosas de tomar y en ese puesto, pedimos unas bebidas preparadas para nosotros y también unas para llevar a nuestras chicas, Dorian sonreía como un tonto desde lejos viendo a Vera y me alegraba mucho por él, después de todo se había ido sin ilusiones a Mexicali y allá le tocó conocer a la mujer con la que tendría un noviazgo.

–Axel David, si nos hubieran dicho que andaríamos en esta feria tú y yo con dos chicas y muy enamorados, no lo hubiera creído – dijo Dorian – Caro y tú hacen una hermosa pareja y aunque dudé que encontraras a alguien mejor que Paula, veo que lo has hecho.

Había encontrado a la mujer indicada para mí y creo que Caro había encontrado en mí a su hombre también indicado, me siento perfecto a su lado, me encanta todo de ella y por nada del mundo la voy a cambiar por alguien como Paula, ella que siga complaciendo a todos los hombres que quiera, a mí ya no me importa su existencia.

–Sí, primo, tú no te quedas atrás. Los dos nos hemos sacado la lotería con estas chicas y veo que ellas piensan lo mismo de nosotros y mira ahí vienen y algo hicieron porque se vienen riendo.

–Axel David, Dorian – nos dijo Caro – tienen que venir con nosotras, Vera y yo los hemos anotado en la competencia del toro mecánico y ya va a empezar.