38 | the training

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TREINTA Y OCHO
el entrenamiento







No es, en absoluto, la primera vez que despierto junto a Finnick. Ya hemos pasado por esto antes de los Juegos, en la propia arena y luego de mi llegada al 13. Me he acostumbrado tanto a dormir entre sus brazos que me cuesta imaginarme haciéndolo sola otra vez.

Sin embargo, desde la boda, hay algo diferente cada vez que abro los ojos. Sé que es una sensación y nada más, pero me hace sentir como si cada vez que despertara a su lado fuera la primera. No sé por cuánto tiempo se mantendrá esto, pero no me importaría que se alargara.

—Buenos días —escucho a Finnick susurrar en mi oído. Ha notado el aleteo de mis párpados. Sonrío, aún sin abrir los ojos.

—Buenos días. ¿Cuánto llevas despierto?

—Un rato —admite, haciéndome reír. Le miro y le encuentro sonriéndome.

—¿Por qué no me has despertado?

—Es pronto —responde—. Y me gusta verte dormir.

Entiendo a qué se refiere. Cuando yo me despierto antes que él, siempre paso unos minutos viéndole. La visión de él durmiendo tranquilamente me transmite una paz que pocas cosas pueden darme. Le doy un beso y me incorporo.

—No es tan pronto —comento, echando un vistazo al reloj—. Le prometí a Johanna que iría a verla al hospital por la mañana.

—¿No puedes quedarte un poco más? —protesta Finnick, aunque lo hace en broma.

—Luego te veré —respondo, negando. Él hace un puchero y le beso nuevamente para animarle—. Tengo que ir a ver a Johanna. Se pondrá furiosa si la dejo tirada. ¿Y tú no tenías que ir a con Beetee en Defensa Especial?

Finnick suelta un suspiro.

—Odio que conozcas mi horario mejor que yo.

—Arriba, Finnick —animo, dando una palmada. Salto de la cama y le tiendo la mano—. Tenemos cosas que hacer.

A regañadientes, él acepta mi ayuda y tiro de él para levantarle. Sin embargo, tan pronto como le tomo la mano, él tira en su dirección y termina por tirarme de nuevo al colchón. Rio con ganas y protesto, pero finalmente tardamos cerca de cinco minutos en levantarnos los dos.

—Vamos a llegar tarde —le recrimino, aunque riendo.

—Y todo por tu culpa.

—Mentiroso.

Recojo la ropa del suelo antes de vestirme con otro mono que saco del armario. El vestuario del 13 sigue pareciéndome tan deprimente como la primera vez, pero me he ido acostumbrando a él. Finnick se toma más tiempo que yo para prepararse, principalmente porque lo hace con desgana.

—¿Estás segura de que no puedes quedarte? —pregunta, con mirada suplicante.

—Sabes que me encantaría quedarme. Pero el deber nos llama. —Le doy un beso y me dirijo a la puerta—. Te veo a la hora de comer.

Tan pronto como llego al hospital, me encuentro a Johanna gritando insultos como loca. Katniss está con ella. Me impresiona más ver a ambas juntas que el hecho de que Johanna parezca a punto de sufrir una crisis nerviosa, pero me acerco rápidamente en un intento por evitar eso último.

✓ EYES OPEN » finnick odairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora