CAPITULO 19

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Álvaro me cogió como un saco de patatas y empezó a correr por el bosque, aunque le dije que no me gustaba ir por ahí a estas horas, a lo que el me contesto
-Jess vas conmigo, salga lo que salga yo te protegeré, no tienes por que tener miedo.
Según corria Álvaro me hacia preguntas como: ¿no le pesare mucho? Pobrecito esta corriendo por mi ¿no seria mejor llegar tarde que hacerle llegar corriendo?
Intenté más de una vez que ne bajara, peri era imposible, no ne soltaba ni a tiros, entonces, me empecé a reír, no se porque, supongo que por la ironía que hace unos instantes estábamos paseando tranquilamente y ahora estoy subida en él y corriendo. Cuando pasamos el bosque Álvaro me bajo suavemente
-Ves como no había nada de lo que preocuparse, no hay absolutamente nada en ese bosque.
-Si es que cuando se te mete algo entre ceja y ceja... Ah, y gracias por el viaje.
Saqué el móvil, mire la hora, flipante, he llegado a tiempo gracias a Álvaro, aunque faltaba escasamente dos minutos.
-Bueno Álvaro me tengo que ir -dije y le di un abrazo y un beso en la mejilla-
Al entrar por el hall vi a la conserje, me estaba mirando alucinada, supongo que porque es la primera vez que llego a tiempo, la sonreí con aire de superioridad y empecé a subir las escaleras de la izquierda, creo que me tocaba por ahí. La puerta de mi clase estaba abierta, así que supuse que era ahí, entre y efectivamente, estaban todos los de mi clase armando barullo, como siempre digo yo. Estaban las tres pijas de clase sentadas en dos mesas con unos cuantos tíos alrededor (pero que simples que son) Raúl y dos secuaces (si, de todos los que son, afortunadamente solo dos van a mi clase) tocando las narices a unas cuantos chicos, les estaban quitando las cosas y tirandolas por ahí, luego, estaba el grupo de los listos estudiando para un examen que no tenemos hoy, y, por último el grupo de "mis amigas" hablando en corro de pies. Abrí un poco el corro y me añadí a éste. Empecé a contar cuantas eran sin contarme a mi, para saber si había alguna con la que me podía sentar. No, eran pares, aunque no está de mas preguntar
-¿Alguna no tiene pareja para sentarse? -dije interrumpiendo la conversacion que tenian-
-yo tengo -dijeron unas cuantas a la vez-
-Yo estoy con maría -dijo otra-
Y siguieron con su conversación. Entro la profesora por la puerta y todos inmediatamente después se sentaron con sus respectivas parejas de mesa. Genial, otra vez libre Raúl, ni que lo hiciera a propósito, me contesté a mi misma, si, lo hace a propósito.

La vida de Jess.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora