Carolina Isabella Caballero Beltrán
Monterrey, México
El momento que Axel David y yo estábamos teniendo, se rompió por completo por los gritos de su primo, lo que fue demasiado preocupante para Axel David y también para mí, él dijo que Vera se había caído al agua y eso sí era para que nos preocupáramos más que demasiado.
–Dorian, ¿qué fue lo que pasó? – Preguntó Axel David – ya vamos.
–Ella se inclinó para tomar una fotografía y con la brisa y el aire cayó a la cascada, tienen que ayudarme, por favor.
Axel David me dio la mano y me levantó del pasto, nos fuimos acomodando la ropa, apenas dábamos pasos para volver al camino y al llegar a las cascadas Dorian estaba poseído gritando el nombre de Vera y no oía respuesta.
–Vera, tienes que responderme, Vera – gritaba Dorian – Vera, no me hagas esto mi amor.
Cada minuto que pasaba era crucial para lo que le había pasado a Vera, si ellos no hacen nada voy a hacerlo yo. No entendía porque no actuaban de una vez.
–Primo, ¿por dónde fue que se cayó? – Quiso saber Axel David – dinos, porque solo así es que vamos a poder ayudarte.
–Vera, Vera, ¿nos escuchas? – La empecé a llamar yo también – Vera, respóndenos.
Vera no podía respondernos y eso me asustó. Dorian no hacía ni el intento de meterse a las cascadas para buscarla y yo me quité la ropa sin pensar, quedando solo en ropa interior delante de Dorian y de Axel David, él me miraba atónito sin dar crédito a lo que yo estaba haciendo.
–Me meteré a buscarla, cada minuto es crucial – dije decidida – no puedo creer Dorian que te quedaras ahí parado en lugar de meterte a buscarla. Estábamos perdiendo el tiempo en estar hablando, no me importaba nada, yo tengo que salvar a mi amiga a como dé lugar.
–Es que mi primo no sabe nadar, Caro – dijo Axel David – vamos, me meteré contigo a buscar a Vera.
Eso es lo que se ha debido hacer desde que llegamos a la cascada y yo aun si no hubiera sabido nadar con algo más que estar gritando hubiera ayudado.
–Gracias, chicos y lo siento mucho por ser un cobarde y un inútil que no sabe nadar – se disculpó Dorian – Vera tiene que aparecer con bien.
Axel David y yo nos metimos a las cascadas y empezamos a nadar por separado en la parte en la que caía el agua para buscar a Vera. Esto se había salido de control y ahora si no quería ni pensar que algo malo le pasara o se iba a saber todo y además Tania no me lo iba a perdonar. Me sumergí varias veces y no veía a mi amiga hasta que la última vez que salí a tomar aire, vi a Axel David que luchaba por sacar a Vera.
–Caro, ven y ayúdame – me pidió – por favor.
–Sí, claro.
Nadé hasta ellos y nos apoyamos para poder sacar a Vera del agua, ella empezó a toser de inmediato lo que nos devolvió el alma al cuerpo y empezó a expulsar por su boca bastante agua. Axel David y yo, la recostamos ahí en el pasto y Dorian al ver la escena desde arriba, bajó a ayudarnos y llegó ahí con unas toallas.
–Vera, mi amor – dijo Dorian – dime por favor que estás bien y que no te ha pasado nada.
–Solo ha pasado que casi muere ahogada – dije enojada – fuera de eso, está como nueva y parece que no la estás viendo.
Por poco y mi amiga se nos ahogaba, el viaje se hubiera tornado bastante oscuro si eso nos hubiera pasado. Lo bueno es que Axel David la encontró antes de que fuera demasiado tarde para Vera. Mientras que Dorian no hizo nada para ayudar.
–Caro, mi amor. Vamos a darles su espacio, ven, vamos a la casa porque todos tenemos que cambiarnos, estamos empapados.
–Sí, me parece justo Axel David. Vera ¿estás bien? – Tuve que preguntar – dinos si necesitas algo.
Vera se había quedado callada durante todo este tiempo y no era para menos, pues un buen susto que se ha llevado al verse al borde de la muerte. Espero que esto no le cause un trauma a mi amiga, quiero que venga a disfrutar del lugar como se debe.
–Sí, Vera, lo que sea ahorita te lo hacemos llegar – dijo Axel David – tú solo tienes que decir si se te ofrece algo.
–No, para nada. Muchas gracias por ayudarme, ya que me sienta mejor, me quiero ir a dar un baño.
Estábamos empapados y sería mejor que todos regresáramos al rancho. Antes de que nos enfermemos. Este viaje no se puede dañar, empezaba sentir mucho frío en todo mi cuerpo. Así que debemos darnos prisa antes de que nos enfriemos por completo.
–Claro que sí, mi amor. Descuiden, yo me encargo – dijo Dorian – vayan a bañarse y a cambiarse o no les vaya a hacer daño.
Axel David tomó mi mano y nos fuimos a la casa, estábamos empapados y nos teníamos que bañar y que cambiar cuanto antes, porque lo que menos queríamos es que nos hiciera daño. Al entrar en la recámara de Axel David, él apagó el aire acondicionado o entonces sí que nos iba a dar una neumonía, sumándole a eso la mojada que acabábamos de darnos.
–Caro, esto amerita que nos metamos a la tina – dijo Axel David – no quiero que nos vayamos a enfermar y nos hemos enfriado mucho.
–Sí, vamos a meternos. Yo estoy temblando de frío.
Estaba temblando de frío de pies a cabeza, los dientes ya me empezaban a doler de lo mucho que ya los estaba apretando, pero una buena bañada con agua caliente nos devolvería a la vida.
–En lo que la preparo, eso tiene arreglo – Axel David me envolvió tiernamente con una toalla – así estarás abrigada en lo que entramos.
–Eres perfecto, ¿sabes? – lo miré hechizada por sus ojos hermosos – eres dulce, eres tierno y eres tan caballeroso que me derrites.
Un hombre demasiado amable y protector, nunca imaginé que en vida me iba a encontrar a un bello hombre así de cariñoso como lo es Axel David. Me hace sentir muy protegida y amada.
–Tú eres la que me derrites a mí, Caro y siendo sincero estás logrando lo que no pensé que ninguna mujer fuera capaz de lograr – dijo muy seguro – que yo pueda olvidar a Paula.
Por supuesto que yo lo estaba logrando, esa mujer muy pronto iba a dejar de existir en la mente de mi chico, seré la única en la que piense, Paula pasará muy pronto a la historia, como un mal sueño que no debió vivir.
–Es que no me habías conocido a mí, Axel David. Yo no soy como nadie que conozcas y sé que muy pronto la vas a olvidar completamente.
Esa mujer había perdido su oportunidad de estar al lado de este maravilloso hombre y yo no lo dejaré ir tan fácilmente.
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Apuesta por amor
RomanceApuesta por amor A sus 22 años, Carolina Isabella, tiene grandes amigas y grandes sueños. Está en bancarrota, pero quiere ser parte de una sociedad con sus amigas al no tener el dinero para su parte de la cafetería, en un giro inesperado del destino...