♥ 8 ♥

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Su cuerpo se estaba mostrando muy sensible ante los estímulos externos. Demasiado para ser franca. Tal vez estaba en aquella temporada donde era necesario un poco de acción. Era cierto que llevaba ya un tiempo considerable sin interacción sexual, pero esto se sentía diferente. ¿Cuándo había sido la última vez que le había dado uso al consolador? Estaba segura de que hace poco lo había utilizado y ese hombre en frente de ella, con la bata de baño a medio amarrar, había sido el protagonista. No se trataba de una fantasía en la que cerraba los ojos y le daba rienda suelta a su imaginación. Él estaba justo ahí, no era un sueño, pero se sentía como uno. No había pasado nada y ya sentía la humedad entre sus piernas. La única forma de que su cuerpo se calmara era satisfaciendo sus necesidades, y siendo ese el caso, ¿a quién usaría? Su último polvo, uno no muy bueno, estaba de vacaciones.

De hecho pensar en él, hizo que su deseo disminuyera y escuchara las súplicas casi inaudibles de Fernando.

- Despabila, por Dios.

- ¿Qué?

- Abel tiene razón en decir que eres una tonta.

- Oye... – intento dejar de mirarlo, pero sus ojos insistían es seguirse recreando.

En definitiva, un hombre atractivo no dejaba de serlo incluso vistiendo de vagabundo. En traje, medio formal y ahora a una bata de baño de estar desnudo. Había olvidado la última vez que sintió una atracción sexual tan fuerte. Tenía un par de mechones húmedos cayendo sobre su rostro. Un poco de pecho expuesto y ese aroma a limpio. ¡Carajo! Deseaba tener unos minutos a solas para poderse tocar. El calor se hizo insoportable, volteo el rostro luchando contra su voluntad.

Intento en vano, apartar esas ideas de su cabeza. No era el momento. Su cuerpo hormigueaba, anticipándose. Cruzo las piernas. Cerro los ojos. Si tan solo tuviera unos minutos...

- Necesito ir al baño.

- No puedo creerlo. Me estás dejando en ridículo.

- ¿Ahora de que estás hablando?

- ¿Se encuentra bien? – le pregunto el hombre de la bata.

- Ah... – evito mirarlo, temiendo perderse otra vez en su fantasía – Sí. Solo no he ido al baño en toda la tarde y no aguanto.

- ¿Qué estás esperando? Ve, puedes entrar a ese – señalo la puerta por donde había salido minutos antes.

- Gracias.

- Señor...

- Stella, ¿me vas a decir que no puede entrar? – le dio un último vistazo antes de cerrar la puerta.

La mujer no estaba muy congraciada con eso pero obedeció.

- Es muy amable, no debería preocuparse ella es muy descuidada, como lo ha podido notar – gracias, Fernando por servirle de referencia.

- Stella, por favor, dile a Aron que venga – ¿A quién? La anciana salió del cuarto.

Cerró la puerta. Respiro profundo, quería tener sexo ahora. Se dio la vuelta. La piel se erizó por completo. Que lujo de baño. Había una ducha de cristal, un jacuzzi, incluso el inodoro se veía inmaculado. La decoración era como si estuviera en un baño al aire libre. Aún se podía percibir el vapor del agua y ese olor. Cerro los ojos dejando que el calor se aprovechara de ella.

Sujeto sus senos con fuerza y arqueo la espalda. La tensión en su abdomen se hizo más fuerte. Bajo una de sus manos deslizándola debajo del pantalón llegando hasta donde la humedad era más abundante.

La esparció sobre todo en el montículo de carne que le producía tanto placer. Froto. Lo imagino acorralándola contra la puerta, con el cuerpo desnudo y pidiéndole que no parara de tocarse. Se concentró únicamente en el clítoris. Quería más, pero la ropa no se lo permitía. Aumento la velocidad y su respiración arrítmica empezaba a ser bulliciosa. Le mordió el cuello y quiso gritar de placer. Quería sentir esas fuertes manos y el impacto de sus cuerpos.

♥ Fue un Error Conocerte ♥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora