A la mañana siguiente, Abril se despertó con un mensaje de texto de Samantha y la peor resaca de su vida. La luz brillante que entraba por las cortinas lastimaba sus ojos, mientras se ponía las gafas y enfocaba todo. Rápidamente se tragó las dos píldoras en su mesita de noche, tomándolas con el vaso de agua junto a ellas. Levantó su teléfono y leyó el mensaje.
Voy de camino con el
desayuno, estaré allí
en 15.Abril comprobó la hora, eran casi las once en punto. Samantha estaría aquí en cualquier momento. Rodando fuera de la cama, Abril se enderezó, su cabeza golpeaba por el movimiento. Se le revolvió el estómago y corrió hacia el baño, vomitando todo el alcohol de la noche anterior. Un fuerte golpe en la puerta envió un dolor punzante en la cabeza de Abril. Ahora recordaba por qué rara vez se emborrachaba. Las resacas son lo peor.
Le abrió la puerta a Samantha, que estaba sonriendo ampliamente. Abril tenía envidia de lo bien arreglada que se veía esa mañana, con el cabello suelto, vestida casualmente en términos de lo que Samantha pensaba que era casual. Claramente no tenía resaca.
-Buenos días. -dijo Samantha, entrando con café y una bolsa de papel- Ari, te ves horrible -comentó, observando la apariencia desaliñada de Abril mientras optaba por un beso en la mejilla.
~Me siento horrible ~Abril firmó, haciendo una mueca por el sonido de la puerta golpeándose mientras la cerraba detrás de Samantha.
-No estoy sorprendida. -se rió Samantha, dejando la comida y poniéndose cómoda.
~Oh por Dios, ¿qué hice? No puedo recordar nada ~Abril gesticuló, enterrando su rostro en sus manos.
-Bueno, en un momento pediste una ronda de algunos shots llamados Snake Juice para todos, y te los tomaste todos tú. -dijo Samantha, su tono medio sorprendido y medio asombrado- Ni siquiera tuve tiempo para detenerte, solo te los tomaste como si nada.
Abril echó la cabeza hacia atrás, gimiendo internamente. Eso explicaría la terrible resaca.
~¿Qué más? Siento que un camión me atropelló
Samantha se encogió de hombros casualmente, tomando un sorbo de su café.
-Nada más en realidad. Bebimos, me obligaste a bailar y prácticamente tuve que cargarte a casa. -se rió- Ahora, aunque me encanta la vista, ¿No quieres ponerte unos pantalones antes del desayuno? -preguntó Samantha sonriendole a Abril. Sintiendo que su rostro se ponía rojo cuando Abril se dió cuenta de que estaba medio vestida, Abril asintió, levantando un dedo antes de lanzarse a su habitación.
Después de una ducha rápida, donde Abril volvió a vomitar dos veces más, se vistió y volvió a la cocina. Se sentó frente a Samantha y tomó el otro recipiente de comida.
~Podría besarte en este momento ~Abril gesticuló mientras tomaba un sorbo de su café y hurgaba en las cosas que Samantha había traído. Esta sacudió la cabeza, sonriendo por encima de su propio café.
Aclarando su garganta, Samantha le sonrió a Abril.
-Decidí tomarme todo el día libre. Pensé que podríamos pasar el día juntas y ayudarte a combatir tu resaca. -dijo, levantando una de sus cejas.
Abril sonrió. Samantha trabaja demasiado, rara vez se tomaba días libres de la oficina. Le encantaba cuando pasaban tiempo juntas sin que Samantha tuviera que salir corriendo para resolver algunos asuntos en R-Corp.
~Suena perfecto, ¿Qué quieres hacer?
Samantha apoyó la barbilla en la mano, sumida en sus pensamientos. Sus ojos se iluminaron cuando volvió a mirar a Abril.
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Señas | Rivari
FanfictionCuando Abril tenía 12 años sufrió un accidente automovilístico en el que lamentablemente fallecieron sus padres. Desde ese día no habia dicho una palabra. Trabajando como bibliotecaria en Seattle, Abril conoce a Samantha Rivera, y por mucho que quie...