La mamá de mi mejor amiga [caché] - Adaptación

Capítulo 39

Calle POV

Lo primero que vi al despertar, fue a Poché con la boca abierta y babeando la cama. Me reí un poco de ella y le tomé una foto. Al parecer yo no era la única que babeaba la almohada.

Se supone que tenía que ser romántico, que debía quedarme apreciando su belleza y escuchar su respiración por horas o algo así de cliché, pero no, porque ambas éramos un desastre. Me gustaba más así.

Luego de otros minutos aguantando la risa, decidí levantarme ya que el sueño se había ido. Era bastante temprano, la hora en mi celular indicaba que apenas eran las 8 de la mañana. Fui hasta el baño de su habitación para tomar una ducha, no creo que se moleste porque use su baño ¿o si? De cualquier modo lo hice.

Al finalizar mi aseo personal, me puse el cambio de ropa que traje en mi mochila, puse un poco de perfume de Poché en mi cuerpo y me dirigí a la cocina. Me tranquilizaba su aroma, siempre que podía lo utilizaba.

Ahora que ya había terminado con mis exámenes finales, tenía más tiempo, mucho más, así que planeaba quedarme todo el tiempo posible en este departamento si es que Poché me invitaba. Además era sábado así que teníamos todo el día para pasarlo juntas.

La cocina tenía un sin fin de aparatos que no sabía para qué servían así que me fui por lo más sencillo, había calor así que preparé café helado. Puse un poco de helado de vainilla arriba y preparé tostadas de aguacate para cada una.

Con dificultad llevé todo a la habitación. Poché seguía con la boca abierta pero ahora tenia todas las extremidades estiradas y esparcidas por toda la cama. Era un desastre, pero era mi desastre y la amaba por eso.

—Poché... Poché hice el desayuno —le hablé suave para luego dejar un beso en su mejilla y gentilmente cerrar su boca.

Ella respiró ruidoso y pegó un salto.

—Ya... ya desperté, ya desperté —exclamó toda confundida.

Me reí de ella ya que parecía totalmente perdida. Tenía el cabello revuelto y su mejilla brillaba por la baba, sus ojos estaban un tanto hinchados y rojos. Se veía preciosa porque así era ella al natural y eso era lo más hermoso que podía existir.

—Cálmate lunática. No te voy a retar ni nada, soy yo —le hablé para que se calmara mientras no podía evitar reírme de ella.

Ella rio sarcástica y me pegó en el hombro.

—Ouch... así es como tratas a la que te trajo el desayuno... tienes la cara con baba —ella llevó su mano hasta su cara para confirmar mis palabras.

Se puso de pie y se fue corriendo hasta el baño, luego de unos minutos volvió con la cara impecable y el cabello cepillado. Yo tenía una sonrisa burlona en la cara.

—¡No te rías! A ti te pasa lo mismo —me reprendió y yo asentí.

Sin decir palabra alguna, le enseñé la foto que tomé con mi celular. Ella levó una mano hasta su frente como incapaz de creerlo.

—Borra eso de inmediato —me ordenó pero yo negué.

—Te ves preciosa y además con esto te puedo extorsionar —ella bufó.

—No tienes arreglo. Si se la mandas a alguien te mato Calle, hablo enserio —me amenazó y yo reí.

Siempre era un tanto gruñona por las mañanas, yo igual lo era pero molestar a Poché me había quitado el mal humor de siempre.

—Si si como sea. Te hice esto —le quité importancia a su amenaza y puse la bandeja en medio de ambas.

Su rostro se iluminó y sonrió dando aplausos como una niña.
Era tan bipolar.