back in the games. part 6

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LA ALIANZA
de vuelta a los juegos. parte 6







—¿Ha sonado algún cañonazo mientras dormía? —es lo primero que pregunta Jared cuando le despierto.

—Dos. —Hace una mueca al escuchar aquello—. Y los profesionales han pasado justo por debajo del árbol. Por suerte, no nos han visto.

—¿Han dicho algo importante?

—Bueno, están enfadados con los del 4, y la del 1 está furiosa porque herí a su compañero. No estaba con ellos. Pero tampoco han dicho mucho más.

—De acuerdo. —Jared permanece pensativo unos segundos, antes de salir del saco y hacerme un gesto con la cabeza—. Descansa un poco. Te despertaré cuando amanezca.

Me meto en el saco y me ato con la cuerda. Me da la sensación de que en pocos segundos estoy dormida, aunque apenas descanso.

Cuando Jared me despierta, siento que solo he dormido unos minutos.

—Tenemos que buscar agua —me dice Jared cuando ya tenemos todo recogido.

—Lo sé. ¿Has visto algo que nos de pistas de dónde puede haber un riachuelo o un manantial? —pregunto, lamentándome de no haber estado más atenta a eso el día anterior.

—No me acuerdo —admite él, avergonzado.

—Ni yo. En fin, tenemos que empezar. Vamos. Y cuidado con los profesionales.

—¿Suelo o árboles? —pregunta mi hermano mientras se pone la mochila.

Lo pienso un momento.

—Árboles. Vamos hacia el norte.

Salto al árbol más cercano en esa dirección. Jared me sigue, ya que siempre se me ha dado mejor la orientación que a él. Los dos conocemos las habilidades del otro tan bien como las nuestras.

Saltamos de árbol en árbol durante varias horas, haciendo descansos de vez en cuando. No vemos en ningún momento a los profesionales ni a otros tributos, aunque suena un cañonazo.

—¡Allí! —grito yo de pronto.

Señalo un árbol que Jared reconoce al instante.

—¡Genial! Menos mal que has visto el sauce, no me había dado cuenta. Vamos.

No mucho después, llegamos a un pequeño arroyo. Llenamos la botella y la purificamos con el yodo. Esperamos el tiempo necesario, con impaciencia pero tampoco demasiada, sabiendo que aún no sufrimos de deshidratación y que, encontrando aquel arroyo, nos hemos salvado de eso.

Bebemos varios tragos cada uno. Nos acabamos la botella enseguida y volvemos a llenarla. Cuando ya hemos saciado nuestra sed y guardado una botella llena para más adelante, comemos un poco de fruta deshidratada y media barrita de cereales cada uno.

No había sido consciente de cuánto hambre tenía hasta el momento. Hay una cueva cerca, cuya entrada está parcialmente oculta por unas enredaderas.

—De acuerdo. Propongo quedarnos aquí, en la cueva. Mañana intentaremos cazar. Sabes hacer trampas, ¿no? —pregunto.

—No estuve mucho tiempo en ese puesto.

—Pues tienes suerte de que yo sí. Intentaré hacer alguna, aunque no tenemos demasiadas cosas. Pero será mejor que durmamos. Está anocheciendo. Enseguida veremos quién ha muerto.

Efectivamente, poco después aparecen las caras de los tributos fallecidos. La chica del 5 y el chico del 8.

Por lo tanto, solo quedan los cuatro profesionales, los del 4, que también son profesionales, solo que no están en la manada, y nosotros dos. Y alguien más, aunque no logro saber quién es.

✓ EYES OPEN » finnick odairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora