VALENTINA
Y el día de hoy también empeora por momentos...
Bueno, para ser sinceros, creo que todos mis días han empeorado desde que conocí en persona al mismísimo conde drácula, comúnmente conocido como Pablo Martín Páez Gavira...—Vaaaaaaaal.
—¡Ahora qué quieres Gavi!.—La verdad es que estaba un poquitín más alterada de lo normal, pero todo esto es comprensible ya que Gavi borracho es 900 veces más insoportable que de normal...
—Tengo hambre.—Hizo un puchero que meses atrás me habría parecido entrañable...
—Gavi, sabes de sobra que sé hacer un huevo frito de milagro...
—Mmmm, me apetecen huevos rotos con jamón.—Se relamió los labios y mis ojos bajaron hasta ellos sin poder evitarlo.
—No puedes comer eso.—Le recordé, aunque sería inútil llevarle la contraria teniendo en cuenta de que tampoco debería haber bebido alcohol y Gavi ha bebido tanto que ahora mismo está más esterilizado que un pasillo de hospital...
—Venga Val cocíname algo, yo soy siempre el que te hago cosas a ti y tú a mi no me haces nada.— Se quejó como un niño pequeño mientras se acercaba más a mi y me tiraba de la ropa mientras me suplicaba.
—¿Sabes qué?, que me da igual, si has sido tan irresponsable para beberte ve tú a saber qué cantidad de alcohol, por mi te puedes comer un dinosaurio.—Me puse de pie y empecé a andar hacia la cocina para empezar a preparar lo que me había pedido, no sin antes ser perseguida por Gavi Claro.
—Pero Val, una cosa.
—¿Quéeee?.—Puse los ojos en blanco exasperada.
Esto no está pagado.
—Los dinosaurios no se comen, están muertos ya, vino un meterotito que los hizo cabum.—Mientras hablaba arrastraba las palabras, costaba entenderle aunque gesticulara con sus manos.
No pude evitar pellizcarme el puente de la nariz, aunque me hizo reír la verdad.
–¡Eh te he hecho reír!.–Exclamó feliz mientras se acercaba más a mi.
–No.–Intenté reprimir la risa pero fue en vano.
–Claro que sí, mira, te sigues riendo.–Dio saltitos de alegría.
–No me río contigo, me río de ti.–Justifiqué, aunque todos sabemos que no fue así.
–Mientras yo sea quien te haga reír, no me importa.–Se encogió de hombros y se sentó en el taburete de la cocina mientras yo me daba la vuelta para empezar a cocinar.
Admito que su frase me había dejado un poco descolocada.
–Vaaaaaaal.–El silencio no había tardado ni cinco minutos en desvanecerse.
–Qué.–Suspiré agotada mientras enjuagaba las tiras de patata que acababa de cortar.
–¿Por qué tienes un culo tan perfecto?.–Preguntó serio.
Me di media vuelta sin dudarlo, los ojos de Gavi sin duda habían estado enfocados en el punto bajo de mi espalda durante un buen rato.
–¿Perdona?.–Pregunté incrédula.
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PRÓRROGA-PABLO GAVI-PAUSADA/EN EDICIÓN
FanfictionEmpecemos por el único lugar por dónde se puede iniciar una historia, el principio: ¿Qué probabilidad hay de que tu amiga la que no ha visto un partido de fútbol en su vida, acabe siendo la Sous Chef del restaurante de Fernando González López, herm...