CAPITULO 28

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Sentí como Raúl se iba acercando cada vez más a mi.

-Ni se te ocurra, no te acerques a mi -dije soltándole un manotazo en el pecho-

La verdad es que no pensaba dormir nada, ya que yo no puedo dormir mirando hacia el lado izquierdo, pero si miro al derecho, miro a Raúl, así que no se lo que es peor. Después de pensar durante lo que me pareció una eternidad, decidí finalmente mirar hacia Raúl, no creo que haga nada después del manotazo que le he dado, pero, como de costumbre, me equivoqué.

-Sabía que algún día de estos tendrías que terminar mirando hacia mí -me susurró Raúl a la oreja, cosa que me inquietó bastante-

-¿Y qué? como se te ocurra hacer algo ya verás.

-Vale, vale...

Pero, creo que Raúl no lo entendió del todo, ya que justo cuando me estaba quedando dormida sentí como me agarraban por la cintura, rápidamente me desperté y miré hacia Raúl, mala elección, ya que estaba tan cerca que nos dimos un pico; pero esto no termina aquí, ya que cuando nos dimos el pico, me alejé echándome hacia atrás y me caí de la cama, con la mala suerte de que se me levantó la camiseta y se me vieron las bragas, inmediatamente me levanté, me coloqué la camiseta y me volví a meter en la cama. Naturalmente Raúl no se iba a dar por vencido, así que me agarró por la cadera y empezó a subir las manos, sentía como se me iba levantando la camiseta otra vez, así que le solté un manotazo en la mano y me coloqué nuevamente la camiseta. Pasó un rato bastante tranquilo, así que decidí dormir un rato, pero poco duró ese rato, ya que Raúl me agarró con fuerza de la mano, esta vez no hice nada, ya que no me molestaba, mientras solo hiciera eso... y además, no iba a parar hasta que no me dejara así que. Me sentía bien con Raúl al lado, me sentía protegida y a gusto, pero me empecé a incomodar cuando Raúl se acercó lentamente a mi cuello y me lo empezó a besar, sentí como un cosquilleo por la barriga y cosquillas en los brazos, es que a mi los besos en el cuello me pierden. Raúl al ver que no me apartaba ni nada siguió, me agarró por mis dos muñecas y se sentó encima mío, luego casi sin darme cuenta me besó otra vez en el cuello y luego en la boca, no fue un beso como el de mi sueño, fue mucho más apasionado, ya sabía yo las intenciones que tenía Raúl así que después del beso dije.

-Para Raúl, no quiero lo que tu quieres.

-¿Ah no? ¿Y que es lo que quiero y lo que tu quieres?

-Pues tu quieres, ya sabes... follar, y yo, pues no, un par de besos y ya.

-¿Osea que eres una estrecha? ¿o una puta? primero te dejas y luego me dejas con el calentón.

-No es eso tío, es que yo... yo te odio, no quiero nada contigo.


La vida de Jess.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora