CAPÍTULO 6: CORAZÓN

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GAVI


Aquel día estaba más enfadado de lo normal, corría con más velocidad de lo normal, hacía los ejercicios con rabia, necesitaba soltar de alguna manera todo lo que llevaba conteniendo en mi interior y el ejercicio me ayudaba a liberarlo, bueno el ejercicio y el sexo, pero de ese tema mejor no hablemos porque solo hará que incrementar mi ira nuevamente y ya he tenido suficiente por hoy.

Es que, ¿por qué de repente tenía que estar en todas partes?, ¿Por qué tenía que ser tan insoportable y no podía ser igual de amable que Alma?.

Mis pensamientos traspasaron la barrera mental e hicieron que golpeara con fuerza el balón medicinal.

–Tío Gavi, ten más cuidado, ¡casi me pegas a mi!.–Balde estaba a centímetros de donde había lanzado el balón y tenía razón, casi le había golpeado a él sin darme cuenta.

–Perdona tío, no te he visto.–Me disculpé con la respiración agitada.

–¿Estás bien?, hoy llevas todo el día un poco raro...–Me preguntó.

–Sí, sí, tranquilo.–Le mentí.

–Voy a hacer como que te creo...

Honestamente no sé por qué lo hice, pero supongo que Balde había hecho que algo en mi se soltase en ese momento y de repente me vi admitiéndole que no estaba tan bien como le había dicho.


–La verdad es que no he dormido muy bien que digamos.

–¿Ha pasado algo?.

–Sí, bueno en realidad no, simplemente estoy pensando mucho.

–¿Hay algo que pueda hacer?.

''Hacer que Valentina desaparezca'' Pensé.

–Por ahora no, pero gracias por preocuparte.–Le di un abrazo y ambos seguimos haciendo nuestros ejercicios en silencio, esta vez procuré dominar mi fuerza y mis impulsos mientras realizaba la última sesión.























VALENTINA





La mañana estaba pasándose muy rápida, Amina tenía razón, el trabajo era muy sencillo, no me malinterpretéis, no había parado de limpiar ni un segundo desde que salimos del vestuario, allí no podía haber ni una mísera mota de polvo, me lo habían dejado claro.

Pero los movimientos y las tareas eran muy repetitivas, saber qué productos debía utilizar para cada cosa ya era otra movida que me costaría un poquito más...

–Bueno pequeña, tienes un descanso de media hora, si has traído algo de casa puedes comer en este rato o puedes pillar algo del comedor, no tienes que pagar nada, solo les pasas tu acreditación y listo.

–La verdad es que no tuve tiempo de prepararme nada en casa.

–Tranquila, yo nunca me traigo comida, no por nada, es que en casa como fatal y aquí todo lo que hay es super sano y me obligo a comer algo decente al menos una vez al día.

El comentario de Amina me hizo reír, debía de tener como mucho tres años más que yo así que ambas nos estábamos llevando bastante mejor de lo que me esperaba.

Avancé con Amina hasta el comedor, ella saludó a los miembros del comedor y me presentó a todos, había una increíble variedad de comida pero tan solo cogí algo de fruta y un yogur porque aún tenía el estómago un poco cerrado por los nervios del primer día.

Ambas nos sentamos juntas en una mesa que estaba un poco más apartada y allí empezamos a comer.

–Menos mal que mi tía ha contratado a alguien joven por fin.–Dio un mordisco a su manzana.

PRÓRROGA-PABLO GAVI-PAUSADA/EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora