Capítulo 23: El Tren

1.6K 81 3
                                    

GAVI

Le tenía miedo a muchas cosas, muchísimas, aunque fuera de tío duro por la vida, pero si hay algo que se ha llevado el top 1 de mis miedos, es el ver a Xavi tan enfadado.

Doy mil millones de gracias al cielo de que estemos metidos en un tren donde hay más gente y que esté reprimiendo sus ganas de gritar, porque esta charla habría sido tres veces peor.

Valentina estaba roja como un tomate totalmente erguida, sabía que estaba tensa, aterrada y avergonzada por estar presenciando algo así, aunque no era su culpa.

—Me cago en todo de verdad Gavi, es que no hay excusa que valga, no te despegas del móvil ni para mear y para una vez que lo tienes que tener encima no te das cuenta de que no tienes cobertura, va, che, es que no me lo puedo creer.–Niega incrédulo con la cabeza.

—Y tú y yo hablaremos luego eh Valentina.—La señala con su dedo índice antes de alejarse de nosotros y volver al vagón en el que estaban los otros miembros del equipo.

Suspiro aliviado de que se haya alejado de nosotros hasta que me fijo en Val, que acaba de enterrar su rostro entre sus manos.

¿Eso ha sido un sollozo?.

Vuelvo a escuchar el mismo sonido y confirmo mis sospechas, Valentina se acaba de echar a llorar.

No puedo evitar acercarme a ella e intentar tranquilizarla.

–Eh, Val, tranquila, no pasa nada.–Me agacho un poco para intentar ponerme a su altura y que pueda verme aún con su cabeza agachada.

Intento retirar sus manos de su rostro, pero Val no me lo permite, así que solo me dedico a rodearla con mis brazos. 

Por un segundo pienso en que me va a apartar de ella y que me va a gritar enfurecida mil cosas, pero no lo hace, al contrario, hace algo que no me esperaba.

Valentina corresponde mi abrazo y esconde su cara entre mi cuello.

–Es mi culpa.–Solloza.–Si no hubieras tenido que acompañarme esto no habría pasado.–Solloza nuevamente.–Lo siento mucho Gavi.–Val aparta su rostro de mi cuello y me mira a los ojos con lágrimas aún recorriendo sus mejillas.

Suspiro justo antes de posar mis dos manos en su rostro y seco con mis pulgares el rastro de sus lágrimas.

No me gusta verla llorar, no quiero verla llorar, esta es la escena más triste que he presenciado en años.

Coloco detrás de su oreja uno de los tantos mechones que se escapan de su trenza rubia como de costumbre mientras la miro como nunca he mirado a nadie en mi puta vida.

–No es tu culpa Val, no tienes nada por lo que disculparte.–Le digo, ella abre la boca dispuesta a contradecirme, como era de esperar, pero la interrumpo antes de que pueda hacerlo.–Valentina, no es tu culpa, yo era el único que sabía a qué hora debíamos de estar aquí, a ti no te habían dicho nada, yo soy el único que debería de disculparse, te he arruinado el día.–Val empieza a negar con su cabeza, pero yo sigo hablándole.–Sí Val, he estado a punto de tener otro de mis ataques, no he estado pendiente de la hora, te he hecho pasar un muy mal rato, te he hecho correr por toda la estación de Valencia, incluso he hecho que te cayeras encima al entrar al tren.–No puedo negar que un nudo se acababa de formar en la boca de mi estómago, soy lo peor.

–No no, deja de decir esas cosas, por primera vez, la culpa no es solo tuya.–Me dice y yo como no, me río débilmente, porque me ha hecho gracia su comentario. 

–No desaprovechas ninguna oportunidad para dejarme en ridículo, ¿verdad?.–Intento sacarle una sonrisa.

–Te odio.–Ríe.

–Dime algo que no sepa.–Sonrío antes de volver a acariciar su pelo con mimo.

–Yo también me he asustado un poco al ver tantos tiburones.–Dijo separándose un poco de mi.

Apoyé mi espalda sobre la superficie que tenía detrás, era una de las puertas de acceso al tren, ahora estaba un escalón por debajo de Val, quedando justo a su altura, aunque  con un poco más de distancia entre ambos con respecto a antes.

–En realidad no sé por qué me he bloqueado tanto.–Admito sin dejar de mirarla.

–Ha sido peor que la última vez.–Me dice.

Aparto la mirada de ella un poco avergonzado hasta que ella me topa con la punta de sus zapatillas.

–¿Intentas lesionarme?.–Le vacilo intentando cambiar de tema. 

–Jamás intentaría eso.–Vuelvo a levantar la vista hacia ella.–Antes de un clásico, claro.–Añade.

Y no puedo evitar reírme.

–Nos estábamos llevando demasiado bien...–Digo.

–Cuando no eres un capullo integral no es tan tan difícil.–Me dice.

–Cuando no me odias 24/7 tampoco.–Le digo.

–Podrías intentar no ser un capullo integral más veces entonces.

–O tú odiarme solo 15 horas al día.

–Uff.–Pone mala cara.–Va a estar complicado.

Esta vez soy yo quien le da con la zapatilla en la pierna a modo amistoso.

–¿Intentas lesionarme?.–Imita mi voz.–Mira que te sale caro eh, que me tienes que pagar si me pillo la baja.–Me vacila.

–¿No os vais a sentar o qué?.–Eric es quien nos interrumpe.

Val da unos 5 pasos lejos de mi, casi llega hasta la otra puerta.

Eric me mira, luego la mira a ella y otra vez a mi.

–¿Interrumpo algo?.–Pregunta.

–Que va, ya nos íbamos a sentar.–Dice esta rápidamente yendo a sentarse al coche que nos correspondía.



PRÓRROGA-PABLO GAVI-PAUSADA/EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora