Capítulo 67

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Poché POV

Oh mierda, oh mierda, oh mierda.

Era en lo único que podía pensar mientras veía a Calle apoyada sobre una de sus rodillas frente a mí.

Estaba pasando... Calle me estaba pidiendo matrimonio y yo solo estaba ahí mirándola con la cabeza en blanco, como ese meme de Homero Simpson en el que en su cabeza se puede ver que no piensa en nada más que en un mono tocando los platillos. Así es como me sentía en ese momento.

El sonido del público rugiendo a mis espaldas me sacó de mis pensamientos y me concentré en el rostro de la bella mujer frente a mi. Calle estaba a punto de llorar, podía ver lo brillosos y rojos que sus ojos se estaban poniendo y me maldije por no poder reaccionar.

Mierda Calle. Obvio que si, si, si y mil veces si —logré decir entre mis propios sollozos mientras veía la sonrisa más hermosa que alguna vez le haya visto a Calle formarse en su rostro.

Rápidamente ella se puso de pie, extendiéndome la rosa que tenía en su mano. La tomé de inmediato viendo como ahora ella sacaba el anillo de la caja y lo ponía en el dedo anular de mi mano izquierda con sus manos temblorosas. Le costó encajarlo por lo mucho que temblaba pero cuando por fin lo logró, se llevó la mano a sus labios y dejó un beso duradero en esta. Yo la miré con vista borrosa por mis lágrimas y no pude aguantar más. Me lancé a sus brazos, provocando que tambaleara un poco hacia atrás pero fue capaz de reaccionar y atraparme. Me abrazó por la cintura mientras yo lo hacía por sus hombros.

Miles de emociones se instalaron en mi pecho. No podía procesarlas todas pero la única que podía sentir con claridad era la del amor, un amor infinito por la mujer que en este momento me tenía en sus brazos y que ahora podía llamar mi prometida. Que bonito sonaba.

Me separé de ella y tomé su rostro en mis manos. Ambas unimos nuestros labios en un beso necesitado y apasionado, con los gritos del público de fondo, mis bailarines y equipo admirando la escena a la distancia. Todos habían podido ser testigos de este momento que nunca en mi vida podría olvidar.

Este era el inicio de una nueva etapa de mi vida, el inicio de una vida junto a Calle, la mujer por la que estaba locamente enamorada y totalmente perdida en sus ojos y labios.

Te amo —susurré cuando separé nuestros labios, pero sin despegar mi frente de la suya. Pasé mis pulgares por sus mejillas para secarlas de sus lágrimas.

Ella me regaló una sonrisa y no pude evitar volver a abrazarla al sentirla temblar de nuevo. Estaba muy nerviosa aún. Podía sentir su respiración pesada contra mi cuello y como se aferraba a mi con fuerza, casi enterrando sus uñas en mi espalda.

De la nada, escuché una explosión, provocando que tanto Calle como yo nos sobresaltáramos abruptamente. Ambas miramos con confusión a nuestro alrededor cuando nos percatamos de lo que sucedía.

Fuegos artificiales.

Todo el estadio se había iluminado por los fuegos artificiales que salían desde atrás del escenario y hacia arriba en el cielo oscuro y estrellado de aquella noche.

Ambas nos quedamos admirando el espectáculo frente a nosotras con asombro. Calle se veía tan sorprendida como yo y solo pude asumir que esto era una sorpresa tanto para ella como para mi.

No pude evitarlo y volví a tomar su rostro entre mis manos para plantarle un beso apasionado en los labios.

Todo era perfecto.

Era la postal perfecta, con nosotras en medio del escenario besándonos, los fuegos artificiales detrás nuestro y el público estallando en alaridos del otro lado. No podría haber pedido algo mejor.

La mamá de mi mejor amiga [caché] - AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora