CAPITULO 27

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Mi madre me llevo a casa en coche, creo que eran las once y media mas o menos, es increíble como me he podido quedar dormida unas seis horas en aquel árbol, ni que fuera tan cómodo. Mientras en el coche sonaba el taxi  típica canción de mierda que suena un millón de veces en la radio, la verdad es que mucho no suelo escuchar cuando voy en el coche, total, para escuchar canciones mierdosas que repiten en todos los sitios, pues me pongo los cascos y escucho música de verdad o me pierdo en mis pensamientos, como estoy haciendo actualmente. Llegamos a casa en un abrir y cerrar de ojos, mi madre guardó el coche en nuestro garaje mientras yo subía por las escaleras de atrás a mi habitación, pero, cuando entré en mi habitación por la ventana, que extrañamente estaba abierta, me encontré a la última o penúltima persona que hubiera querido ver de este universo. RAÚL.

-Ey preciosa, cuanto tardabas, ¿preparada para el campamento? -dijo el subnormal de él-

-¡Vete! vete ya, fuera de mi habitación imbécil -dije molesta-

-¿No me vas a preguntar que hago aquí?

-La verdad es que no me importa, ya te voy a aguantar toda una semana en el campa, así que ahora fuera de aquí.

-¿Y si no quiero?

-Se lo diré a mis padres.

-Ah, ¿si? ¿y que les dirás? ¿Oye papis que este chico está en mi habitación? o ¿mirar este es Raúl, el de infantil, se ha colado en mi habitación, juro que no hemos hecho nada?

Agggg como odio que tenga razón, la verdad es que no podía decírselo a mis padres, sonaría demasiado mal que estuviera a las once y media en mi habitación y con la cama deshecha (no me dio tiempo a hacerla por la mañana, bueno, nunca me da tiempo así que no es una novedad especialmente.)

-Bueno, quédate, pero no hagas ni un ruido y no me hables, no me toquesy no me mires ¿entendido?

-¿Qué pasa, tienes miedo a que si lo hago que te enamores?

-Imbécil. -grité-

-¿Qué pasa Jess? -grito mi padre desde abajo- ¿quieres que suba?

-No papá, estoy bien -dije mirando con asco a Raúl- solo es que me he dado en el dedo pequeño con el armario -improvisé-

-Vale cariño.

-Vale cariño -dijo Raúl imitando a mi padre-

-Cállate -dije- y gírate, que me tengo que poner el pijama.

la verdad es que nunca duermo en pijama, siempre duermo con una camiseta larga y ancha y en bragas, supongo que hoy tendré que dormir también así ya que no tengo más pijamas.

-Entendido.

Me quité las air force de los pies y luego me desabroché el pantalón con miedo.

-No te gires eh -dije-

Continué quitándome los pantalones cuando de repente oigo por detrás

-Que culo tienes, ah, y bonitas bragas -dijo Raúl riéndose-

-Imbécil.

Creo que ha llegado un punto en mi vida que ya me importa muy poco todo, así que me quité la camiseta y me puse la del "pijama", sentí como tenía unos ojos clavados en mi espalda, pero como ya he dicho me daba igual, así que no dije nada, total, ya me había visto más de una vez desnuda cuando éramos pequeños.

-¿Ese es tu pijama? -dijo Raúl- creo que nos lo vamos a pasar muy bien esta noche.

-Ni te rayes, como me toques te puedes ir preparando para la manta de hostias que te van a caer.

-Bueno fiera, tranquila -dijo Raúl mientras se tumbaba en MI cama- ¿no te tumbas? supongo que de pies no te vas a dormir.

-bueno, yo tampoco lo creo, pero igual tu si que duermes en el suelo.

-No me vas a hacer eso, ¿verdad que no? tu me quieres.

-Si, te quiero, te quiero bien lejos de mi. Ahora cállate de una vez y hazme un  hueco ya que es MI cama.

Me tumbé al lado de Raúl de lado dándole la espalda, no tenía ninguna gana de ver su cara.

La vida de Jess.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora