CAPITULO 33

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-No me mires Jess, no quiero que me veas así.

Raúl se levantó del escalón en el que estaba sentado y empezó a correr escaleras abajo, así que me levanté e hice lo mismo, corrí por las escaleras lo más rápido que podían mis piernas; cuando llegué abajo me dispuse a mirar hacia que dirección había salido corriendo Raúl, por fin le vi, estaba entrando por una calle estrecha cuando algo hizo que parara. Grité su nombre, éste se giró y en cuanto me vió siguió corriendo por la callejuela, corrí lo más rápido que podía detrás de él. Finalmente conseguí agarrarle del brazo y atraerle hacia mi. 

-Los chicos duros también se rompen Raúl.

-Yo no, soy una cabrón joder, nadie me hace llorar -dijo sin girar la cara en mi dirección y con la voz temblorosa-

-Mírate.

Supe que había metido la pata diciendo eso cuando él intentó soltar mi mano de alrededor de su muñeca, pero, conseguí agarrarle la otra, por fin giró la cara. Su rostro no parecía el de 'Raúl, el chico malo', se le estaban hinchando los ojos por las lágrimas y su gesto rogaba piedad.

-No voy a hacerte daño Jess, ¿por qué no me puedes perdonar?

-No es tan fácil olvidar ¿sabes? no es nada fácil joder, por una parte me encantaría arrancarte la cabeza ahora mismo, pero por otra, me gustaría poder perdonarte, poder volver a hablar contigo, volver a quererte... -volteé la cara por lo que acababa de decir- lo siento, no quería decir eso, olvídalo-

Le solté de mi agarre y me dispuse a caminar en dirección a mi casa, cuando esta vez, fue él el que me agarró del brazo izquierdo y me giró.

-Realmente te ves muy bien con el pijama -dijo con una sonrisa falsa dibujada en la cara-

No me había dado cuenta que estaba en pijama hasta que lo dijo, estábamos en la calle y no me había fijado en las condiciones en la que estaba, tenía puesto un pijama de pantalón negro de conejitos blancos, camiseta de tirantes negra con encaje en el final de la camiseta y en el pecho y en los pies unas zapatillas de andar por casa negras también, realmente tengo un problema con el negro.

-Estoy completamente ridícula -dije devolviéndole la sonrisa-

Raúl me soltó el brazo y me agarró de la cintura suavemente atrayéndome hacia él, cada vez estaban sus labios más cerca de los míos, intenté separarme, pero no pude, después de tres o cuatro intentos me dejé llevar. Raúl me beso suavemente como había hecho otras veces, rodeé su cuello con mis brazos y él me cogió haciendo que yo me tuviera que agarrar con las piernas en su cadera para no caerme. 


La vida de Jess.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora