CAPITULO 30

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Después de este inquietante mensaje recapacité sobre lo que estaba pasando. es tu cama Jess no tienes que quedarte en vela porque un idiota tenga que estar también, así que después de pensarlo durante casi dos minutos decidí despertar a Raúl y que durmiera en el suelo; él dijo que quería dormir en mi habitación, no en la misma cama.

-Raúl -dije mientras le daba con la palma de la mano en la pierna- Despierta -le zarandeé- 

-Que pollas quier... esto... dime Jess -dijo balbuceando-

-Te vas a dormir al suelo.

-¿Qué? no

-¿Qué? si -dije haciéndole burla- Al suelo ¡ya! -grité sin dxarme cuenta de que estaban mis padres dormidos-

-Jess -se oyó desde la otra habitación- ¿pasa algo?

-No, nada, dormiros otra vez -contesté rápida-

-¿Con quién hablabas cariño? -dijo esta vez mi padre mientras se oía los muelles de la cama, lo que significaba que estaba levantándose de ella-

-Sola, estaba hablando sola -dije en un intento inútil de que no se levantara-

Empecé a oír pasos acercándose a mi habitación.

-Escóndete, vamos, por fuera de la ventana -susurré histérica-

-¿Estás loca? yo me quedo a esperarle aquí.

-Ni se te ocurra -dije más histérica pues los pasos se acercaban más y más- Vamos ponte en la escalera de incendios y baja unos escalones -puesto que no se movía le empujé en dirección de la ventana.

-Vale, vale ya voy.

Me aseguré de que no se veía nada y salté del suelo a la cama y me tapé justo en el mismo momento que mi padre abría la puerta.

-Cariño ¿hay alguien? -dijo buscando por debajo de la  cama y en el armario-

-No, como ya te dije estaba hablando sola ¡deja de desordenar mi habitación! que mañana no tengo tiempo para volverla a ordenar -me reí-

-Bueno, te dejo dormir -me dió un beso en la frente y se fue-

-Cierra la puerta al salir -pero como siempre no me hizo ni caso y me tuve que levantar yo, otra vez-

-Cariño ¿hay alguien? -dijo Raúl con tono irónico mientras entraba de nuevo por la ventana-

Mientras se acercaba, intenté estirarme por toda la cama para hacerle ver que no había sitio. Pero como ya me supuse no lo entendió y se sentó en el único hueco que había libre.

-Al suelo - le ordené-

-Pero solo por hoy eh, no te acostumbres -se rió-

-¿cómo? -se me escapó una carcajada- te recuerdo que estás en mi casa, en mi habitación y ahora mismo en mi alfombra, aunque la odie es mía.

-Pobre alfombra, que sepas que da mejores abrazos que tú.

-Por eso, como da mejores abrazos, pues duermes con ella -le vacilé- Y ahora duérmete que mañana es un día duro. sobre todo para mí -dije en bajo-

Mis padres se iban a trabajar antes de que yo me despertara para ir al instituto, así que si entraban por la mañana, verían a Raúl en la afombra. me levanté de nuevo y candé la puerta, sí, mi puerta tiene candado; porque ésta habitación fue diseñada para ser un baño, pero como el otro estaba justo en frente pues tiraron el tabique de la habitación de al lado, pero curiosamente las puertas siguen siendo las mismas.

-¿por qué me odias tanto Jess? -dijo de repente Raúl mientras yo me volvía a tumbar en la cama-

-¿No te acuerdas?

-Pues no Jess, no me acuerdo de lo que ha pasado hace cinco minutos, me voy a acordar de eso.


La vida de Jess.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora